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Horacio Cartes y Oscar Tuma enfrentados a la prensa fascista

El enfrentamiento entre los medios fascistas y los políticos integracionistas ha disparado una campaña mediática contra el presidente Cartes y sus soportes
Luis Agüero Wagner
viernes, 7 de febrero de 2014, 07:56 h (CET)
Dijo Albert Camus que toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo, y es lo que sucede con el gran partido inorgánico que en Paraguay constituye el monopolio de la prensa.

Este grupo de tiranuelos no solo desprecia la democracia, comprometido como estuvo con dictaduras anticomunistas y golpismo militar, también a la clase política democrática y a los votantes de la mayoría. En su momento partidarios recalcitrantes del ALCA, este oligopolio insiste con sus campañas trasnochadas que en política siempre llevan la inherente marca del pensamiento fascista, el temas económicos el neoliberalismo salvaje y en sus crónicas sobre historia nacional el sello legionario.

Durante gobiernos anteriores, fue lamentable el espectáculo de ciertos políticos pusilánimes allanándose a los discursos impuestos por el empresario Aldo Zuccolillo, emblema de los enemigos de la integración regional, quien desde siempre ha buscado instrumentar las hidroeléctricas compartidas entre Paraguay, Argentina y Brasil como fuente de disturbios en el MERCOSUR. Y tanto más notorio el triste papel de estos títeres al tratarse de medios de comunicación bien conocidos por sus vinculaciones directas e indirectas con intereses imperiales extranjeros a la región, y su anacrónico Maccarthismo que pareciera ignorar que la guerra fría finalizó hace casi dos décadas.

En los últimos tiempos, ha empezado a notarse que el libreto de estos medios ha empezado a hacer agua, con la actitud del presidente Horacio Cartes. En primer lugar, dejó de lado las voces de ciertos “expertos” contratados para elaborar estudios destinados a crear problemas en la región con la excusa de Itaipú y Yacyretá. También denunció la ingerencia de la embajada norteamericana en la fiscalía de Paraguay, y reintegró el país a su espacio vital, el MERCOSUR.

En pleno parlamento fue denunciado por el senador Juan Carlos Galaverna, el mismo Aldo Zucolillo como cómplice del operativo Cóndor, y responsable de varios asesinatos. En las redes sociales se publicó profusamente su relación con la dictadura de Stroessner, y los negocios que manejó en sociedad con la misma. El bochorno sufrido hizo recordar la frase de Oscar Wilde, quien decía que no existe hombre lo suficientemente rico como para comprar su propio pasado.

Poco después, Cartes viajó a Cuba para la cumbre de la CELAC, en la cual elogió a José Martí, agradeció la calidez del líder cubano Raúl Castro y se mostró indiferente a las consabidas críticas de la prensa fascista.

Pero Cartes no se encuentra solo en este enfrentamiento. Importantes legisladores como el diputado Oscar Tuma se han sumado a las políticas integracionistas en un giro que les ha valido también los ataques del monopolio mediático.

Tuma se decidió rápidamente por acompañar la apuesta de Cartes por la integración, y se constituyó en uno de los más importantes actores para legitimar en el Congreso paraguayo la presencia de Venezuela en el MERCOSUR.

Siguiendo con el acercamiento a los países de la región, participó de una amena reunión con embajadores bolivarianos que coincidió con la cumbre de la CELAC, organismo creado a inspiración del fallecido líder bolivariano Hugo Chávez.

La respuesta del monopolio mediático no se hizo esperar, y pronto empezaron a ganar espacio los titulares de la prensa fascista contra ambos políticos integracionistas.

Pero solo anunciando el infierno para todos, lo vienen comprobando, ya no es posible torcer el camino de la historia.

Dicen que cuando uno empieza a exagerar su propia fuerza es cuando empieza a sembrar su propia decadencia. Es ese último tramo el que los medios fascistas han empezado a recorrer.

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Me van a perdonar tres veces: por empezar hablando de fútbol, por el título en inglés, y por dividir este escrito en dos partes; esto último para que nadie se atragante demasiado pronto y deje de leer pensando que va sólo de fútbol, aunque ya se sabe lo que pasa con la prensa deportiva, se lee -en mi modesta opinión- más de lo debido, y el fútbol acapara titulares a la más mínima.

En un mundo cada vez más interconectado, pero paradójicamente más dividido, el respeto parece haberse convertido en una palabra vacía, en un eco lejano de lo que alguna vez fue la base de la convivencia humana. Hoy, las diferencias políticas, culturales, religiosas o ideológicas, ya no se interpretan como riqueza, sino como amenaza. Se descalifica con rapidez, se insulta sin filtros, y se señala al otro con la dureza del prejuicio.

Discernimiento es “la acción y el efecto de discernir”. Es decir aplicar la clarividencia, el juicio o la sensatez ante una disyuntiva. En romance paladino: hacer uso del sentido común. Justo lo contrario de lo que pretende la mayoría de los seres humanos. Que piensen y decidan por ellos. Sin mojarse lo más mínimo.

 
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