Cada vez estoy más convencido de que, salvando las comparaciones, a España le ha sucedido en este Mundial de baloncesto exactamente lo mismo que le ocurrió a las selecciones de Estados Unidos que, plagadas de estrellas de la NBA, no ganaron un solo campeonato entre 2002 y 2006: todos se han creído –tal vez inconscientemente- tan superiores a la mayoría de las selecciones –los jugadores, individualmente, desde luego que lo eran- que pensaban que, como mínimo, llegarían a la final con la gorra. Es decir, a base de, como explicaba ayer Navarro, defender fuerte, correr y que entraran los tiros o, lo que es lo mismo, confiando absolutamente en la inspiración que suelen tener los grandes “cracks”. Cero tácticas, cero juego en equipo… cero preparación, en definitiva, salvo para la hipotética -y anticipadísima- final contra USA. Y ahí, sin eximir de su parte de culpa a los jugadores, continúo poniendo a Orenga como principal y básico responsable del desastre de ayer. Porque él, como seleccionador y principal “cabeza pensante”, debía haber puesto orden y hacer lo que no ha hecho: dirigir y preparar física, táctica y psicológicamente en condiciones a un grupo que, con una dirección desde el banquillo como Dios manda, habría terminado el Mundial como mínimo peleando por el oro hasta el final contra Estados Unidos. Porque equipo había para ello –un Mundial, dos Europeos y dos platas olímpicas les avalaban-, y de sobra. Por último, me parece perfecto que Sáez no haya tomado hoy decisión alguna sobre el tema de Orenga; antes hay que hablar largo y tendido con todos porque éste, aunque máximo, no es el único responsable. Pero después, se debe proceder a su inmediato relevo. Ya sea con la continuidad durante uno o dos años más de este bloque, o con el progresivo relevo de jugadores, la selección necesita a alguien capaz de ofrecer, desde la dirección técnica, alternativas tácticas tanto en defensa como en ataque -como lo hacen los verdaderamente grandes equipos-, cuando no se pueda "defender fuerte y correr", para no estar a expensas de que entren o no los tiros. Y esa persona, lamentablemente, no es Orenga.
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