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“De lo sublime a lo ridículo no hay más que un solo paso”, Napoleón Bonaparte

Del separatismo pertinaz al ridículo irrisorio

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Lo de la Insula Barataria y su divertido y ocasional gobernador, Sancho Panza, se quedan cortos, sin duda, ante los despropósitos que, en lo que ellos llaman “su derecho a decir”, en su utópico camino hacia una independencia de Catalunya de España, algunos de estos nacionalistas más extremistas, de estos que pretenden escribir su historia según lo que a ellos les hubiera gustado que sucediera y no como ocurrió en realidad, parece que, en su insania mental, pueden llegar a obcecarse hasta tal punto que les falla el entendimiento y la razón de modo que su fanatismo los ha llevado a pergeñar una historia que ellos mismos se han creído, que tiene por punto crucial una de las más humillantes derrotas que les infringió el ejército de Felipe V de Anjou.

Resulta paradójico que estos catalanes independentistas, se hayan venido burlando del nacionalismo español, del respeto y veneración por los símbolos patrios y del amor por su lengua común; el castellano, precisamente cuando son ellos mismos quienes se empeñan en hacer de su patriotismo catalán y de su lengua catalana, símbolo de sus reivindicaciones representado por una bandera catalana manchada de azul y con una estrella que la convierte en símbolo de comunismo internacional.

Si, en su afán para imitar al Gobierno de la nación, el señor Mas y los suyos no han tenido empacho alguno en copiar algo que está en la misma esencia de la españolidad, como lo son, por ejemplo, los toros, las Fallas valencianas, el pasodoble, la Virgen del Pilar, el paseo del Retiro o la catedral de Santiago, como es el Sorteo de la Lotería Nacional, de tanto arraigo en toda España. En efecto la Generalitat ha decidido crear en Catalunya un sorteo paralelo al de la Lotería Nacional, estableciendo su propio Gordo de Navidad, con una doble finalidad: en primer lugar evitar que los catalanes compren lotería del Estado, una costumbre arraigada en una gran parte de los españoles, especialmente en Navidades y, a la par, conseguir recaudar, a costa de aquella, una cantidad, que ellos cifran alrededor de 4’5 millones de euros, para poder atender las deudas que, en estos momentos, están asfixiando al sector público catalán. Lo que se callan es que parte, una parte importante de la causa de su déficit se debe a su empeño en crear una Administración paralela a la estatal, con el objeto de estar preparados para cuando (ellos están convencidos de que lo van a conseguir) logren su utópica independencia de España.

Es posible, señores, que esta nueva idea tenga el mismo resultado que el resto de las loterías catalanas hoy en día vigentes. Las cifras no son nada alentadoras ya que, la recaudación por este concepto, desde el 2008 ha sufrido descensos continuados. Si en el 2009 los ingresos sumaron 62,1 millones, en el 2010 alcanzaron los 51,6 y, en el 2011 sólo alcanzaron los 45,7 siendo el año 2012 el peor del ciclo con un montante de 39,9 millones. ¿Es la implantación de esta nueva lotería garantía de más recaudación?, ¿pretende el señor Mas apelar al nacionalismo catalán para que los ciudadanos renuncien a los premios de la Lotería estatal para evitar que “el dinero se vaya a Madrid” ?. Claro que, el dinero de los premios que vienen a Catalunya también procede de Madrid y, que sepamos, nadie les ha hecho ascos por venir de allí. En todo caso, el hecho que, de momento, sólo se celebre un sorteo a finales de diciembre y que el premio sea relativamente reducido (100.000 euros), no parece que merme mucho la costumbre de los ciudadanos de seguir apostando por la Lotería Nacional, si es que el evitarlo era la intención de los que han sostenido esta idea.

