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Las pérdidas de los taronja y el dominio del rebote de Olympiacos fueron claves

Spanoulis amarga el regreso de Valencia Basket a la Euroliga

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El retorno de Valencia Basket, tres años después, a la máxima competición continental dejó un sabor amargo, a pesar de que el inicio fue de película. La Fuente de San Luís a oscuras y con un foco de luz en la pista para presentar a ambos equipos. La afición acogía con ilusión el inicio en una Euroliga, que cada año que pasa es más elitista y vanguardista.

El partido comenzó con una buena carta de presentación del Valencia Basket, un parcial de 7-1 a los tres minutos de partido era la forma de recibir a un Olympiacos espeso y sin ideas en el ataque. Con la defensa taronja imponiendo el ritmo desde atrás, los de Velimir Perasovic empezaban mandando. Sólo el dominio del rebote, permitía al equipo griego salir del paso y rehacerse de la primera embestida valenciana.

El paso de Sam Van Rossom por el banquillo y la consiguiente entrada de Buycks hicieron perder a los locales el control del ritmo del partido. En ese momento los jugadores entrenados por el interino Milan Tomic se apoyaron en la dirección Vassilis Spanoulis y la potencia de Othello Hunter para comenzar a controlar el electrónico.

El encuentro tuvo en Matt Lojeski un nuevo actor que servía a Olympiacos para imprimir más velocidad al encuentro. Una bandeja del escolta belga ponía por delante a los griegos (16-18) por primera vez en lo que iba de partido.

Las continuas pérdidas de balón de Valencia Basket y el mayor porcentaje de acierto en lanzamientos exteriores de la escuadra helena daban a los griegos pequeñas ventajas en el marcador. La buena noticia para los locales era que el conjunto de El Pireo no sabía aprovechar los errores taronja para conservar el balón.

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Valencia Basket sufría con la dirección de Spanoulis, porque sin dominar excesivamente la anotación sus asistencias daban aire y tiros librados a su equipo en los momentos de menor claridad. Así llegaba el triple de Mantzaris para poner el 33-38 en el luminoso. Un triple del centroafricano Romain Sato sobre la bocina ponía el 36-38 al descanso.

El paso por los vestuarios no sirvió para poner fin a la sangría de pérdidas del bando local. Al contrario, el partido por momentos se descontrolaba con ambos equipos intercambiando pérdidas absurdas. El base de Larissa seguía llevando el ritmo del choque a su antojo, mientras los taronja seguía sufriendo cada vez que Buycks entraba en la pista. En esta ocasión, Perasovic le puso a jugar al lado de Guillem Vives para controlar mejor el choque. De nuevo, en vano.

Sin embargo, Olympiacos tiró de oficio y de una buena circulación de balón para amagar con su primer escapada (45-51). A este cóctel contribuyó el conjunto español con un sinfín de pérdidas, un lastre que no había forma de frenar. Un tiempo muerto de Perasovic, acabó por enchufar al equipo, que encontró en Loncar y la defensa sus mejores argumentos.

En la recta final del choque, la afición encontró su punto de éxtasis en los 5 puntos consecutivos de Buycks. Pero fue el propio jugador norteamericano el que dilapidó buena parte de las opciones de su equipo al forzar un tiro y perder un balón que dieron el mando del choque a los griegos. Atrás quedaba un parcial de 9-2 que llevó a los taronja a mandar 62-58 a falta de cuatro minutos para el final.

Se llegaba un cara o cruz en el que Olympiacos se movió mejor. Primero fue Lojeski quien, a falta de 1:52 para la conclusión ponía a su equipo cuatro arriba (62-66). De nuevo con otra magistral asistencia de Spanoulis. Sato y Loncar replicaron para poner el 68 iguales. La conclusión fue cruel para los locales: Spanoulis no acertó con un tiro bien punteado por Lishchuk, pero Sloukas, tras fallar un tiro libre, capturar su propio rebote y anotar otros dos polémicos lanzamientos desde el 4,60; certificó la derrota valenciana.

