Por Víctor Britez Chamorro
Hannah Arendt, brillante profesora, escritora e investigadora judía, fue enviada a Israel para dar cobertura del juicio a uno de los criminales de guerra más famosos de la historia: Adolf Eichmann, acusado de participar en el holocausto y que fuera capturado en Buenos Aires Argentina y trasladado, bajo secuestro, a juicio en Jerusalén.
Hannah no hubiera trascendido más allá, pues el centro de la noticia estaba en el monstruo cuyo juzgamiento se llevaba a cabo, si no hubiera alertado en una serie de artículos, que le valieron el oprobio y la repulsa de muchos judíos, sobre lo que ella consideraba fundamental, la obsesión de Eichmann en ratificarse de que solo era un funcionario que cumplía órdenes y que no manifestaba sentimiento de culpa alguna, pues su tarea no era analizar las instrucciones que recibía ni juzgarlas moralmente, sino de cumplir eficientemente su trabajo, aun cuando ocasionara la muerte de millones de seres humanos.
Eichmann en un momento incluso manifestó que se sentía igual que Poncio Pilatos, libre de toda culpa, pues solo era parte de un engranaje que trataba de hacer de la mejor manera posible la tarea para la cual había sido seleccionado, la culpa en todo caso recaía sobre aquellos que tomaron la decisión de impulsar y aprobar estos crímenes. Él solo cumplía órdenes, basado en su concepto de lealtad y en obediencia al juramento que había prestado y que consideraba sagrado, a tal punto, que si le hubieran ordenado enviar a su padre a un campo de concentración lo hubiera cumplido sin dudar.
Este nuevo tipo de criminal, aseguraba Hannah requiere de una forma diferente de análisis y juicio, se trata de un ser humano común y corriente que escudado en la trasferencia de culpa y de su negativa a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, puede adormecer su conciencia, para evitar juicios de valor sobre sus acciones.
Es inquietante que existan personas que no asuman sus errores, por eso la respuesta del escritor G K. Chesterton, cuando el Times le preguntó cuál creía él, que era el problema del mundo y éste respondió: "Estimados señores, el problema soy yo"; nos llama a mirarnos profundamente y ver cuánto de Eichmann hay en nosotros mismos.
Nos cuesta aceptar que "el mal está en nosotros" (Romanos 7:21), pero hasta que no lo hacemos, no entendemos nada del mundo, ni de nuestra propia vida, es más fácil y conveniente transferir, echar la culpa a los demás.
En casi una década y media de la gestión del municipio de Ciudad del Este, hay algo de BANALIDAD DEL MAL, la mayoría de su plantel gerencial, se considera solo parte del engranaje, están haciendo bien todo y dudar de ellos es inaceptable e indecoroso, por lo cual no cabe la posibilidad de recibir respuestas concretas ante los reiterados pedidos de cómo se están utilizando los recursos que el pueblo entrega a través de sus impuestos, pues nunca están equivocados, son perfectos y lindos, los demás son feos y están errados, y cualquier reclamo que hagan tiene el tinte de “provecho político interesado” y son apenas una minoría que no merece ser atendida.
Aquí más que nunca se requiere de inteligencia emocional de la cual parecen carecer algunas de nuestras autoridades; siempre existirán reclamos, descalificarlos es un camino, pero cuando son reiterados una y otra vez requieren de una respuesta directa. Por ejemplo estas preguntas se me ocurren:
1. ¿Quiénes son los que realmente gobiernan en el Municipio de CDE?
2. ¿Cuál es el presupuesto real de la Municipalidad y en qué se gasta el dinero recibido en los diferentes conceptos que tiene para percibir?
3. ¿Cuántas y para qué son las deudas contraídas hasta la fecha?
4. ¿Cuántos funcionarios realmente tiene la Municipalidad y cuánto ganan?
5. ¿Quiénes de esos funcionarios y por qué no han percibido todos sus salarios?
6. ¿Qué tipo de jubilación tienen los funcionarios y como está el pago de esos beneficios?
7. ¿Cuántos y cuáles son los contratos con empresas proveedoras que se han suscrito hasta la fecha?
8. ¿Cuánto se adeudan a esas empresas?
9. ¿Por qué razón la CGR no puede investigar lo que ocurre en el segundo municipio más grande del país?
10. ¿Cuánto y por qué se deben pagar indemnizaciones o reclamos de salarios a funcionarios despedidos y quien deberá pagar esa deuda?
¿Por qué esas preguntas no tienen respuesta en la página web de la institución? Sería un mecanismo fantástico para callar a esas personas que tan incorrectamente se manifiestan queriendo conocer cómo se manejan los fondos públicos en nuestra ciudad. Sabemos de las acciones efectivas que han hecho, por la fantástica maquinaria publicitaria que utilizan, son reconocidos porque saben exponer sus aciertos, pero los errores también pueden ser utilizados para aprender y corregirse.
Aun así quisiera que me expliquen personalmente, ¿Por qué, por tercer año consecutivo no puedo pagar mi patente comercial?, derecho al que se me ha negado hasta ahora por aparentemente ser considerado de la banda de los malos y feos.
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