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Sirva el presente e-mail para presentar mis más sinceras disculpas de forma pública por el e-mail enviado el miércoles día 16 de agosto de 2006 a este diario, día en el que un boxeador agredió a mi marido el cual sigue con varios huesos de la cara rotos.
El hecho de que el agresor presumiese de ser campeón de boxeo y guardase un gran parecido con el Sr. Sergio Blanco Marfil llevó a mi marido a identificar a esta persona como el agresor. No obstante, tras varios días de investigación policial, van apareciendo nuevos datos que apuntan a otra persona.
Ruego disculpe mi precipitación llevada por la indignación sufrida al ver a una persona inocente al que le han agredido sin motivo alguno.
Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.
Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.
Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.
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