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​Aun así, por supuesto que me gustaría entrar en el catálogo de alguna editorial tradicional, más que nada por el grado de promoción y distribución que podrían proporcionarme y que yo jamás podría alcanzar con mis redes sociales y el apoyo puntual de personas

​Ana Gomila Domènech, la autora que admira sin límites a Agatha Christie

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Ana Gomila Domènech, escritora de novela negra especializada en el género whodunit, ha publicado recientemente un nuevo caso del inspector Caravaggio: Corazón tan negro. Caravaggio es un excéntrico personaje que resuelve casos al más puro estilo Sherlock Holmes y que, en esta última entregada de Gomila, se verá en la tesitura de resolver un crimen confinado en su casa con el teléfono y su intelecto como únicas herramientas.

Bienvenida, Ana.


¡Hola! ¿Qué tal? Y muchas gracias por entrevistarme, aunque no sé si seré capaz de dar respuestas muy coherentes con la publicación del segundo volumen de los casos del comisario Caravaggio tan reciente… He de confesar que, ahora mismo, ¡estoy locamente enamorada de él!

Vamos a comenzar por la pregunta fácil: ¿Cómo surgen las historias del inspector Caravaggio?


No soy muy de análisis, en ese sentido soy más bien irreflexiva, pero te diría que por un lado parten de mi admiración sin límites por la obra de Agatha Christie y, por otro, de mi necesidad de evasión. Hay escritores que prefieren centrarse en su propia realidad, en el mundo que los rodea, para describirlo, criticarlo y proponer soluciones a los problemas que lo aquejan; incluso de forma autobiográfica… Es un enfoque literario que podríamos calificar de realista, naturalista o propio de la generación del 98. Yo, como escritora, no soy así. Me gusta mi vida, pero no lo suficiente como para sentarme a escribir sobre ella mientras se va desarrollando a mi alrededor. Me interesa mi mundo, pero más me interesan los de los demás, los que no puedo conocer por experiencia directa: por estar alejados en el tiempo o en el espacio. Por supuesto, no me habría gustado luchar en la guerra de África, pero qué apasionante es leer sobre ella, no sé si me estoy explicando… Quien lee vive muchas vidas y yo, como escritora, lo que pretendo es que tanto yo misma como mis lectores entremos “en trance” y nos evadamos de nuestras propias miserias rumbo a un mundo, si no mejor, al menos curioso y distinto.

Para mí, tus novelas pertenecen al género del whodunit. ¿Cuando las escribiste conocías este género? ¿Lo hiciste a propósito?


¡Totalmente! Como ya he dicho antes, me chifla Agatha Christie y sus novelas en las que todo encaja, pero qué dificil es pillarlo antes que el detective en cuestión. En mi caso, la resolución del misterio es mucho más endeble y, aunque no se ve venir, o, al menos, eso espero, solo es una excusa para lo que realmente me interesa: el estudio de personajes y la creación de ambientes. El whodunnit me ofrece una parrilla en la que encajar todo eso de forma ordenada, escalonada y razonable; un fantástico marco desde el que desatar mi creatividad.

Se advierte, además, un marcado estilo artístico a la hora de narrar y describir, con muchas influencias culturales. Háblanos sobre esto.


Como decía el bueno de Flaubert, hay que ver pero qué pedorra me pongo a veces: “Madame Bovary c’est moi!”. Caravaggio también soy yo y funciono de la misma manera. Todo lo que veo, oigo o siento me afecta y me recuerda, me lleva a pensar en otras cosas que, a menudo, no son experiencias mías sino referencias culturales. No puedo contemplar un paisaje sin relacionarlo con la obra de algún pintor, por ejemplo, o escuchar música sin aporrear algo siguiendo la base rítmica, jajaja. Soy un caso patológico. Y mi Caravaggio igual, el pobre.

La pregunta del millón: ¿Te gustan las novelas policiacas? ¿Cuáles se podrían considerar tus referencias?


