Episodios tan dolorosos como los que hemos presenciado y estamos presenciando esta semana demuestran de forma evidente que el país debe dotarse de nuevas herramientas para combatir el fuego con eficacia. Un mejor cuidado de los montes, permitir y favorecer el pastoreo especialmente en invierno y primavera, valoración de los productos forestales, un mayor número de efectivos, la actualización de protocolos y una sólida concienciación social son medidas que deberían adoptarse de manera urgente. Dado que muchos de estos incendios, si no han sido provocados las condiciones los favorecen, también sería razonable explorar estrategias legales que impidan o reduzcan al mínimo este tipo de catástrofes inducidas.
En este contexto de consternación, resulta especialmente decepcionante que la clase política insista en utilizar la tragedia con fines partidistas. España dispone de recursos económicos y humanos suficientes para garantizar el adecuado mantenimiento de sus bosques. Solo hace falta una firme voluntad política, junto con criterios técnicos y profesionales, para destinar los fondos públicos a aquello que realmente importa.
Estamos habituados a ver a nuestros dirigentes actuar movidos por intereses personales o de partido, pero cuando ese comportamiento pretende aprovecharse de una circunstancia tan dramática, la legítima indignación ciudadana corre el riesgo de provocar una ruptura definitiva entre representantes y representados.
|