Para Valencia Basket y Baskonia el partido de liga, además de ser importante de cara a la Copa del Rey, era el ensayo ideal de cara a su particular ‘final’ europea del próximo viernes. Pero los vitorianos, sin quererlo, se convirtieron en la aspirina ideal para calmar los dolores y penas de los chicos de Velimir Perasovic que, de paso, ganaron una importante inyección de confianza para afrontar con un poco de traquilidad su destino en Euroliga.
La entrada al partido dejó ver a un Valencia Basket con un nivel de concentración e intensidad defensiva superiores a los mostrados en las noches de Euroliga. La seriedad atrás en los compases iniciales contrastaba con los problemas para anotar cerca del aro y para cerrar, una vez más, los rebotes.
El Baskonia encontraba en los bloqueos directos con Heurtel y la agresividad en el 1x1 sus mejores recursos para abrirse camino ante el mayor ritmo de su rival. Pero la llegada a pista de Vives, por un desdibujado Nedovic, propulsó a los taronja con una mayor circulación de balón y un ritmo de partido que a los vitorianos les costaba seguir, máxime con Doron Perkins a los mandos de la nave visitante. El norteamericano es el síntoma inequívoco de por qué Querejeta lleva tiempo buscando su recambio.
Con el conjunto de Ibon Navarro acumulando pérdidas y forzando tiros en cada uno de sus ataques, Valencia Basket logró la forma para ir abriendo camino en el marcador hasta una máxima que llegó a ser de 17 puntos en el ecuador del segundo cuarto. La fórmula para el despegue se basó en la inspiración de Sato y la regularidad de Dubljevic y Lucic. En el bando rival, sólo Heurtel trataba de replicar la embestida de los de naranja, pero las vías de agua de Baskonia eran tan grandes en los dos aros que ni la mejor versión del base francés servía para reaccionar.
La recta final de la primera parte, lejos de suponer el más mínimo intento de reacción vitoriano, acrecentó el dominio absoluto del conjunto de Perasovic en el marcador. La renta al descanso se fue hasta los 25 puntos con un aplastante 52-27 luciendo en el luminoso. La explicación al repaso taronja se sustentaba en dos datos clarificadores: el dominio del rebote (20 frente a 16) y un mayor juego coral (15 asistencias de Valencia Basket frente a las cinco de los vascos).
El tercer cuarto más que cambiar en algo el acontecer del choque sólo sirvió para certificar la desidia y falta de carácter de un Baskonia en estado depresivo. La realidad es que el periodo transcurrió como si no hubiera habido un descanso por el medio, ya que se convirtió en una extensión de lo visto en la primera parte. Con los pupilos de Perasovic lanzados y sin frenos, sólo las pérdidas locales dieron un poco de aire a los visitantes.
La recta final, con la repetición del partido el próximo viernes en Euroliga de fondo, pasaba a ser el escenario ideal para calibrar la evolución de Valencia Basket y el amor propio de la versión más gris de Baskonia desde que se hizo cargo del equipo Ibon Navarro. En este contexto emergió la capacidad anotadora de Loncar, un jugador necesitado de confianza, y Sato. Con los visitantes buscando maquillar el partido con poca fe, el partido languideció con los dos equipos guardando armas para la batalla europea con el Top 16 como premio.