Me gustan los whodunnit, o sea, las novelas policiacas clásicas como las que ya he mencionado o las de Conan Doyle, G. K. Chesterton, Wilkie Collins, Edgar Allan Poe y, en la actualidad, las de Donna Leon, a la que admiro muchísimo y me parece otra gran creadora de ambientes y personajes. ¡Para mí es un modelo a seguir! Las novelas detectivescas truculentas, las que explotan el morbo fácil, en cambio, no las aguanto. Estoy harta de leer auténticas sagas protagonizadas por inspectores infelices, antipáticos y traumatizados, que tan solo comen basurilla y viven en la inmundicia, que solo investigan la desaparición o el asesinato, cuanto más violento y con implicaciones sexuales mejor, de chicas jóvenes, monas y que se drogan y se acuestan con medio mundo a escondidas. El filón Millenium ya está más que agotado y hasta me parece nocivo. Por eso, al empezar a redactar mi primera novela policiaca, Un acto reflejo, tenía muy claro que la víctima había de ser un hombre y mi detective, más feliz que una perdiz.

Las obras también tienen mucha fuerza visual. ¿Las llevarías al cine, Ana? ¿Y un cómic? ¿Te has planteado más formatos para tus novelas?


¡Me encantaría! ¡Sería un sueño hecho realidad! Sobre todo, que se llevaran al cine o se hiciera una serie sobre ellas al más puro estilo Endeavour, de la BBC, que es un modelo de ficción detectivesca que también me gusta muchísimo.

¿Cómo creaste a los principales personajes?


Me temo que voy a parecer una loca, pero… la verdad es que no los creé sino que, de alguna manera, ¡ya vivían en mí y solo tuve que sacarlos a la luz! Caravaggio representa lo mejor de mi personalidad, obviando todo lo negativo; Sabina el tipo de persona que más me desespera, McCormick y Cavendish las dos caras de un posible colaborador, etc. Tampoco quiero extenderme para no dar demasiadas pistas. Leyendo los conoceréis, jeje.

Aunque ahora estás autopublicada en Amazon… ¿Te gustaría entrar en alguna editorial tradicional? ¿Te atreves a decir alguna en concreto?


De Amazon no tengo ni la menor queja, más bien lo contrario… En este país, se suele hablar mal por sistema de todo aquel que tiene éxito en sus negocios y se sospecha que comete actos de monopolio, pero la verdad es que tras todo eso se esconde algo que poca gente parece dispuesta a reconocer: talento, esfuerzo y organización. Toda gran empresa ha sido antes una empresa pequeña y, si ha llegado a donde está, generalmente, no es desde la nada ni sin merecimiento alguno. Otra cosa es que luego abuse…

He trabajado con editoriales desde muy jovencita, ya que mi primer trabajo fue precisamente como correctora de pruebas y revisora de traducciones, y el segundo de dependienta en una librería de Roma, y mi experiencia hasta el momento es más bien negativa. Dando al salto al presente, para no enrollarme, constato que la mayoría de editoriales no aceptan manuscritos y que, los que los aceptan, tardan casi medio año en contestarte y siempre con una carta negativa genérica que no garantiza que alguien haya tomado seriamente en consideración tu proyecto. No sé de dónde se sacan a los pocos novatos que se publican hoy en día, pero la verdad es que sin ser un influencer o tener enchufe de algún tipo lo veo difícil…

Aun así, por supuesto que me gustaría entrar en el catálogo de alguna editorial tradicional, más que nada por el grado de promoción y distribución que podrían proporcionarme y que yo jamás podría alcanzar con mis redes sociales y el apoyo puntual de personas… ¡Nadie escribe para que no se le lea, al menos yo no! Y para dejar mis historias enterradas en un cajón, ya las dejo en el cajón de mi mente, que es confortable y no implica ningún esfuerzo por mi parte.

La última novela de Ana Gomila, Corazón tan negro, ya puede adquirirse a través de Amazon. La primera entrega de la serie también está disponible en la plataforma, Un acto reflejo.

