El presidente Enrique Peña Nieto recibió en el hotel Waldorf Astoria, en Nueva York, el premio otorgado por la Appeal of Conscience Foundation en reconocimiento “por su vigoroso liderazgo, nueva visión y como parte interesada en la responsabilidad global comprometida con el desarrollo económico y social, la paz, la cooperación internacional e intercultural anclada en los derechos humanos, la libertad y la tolerancia” según palabras del Rabino Arthur Schneier y presidente de la Appeal of Conscience Foundation.
La fundación mencionada tiene claros intereses político-religiosos, ya en el 2013 se vio envuelta en un escándalo cuando el premio “Estadista del año” fue otorgado al Presidente de Indonesia Susilo Bambang Yudhoyono, mientras este había sido incapaz de proteger las minorías religiosas en su país, el cual tiene la mayoría musulmana mas grande del mundo, y en el que en lugar de promover la tolerancia fue testigo de un incremento en las agresiones hacia los diferentes grupos musulmanes en su país. Vale la pena recordar los marcados conflictos existentes (mas políticos que religiosos) entre el pueblo judío y el musulmán.
Ante este escándalo se reunieron mas de 10,000 firmas para que el presidente de la Appeal of Conscience Foundation revocara el premio al mandatario, sin embargo, la única respuesta del Rabino Arthur Schenier fue que el premio serviría para “blanquear su legado” (del presidente de Indonesia).
De ahí tanto la fundación como el premio recibieron una fuerte cantidad de criticas y fueron calificados como un mero recurso estratégico y publicitario. Ahora le corresponde a nuestro presidente portar este controvertido reconocimiento, a menos de dos años de gobierno y luego de numerosas criticas y rechazos a sus reformas, lo recibe en un momento clave para su estrategia política, en el que intenta aumentar sus indices de aprobación pública y quizá, retomando las palabras del 2013 del Rabino Arthur Schneier, este reconocimiento sirva también para “blanquear su legado”.