Sorpresa en Madrid. El Real Madrid cedió ante el Baskonia. El conjunto de Laso cierra una aciaga semana después de otras dos derrotas consecutivas en Euroliga, ambas en Moscú. El triunfo del irregular Baskonia (con un excelso Henry, con 26 puntos, y un notable Fall y Shengelia, ambos con 16 puntos) rompe una inmaculada racha de 31 encuentros consecutivos ganando del Real Madrid en su feudo. No sabía el significado de una derrota desde abril de 2019, cuando el Zalgiris se marchó con una sonrisa del Palacio de los Deportes. Ni los puntos de Campazzo (27) ni de Llull (23) salvaron a un Real Madrid que estuvo flojo en defensa y huérfano de poderío en ambas zonas.
De Campazzo a Henry. Desafío de bases. Pulso de estilos. De un aporte colectivo a uno más individual. A la buena actuación del argentino (13 puntos en el primer cuarto) le siguió una soberbia réplica del estadounidense (otros 13 puntos en el segundo cuarto con un total de 19 puntos al descanso). Campazzo impulsó al Real Madrid con su acierto (3 triples) y dirección (3 asistencia) con capacidad de mover ágilmente el juego; Henry se echó al Baskonia en su espalda y remó contra viento y marea hasta situarlo lo más arriba en el marcador. En números todo se concentra del 32-18 del primer cuarto se acabó en un 38-39 al descanso. Con Campazzo y Henry, como referentes, al inicio y al final.
Aparte de Campazzo, el Real Madrid exprimió su velocidad y defensa, amén de los puntos de Llull (8), como propulsores de un rápido despegue en el juego y el marcador: de un 13-8 se pasó a un 28-14. En cuestión de minutos (y apoyados en la puntería desde el perímetro, con 6 triples), el conjunto de Laso allanaba su retorno a Liga Endesa. Se intuía un encuentro sencillo; enfrente el Baskonia era un fiel reflejo de su temporada, y una alarmante escasez de tensión competitiva. Quizá fuera esa reprimenda de Ivanovic o el cansacio del Real Madrid después de su periplo en Moscú. O ambos factores. Pero el segundo cuarto fue de color vitoriano. O más bien de Henry. El estadounidense se hizo el dueño del encuentro y comandó un parcial demoleador (6-21), apoyado en los centímetro de Fall en la zona y a un mayor aporte colectivo en defensa.
Carácter Baskonia
Una actuación individual había revitalizado al Baskonia. El Baskonia volvía a ser el Baskonia. Un grupo competitivo, aguerrido y con jugadores talentosos. Nada que ver a ese equipo alejado de la Copa del Rey, sino más cercano a ese otro capaz de derribar al Barcelona. Y nada de espejismo. A la vuelta del descanso, el Baskonia estiró su ventaja: 42-47. Ya no sólo se dependía de Henry (aprovechó a recuperar fuerzas). Aparecía Shengelia (9 puntos en el tercer cuarto), Jenning o Polonara. Enfrente, en mitad del atasco y carentes de inspiración en los hombres altos (4 puntos en conjunto después de tres cuartos y sólo 18 rebotes por 28 en los vitorianos), sí se dependía de Campazzo y de Llull (49-49). Insuficiente pese a sus esfuerzos. El Real Madrid necesitaba reflotar otros recursos. Deck asumió el mando con 6 puntos finales, los cuales mantuvieron al Real Madrid a la estela del Baskonia (60-63).
En un minuto y medio. En ese corto espacio de tiempo, el Real Madrid volteó al Baskonia. O mejor dicho, Campazzo hizo ver la realidad al Baskonia. De un 68-68 se pasó a un 77-70. El argentino no sólo prosiguió anotando, sino dando carrete a sus compañeros (cuatro puntos valiosos de Reyes) y apartando a Henry. Y a esa misma velocidad se volvió a equilibrar el encuentro. Dos errores de Campazzo, sumado a la vuelta de Henry, a la dirección, permitieron reengancharse al Baskonia (78-80). Apareció el famoso carácter Baskonia. Porque ni el adiós de Henry (cinco puntos desde el descanso) detuvo su desenfreno. Estaban convencidos de sus virtudes: puntos de Polonara, Fall, Stauskas y con Shengelia como líder. Ni siquiera unos triples inverosímiles de Llull evitaron el resurgir del Baskonia en Madrid.