​Ana Gomila Domènech, la autora que admira sin límites a Agatha Christie

​Aun así, por supuesto que me gustaría entrar en el catálogo de alguna editorial tradicional, más que nada por el grado de promoción y distribución que podrían proporcionarme y que yo jamás podría alcanzar con mis redes sociales y el apoyo puntual de personas
Eva Fraile Rodríguez
martes, 19 de mayo de 2020, 08:29 h (CET)


Ana Gomila Domènech, escritora de novela negra especializada en el género whodunit, ha publicado recientemente un nuevo caso del inspector Caravaggio: Corazón tan negro. Caravaggio es un excéntrico personaje que resuelve casos al más puro estilo Sherlock Holmes y que, en esta última entregada de Gomila, se verá en la tesitura de resolver un crimen confinado en su casa con el teléfono y su intelecto como únicas herramientas.

Bienvenida, Ana.


¡Hola! ¿Qué tal? Y muchas gracias por entrevistarme, aunque no sé si seré capaz de dar respuestas muy coherentes con la publicación del segundo volumen de los casos del comisario Caravaggio tan reciente… He de confesar que, ahora mismo, ¡estoy locamente enamorada de él!

Vamos a comenzar por la pregunta fácil: ¿Cómo surgen las historias del inspector Caravaggio?


No soy muy de análisis, en ese sentido soy más bien irreflexiva, pero te diría que por un lado parten de mi admiración sin límites por la obra de Agatha Christie y, por otro, de mi necesidad de evasión. Hay escritores que prefieren centrarse en su propia realidad, en el mundo que los rodea, para describirlo, criticarlo y proponer soluciones a los problemas que lo aquejan; incluso de forma autobiográfica… Es un enfoque literario que podríamos calificar de realista, naturalista o propio de la generación del 98. Yo, como escritora, no soy así. Me gusta mi vida, pero no lo suficiente como para sentarme a escribir sobre ella mientras se va desarrollando a mi alrededor. Me interesa mi mundo, pero más me interesan los de los demás, los que no puedo conocer por experiencia directa: por estar alejados en el tiempo o en el espacio. Por supuesto, no me habría gustado luchar en la guerra de África, pero qué apasionante es leer sobre ella, no sé si me estoy explicando… Quien lee vive muchas vidas y yo, como escritora, lo que pretendo es que tanto yo misma como mis lectores entremos “en trance” y nos evadamos de nuestras propias miserias rumbo a un mundo, si no mejor, al menos curioso y distinto.

Para mí, tus novelas pertenecen al género del whodunit. ¿Cuando las escribiste conocías este género? ¿Lo hiciste a propósito?


¡Totalmente! Como ya he dicho antes, me chifla Agatha Christie y sus novelas en las que todo encaja, pero qué dificil es pillarlo antes que el detective en cuestión. En mi caso, la resolución del misterio es mucho más endeble y, aunque no se ve venir, o, al menos, eso espero, solo es una excusa para lo que realmente me interesa: el estudio de personajes y la creación de ambientes. El whodunnit me ofrece una parrilla en la que encajar todo eso de forma ordenada, escalonada y razonable; un fantástico marco desde el que desatar mi creatividad.

Se advierte, además, un marcado estilo artístico a la hora de narrar y describir, con muchas influencias culturales. Háblanos sobre esto.


Como decía el bueno de Flaubert, hay que ver pero qué pedorra me pongo a veces: “Madame Bovary c’est moi!”. Caravaggio también soy yo y funciono de la misma manera. Todo lo que veo, oigo o siento me afecta y me recuerda, me lleva a pensar en otras cosas que, a menudo, no son experiencias mías sino referencias culturales. No puedo contemplar un paisaje sin relacionarlo con la obra de algún pintor, por ejemplo, o escuchar música sin aporrear algo siguiendo la base rítmica, jajaja. Soy un caso patológico. Y mi Caravaggio igual, el pobre.

La pregunta del millón: ¿Te gustan las novelas policiacas? ¿Cuáles se podrían considerar tus referencias?


