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Come vegetariano y olvida las enfermedades

Hasta mediados del siglo XX un filete se consideraba como un símbolo de prosperidad
Vida Universal
lunes, 4 de noviembre de 2013, 14:31 h (CET)
Hasta mediados del siglo XX un filete se consideraba como un símbolo de prosperidad. «La carne es fuerza vital», se escuchaba decir. Hoy la carne es prácticamente un producto barato para masas que cualquiera puede adquirir. Anualmente se asan, fríen, embuten y consumen 250 millones de toneladas de carne, lo que conlleva a consecuencias dramáticas para el clima, para el medio ambiente, para los animales y también para el ser humano.

Hay quienes opinan que la carne es un alimento básico, aunque para consumirlo haya primero que matar un animal. Otros que ser matarife es una profesión más, un trabajo sin sentimientos. Sin embargo aunque la carne sea de primera, siempre contiene sustancias nocivas para la salud, no hay que olvidar que la carne es parte de un cadáver, un animal muerto en proceso de descomposición desde el primer segundo de su muerte. De hecho la carne no puede ser consumida hasta pasado unos días por el rigor mortis, un proceso de endurecimiento que precisa colgar la carne hasta que comienza a ablandarse, aquí comienza el proceso de envejecimiento de la carne.

En 1950 se consumían anualmente una media de 26 kilos de carne por persona, actualmente se consumen más de 60 kilos. ¿No es lógico pensar que dicho aumento puede tener consecuencias? Los médicos en la actualidad se enfrentan con más enfermedades cardiovasculares, tensión alta, exceso de peso, diabetes melitus, enfermedades de las articulaciones y las enfermedades tumorales, y esto a pesar de los adelantos de la medicina. Sin embargo es interesante constatar que estas enfermedades aumentan a la par que el consumo de carne.

La idea de que la carne es necesaria fue rebatida por la ciencia hace ya tiempo. En las últimas décadas se han realizado muchas investigaciones epidemiológicas, y se ha demostrado que el consumo de carne guarda relación con muchas enfermedades de la civilización. En diciembre del año 2010 se publicaron los resultados de una investigación sueca en la que se demostraba que el riesgo de derrame cerebral en las mujeres estaba directamente relacionado con el consumo de carne.

Hans Günter Kugler, director de un laboratorio de micro-nutrientes en Alemania es autor del libro titulado: «Come vegetariano y olvida las enfermedades», en el que descubrimos que las enfermedades de la prosperidad suponen el 30 % del gasto total del sistema sanitario, con tendencia a ir aumentando. También que el consumo de carne está directamente relacionado con la obesidad, correspondientemente aumenta el número de diabéticos.

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La autoestima es necesaria, claro está, pero, aparte de lo anterior, cuando el ego está puntillosamente exacerbado surgen los conflictos, esos conflictos que nacen del inconsciente personal o colectivo, donde el ego hierve profundamente. Por todo ello, es importante comprender que, en la medida en que los seres humanos seamos algo más tolerantes y dialogantes, y nuestro talante cambie, la convivencia en la sociedad puede y debe mejorar.

El matrimonio, pilar natural de la familia y garantía de estabilidad social, en estos últimos tiempos se ve sustituido por relaciones inestables, rupturas y un creciente individualismo. Estos hechos están produciendo la caída de la natalidad, sin duda ligada a la falta de matrimonios estables, cosa que se está convirtiendo en un drama silencioso que amenaza el futuro de España y de gran parte del mundo occidental.


Una vez más, nos sorprenden alguna persona, tanto en los telediarios de cualquier signo, inclusive en los periódicos, donde personajes, también de cualquier signo, resoplando exabruptos que me dejan paralizado sin saber lo que hacer. O, echarlo a los tiburones y que se pelee con ellos o que, de cualquier manera, tirarlo a la cuneta del tren, eso sí, cuando esté parado en medio del campo.

 
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