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Los peces también sienten dolor y miedo

Están considerados entre los primeros seres vivos que poblaron el planeta
Vida Universal
martes, 3 de diciembre de 2013, 09:30 h (CET)
Aunque en los mares de todo el mundo viven millones de especies de peces, se sabe mucho menos sobre la vida de estos que la de los animales terrestres. Sobre el suelo marino se sabe menos que sobre la superficie lunar. Sin embargo los hombres se sirven de los mares, y con técnicas cada vez más sofisticadas extraen a sus habitantes para ponerlos sobre el plato. Aproximadamente la producción mundial de pescado en 2009 fue de 145 millones de toneladas, según informe de la FAO.

Los peces están considerados entre los primeros seres vivos que poblaron el planeta, pero también como seres vivos inferiores y menos desarrollados. Hay restaurantes que incluyen a los peces en el menú vegetariano, es decir que hay personas que no consideran a los peces como animales. De forma correspondiente se cuestionó durante mucho tiempo si los peces podían sentir dolor, pues la opinión oficial era que los peces no disponían de un sistema nervioso transmisor del dolor.

Pero en 2003 científicos de la Universidad de Edimburgo descubrieron que la trucha arcoiris tenía 58 receptores del dolor y esto fue solo el comienzo. Después se descubrieron receptores del dolor en salmones, carpas y esturiones. Más tarde investigadores españoles descubrieron en los peces estructuras cerebrales semejantes a las del ser humano, como la amígdala cerebral y el hipocampo. Con ello se puede afirmar que estos seres vivos poseen estructuras cerebrales para sentir dolor y miedo. Lo que evidentemente al sector pesquero le cuesta aceptar sin más.

La revista «Ciencia aplicada del comportamiento animal» investigó cuánto tiempo dura la agonía de los peces cuando se cubren con hielo, demostrando que puede durar más de 14 minutos. Pero el sufrimiento comienza antes, cuando las redes son sacadas y muchos peces son aplastados o desgarrados. Cuando son golpeados contra la borda del barco se asfixian agónicamente, y la mayoría de las veces se les extraen las entrañas estando aún vivos.

Si tal cómo demuestra la ciencia los peces sufren y sienten miedo, y si como sabemos igualmente también a través de la ciencia moderna, ninguna energía se pierde, deberíamos preguntarnos ¿cuál es la cantidad de energía, procedente del sufrimiento animal infringida por el ser humano a los seres vivos de este planeta? ¿Dónde estará tanto dolor acumulado? ¿Tendrá consecuencias sobre la especie humana? En base a la acción y reacción, es decir a la ley universal de causa y efecto, algún día vendrá a la humanidad aquello que esta ha causado a los reinos naturales y al planeta Tierra.

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