Me gustan los whodunnit, o sea, las novelas policiacas clásicas como las que ya he mencionado o las de Conan Doyle, G. K. Chesterton, Wilkie Collins, Edgar Allan Poe y, en la actualidad, las de Donna Leon, a la que admiro muchísimo y me parece otra gran creadora de ambientes y personajes. ¡Para mí es un modelo a seguir! Las novelas detectivescas truculentas, las que explotan el morbo fácil, en cambio, no las aguanto. Estoy harta de leer auténticas sagas protagonizadas por inspectores infelices, antipáticos y traumatizados, que tan solo comen basurilla y viven en la inmundicia, que solo investigan la desaparición o el asesinato, cuanto más violento y con implicaciones sexuales mejor, de chicas jóvenes, monas y que se drogan y se acuestan con medio mundo a escondidas. El filón Millenium ya está más que agotado y hasta me parece nocivo. Por eso, al empezar a redactar mi primera novela policiaca, Un acto reflejo, tenía muy claro que la víctima había de ser un hombre y mi detective, más feliz que una perdiz.

Las obras también tienen mucha fuerza visual. ¿Las llevarías al cine, Ana? ¿Y un cómic? ¿Te has planteado más formatos para tus novelas?


¡Me encantaría! ¡Sería un sueño hecho realidad! Sobre todo, que se llevaran al cine o se hiciera una serie sobre ellas al más puro estilo Endeavour, de la BBC, que es un modelo de ficción detectivesca que también me gusta muchísimo.

¿Cómo creaste a los principales personajes?


Me temo que voy a parecer una loca, pero… la verdad es que no los creé sino que, de alguna manera, ¡ya vivían en mí y solo tuve que sacarlos a la luz! Caravaggio representa lo mejor de mi personalidad, obviando todo lo negativo; Sabina el tipo de persona que más me desespera, McCormick y Cavendish las dos caras de un posible colaborador, etc. Tampoco quiero extenderme para no dar demasiadas pistas. Leyendo los conoceréis, jeje.

Aunque ahora estás autopublicada en Amazon… ¿Te gustaría entrar en alguna editorial tradicional? ¿Te atreves a decir alguna en concreto?


De Amazon no tengo ni la menor queja, más bien lo contrario… En este país, se suele hablar mal por sistema de todo aquel que tiene éxito en sus negocios y se sospecha que comete actos de monopolio, pero la verdad es que tras todo eso se esconde algo que poca gente parece dispuesta a reconocer: talento, esfuerzo y organización. Toda gran empresa ha sido antes una empresa pequeña y, si ha llegado a donde está, generalmente, no es desde la nada ni sin merecimiento alguno. Otra cosa es que luego abuse…

He trabajado con editoriales desde muy jovencita, ya que mi primer trabajo fue precisamente como correctora de pruebas y revisora de traducciones, y el segundo de dependienta en una librería de Roma, y mi experiencia hasta el momento es más bien negativa. Dando al salto al presente, para no enrollarme, constato que la mayoría de editoriales no aceptan manuscritos y que, los que los aceptan, tardan casi medio año en contestarte y siempre con una carta negativa genérica que no garantiza que alguien haya tomado seriamente en consideración tu proyecto. No sé de dónde se sacan a los pocos novatos que se publican hoy en día, pero la verdad es que sin ser un influencer o tener enchufe de algún tipo lo veo difícil…

Aun así, por supuesto que me gustaría entrar en el catálogo de alguna editorial tradicional, más que nada por el grado de promoción y distribución que podrían proporcionarme y que yo jamás podría alcanzar con mis redes sociales y el apoyo puntual de personas… ¡Nadie escribe para que no se le lea, al menos yo no! Y para dejar mis historias enterradas en un cajón, ya las dejo en el cajón de mi mente, que es confortable y no implica ningún esfuerzo por mi parte.

La última novela de Ana Gomila, Corazón tan negro, ya puede adquirirse a través de Amazon. La primera entrega de la serie también está disponible en la plataforma, Un acto reflejo.

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