Sr. Director

El dato de paro registrado durante el mes de septiembre, especialmente desde que estalló la crisis, suele ser malo por coincidir con el fin de la campaña veraniega. Pero cuando es menos malo de lo habitual, como ha ocurrido el mes pasado, suele tranquilizar al Gobierno mientras oposición y sindicatos no dejan de culpar a las reformas introducidas por el Ejecutivo, en particular la laboral. El caso es que este pasado septiembre ha aumentado el número de desempleados en cerca de veinte mil respeto al mes de agosto, una cifra que para el ministerio de Empleo y Seguridad Social confirma el cambio de tendencia al haber sido el menor incremento desde 2007. Quitando el aspecto estacional, es decir, la mayor actividad en época turística, resulta que el desempleo descendió en más de 33.000 personas, lo cual ha permitido un aumento de doce mil afiliados a la Seguridad Social, el mejor dato desde 1996.

La magia de los números ofrece al Gobierno otro motivo de satisfacción: desde comienzo del año el paro ha bajado en 253.688 personas y ese ritmo lo espera mantener a medida que crece el consumo y la actividad económica. Siendo todo esto cierto, no hay motivo para lanzar cohetes porque queda mucho por hacer. El drama del paro resalta sobre el telón de los casos de corrupción que cada día salen a la luz pública y que exigen con urgencia medidas ejemplares, en especial en aquéllos ámbitos en los que el desempleo ha sido un pretexto para el enriquecimiento de tantos desaprensivos.