Spanoulis amarga el regreso de Valencia Basket a la Euroliga

Las pérdidas de los taronja y el dominio del rebote de Olympiacos fueron claves
José Nácher Soler
jueves, 16 de octubre de 2014, 22:26 h (CET)
El retorno de Valencia Basket, tres años después, a la máxima competición continental dejó un sabor amargo, a pesar de que el inicio fue de película. La Fuente de San Luís a oscuras y con un foco de luz en la pista para presentar a ambos equipos. La afición acogía con ilusión el inicio en una Euroliga, que cada año que pasa es más elitista y vanguardista.

El partido comenzó con una buena carta de presentación del Valencia Basket, un parcial de 7-1 a los tres minutos de partido era la forma de recibir a un Olympiacos espeso y sin ideas en el ataque. Con la defensa taronja imponiendo el ritmo desde atrás, los de Velimir Perasovic empezaban mandando. Sólo el dominio del rebote, permitía al equipo griego salir del paso y rehacerse de la primera embestida valenciana.

El paso de Sam Van Rossom por el banquillo y la consiguiente entrada de Buycks hicieron perder a los locales el control del ritmo del partido. En ese momento los jugadores entrenados por el interino Milan Tomic se apoyaron en la dirección Vassilis Spanoulis y la potencia de Othello Hunter para comenzar a controlar el electrónico.

El encuentro tuvo en Matt Lojeski un nuevo actor que servía a Olympiacos para imprimir más velocidad al encuentro. Una bandeja del escolta belga ponía por delante a los griegos (16-18) por primera vez en lo que iba de partido.

Las continuas pérdidas de balón de Valencia Basket y el mayor porcentaje de acierto en lanzamientos exteriores de la escuadra helena daban a los griegos pequeñas ventajas en el marcador. La buena noticia para los locales era que el conjunto de El Pireo no sabía aprovechar los errores taronja para conservar el balón.

lafayettelucicoly.jpg


Valencia Basket sufría con la dirección de Spanoulis, porque sin dominar excesivamente la anotación sus asistencias daban aire y tiros librados a su equipo en los momentos de menor claridad. Así llegaba el triple de Mantzaris para poner el 33-38 en el luminoso. Un triple del centroafricano Romain Sato sobre la bocina ponía el 36-38 al descanso.

El paso por los vestuarios no sirvió para poner fin a la sangría de pérdidas del bando local. Al contrario, el partido por momentos se descontrolaba con ambos equipos intercambiando pérdidas absurdas. El base de Larissa seguía llevando el ritmo del choque a su antojo, mientras los taronja seguía sufriendo cada vez que Buycks entraba en la pista. En esta ocasión, Perasovic le puso a jugar al lado de Guillem Vives para controlar mejor el choque. De nuevo, en vano.

Sin embargo, Olympiacos tiró de oficio y de una buena circulación de balón para amagar con su primer escapada (45-51). A este cóctel contribuyó el conjunto español con un sinfín de pérdidas, un lastre que no había forma de frenar. Un tiempo muerto de Perasovic, acabó por enchufar al equipo, que encontró en Loncar y la defensa sus mejores argumentos.

En la recta final del choque, la afición encontró su punto de éxtasis en los 5 puntos consecutivos de Buycks. Pero fue el propio jugador norteamericano el que dilapidó buena parte de las opciones de su equipo al forzar un tiro y perder un balón que dieron el mando del choque a los griegos. Atrás quedaba un parcial de 9-2 que llevó a los taronja a mandar 62-58 a falta de cuatro minutos para el final.

Se llegaba un cara o cruz en el que Olympiacos se movió mejor. Primero fue Lojeski quien, a falta de 1:52 para la conclusión ponía a su equipo cuatro arriba (62-66). De nuevo con otra magistral asistencia de Spanoulis. Sato y Loncar replicaron para poner el 68 iguales. La conclusión fue cruel para los locales: Spanoulis no acertó con un tiro bien punteado por Lishchuk, pero Sloukas, tras fallar un tiro libre, capturar su propio rebote y anotar otros dos polémicos lanzamientos desde el 4,60; certificó la derrota valenciana.

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