Pero, donde entramos ya en el campo de la ciencia ficción; donde el fanatismo catalán alcanza los límites de lo chabacano, el colmo de su exagerada autoestima por todo lo suyo, que ponen por encima de lo del resto de España y se sumerge en el lodazal de la más absoluta tontería y desfachatez, es cuando un sujeto, un catalán iluminado, en un curso “universitario” celebrado recientemente en Cebriá (Gerona), subvencionado con 7.000 euros por distintos ayuntamientos de CIU y organizado por el “Institut Nova Historia”; un tal Jordi Bilbeny, ¬ un individuo que ya se hizo notar con su peregrina teoría de que don Cristóbal Colom era catalán y que, en lugar de partir hacia América desde el puerto de Palos, lo hizo desde Pals D’Emporda, afirmando que el verdadero nombre del descubridor era Cristofor Colom. Para que sitúen a este sujeto en el lugar que le corresponde entre los “genios” de la imaginación, también atribuye a Catalunya el descubrimiento de Australia, una noticia ignota hasta ahora que, este señor, con toda la cara del mundo se atreve a sostener ante el unánime asombro del resto de la humanidad. Pues bien, señores, el señor Jordi Bilbeny, no conforme con su brillante historial como “inventor de historias”, ha reincidido y, en el citado curso, se ha salido con la novedad de que nuestro español más universal, don Miguel de Cervantes Saavedra, era catalán de nacimiento.

Si se han repuesto del trauma de conocer tan insólita información, les aclararemos que para nuestro señor Bilbany, el señor Cervantes era hijo de un tal Miguel Servent que fue quemado en la hoguera por hereje. Entonces fue cuando don Miguel, atemorizado, decidió cambiar su apellido Servent por el de Cervantes. Lo que no aclara es de dónde le vino al insigne escritor el apellido de su madre, Saavedra, que debió provenir de Galicia, Lugo, y que, vayan a saber por que extraños misterios de la vida, fue a casarse con el señor Servent. Dice nuestro “historiador” que, don Miguel, escribió originalmente el Quijote en catalán y que, luego, su obra fue traducida al castellano no muy satisfactoriamente, a criterio del señor Bilbany, puesto que calificó dicha traducción de ser una “mala traducción”.

Podríamos aceptar toda esta sarta de memeces como un chiste o como producto de la imaginación turbulenta de un orate o, si lo prefieren, como la contestación equivocada de un estudiante de la LOGSE; pero nunca procedente de un señor que se supone una persona ilustrada, que acude a dar una conferencia sobre historia de Catalunya. Sólo admitiendo que, en España, con la aparición de la famosa Ley de la Memoria Histórica; surgieron de la nada una serie de llamados “historiadores” apócrifos, que obtuvieron el apoyo económico de los socialistas para que contribuyeran a lavar el cerebro de la juventud desde su más tiene infancia.

Primero con folletos, como la famosa Educación para la Ciudadanía, de tan infausta memoria, y luego, convirtiendo las escuelas públicas en centros de adoctrinamiento a cargo de profesores politizados, en los que ha sido habitual que, la explicación de los acontecimientos que tuvieron lugar en España a partir de la Segunda República, haya sido convertida en un lavado de cerebro para los alumnos, en cuyas mentes se les han imbuido unos hechos históricos falsos y tergiversados en los que, los roles de las personalidades que participaron en aquellas turbulencias sociales de la II República de 1931 (que sembraron las semillas de los sucesos que desencadenaron la Guerra Civil de 1936); han sido voluntariamente distorsionados para favorecer a aquellos que perdieron la contienda y satanizar a los que la ganaron. O así es como, señores, tenemos que calificar a estos señores capaces de pretender que nos creamos que la Tierra es un cubilete de dados. ¡Mundo loco!.

Del separatismo pertinaz al ridículo irrisorio

“De lo sublime a lo ridículo no hay más que un solo paso”, Napoleón Bonaparte
Miguel Massanet
martes, 13 de agosto de 2013, 08:05 h (CET)
Lo de la Insula Barataria y su divertido y ocasional gobernador, Sancho Panza, se quedan cortos, sin duda, ante los despropósitos que, en lo que ellos llaman “su derecho a decir”, en su utópico camino hacia una independencia de Catalunya de España, algunos de estos nacionalistas más extremistas, de estos que pretenden escribir su historia según lo que a ellos les hubiera gustado que sucediera y no como ocurrió en realidad, parece que, en su insania mental, pueden llegar a obcecarse hasta tal punto que les falla el entendimiento y la razón de modo que su fanatismo los ha llevado a pergeñar una historia que ellos mismos se han creído, que tiene por punto crucial una de las más humillantes derrotas que les infringió el ejército de Felipe V de Anjou.

Resulta paradójico que estos catalanes independentistas, se hayan venido burlando del nacionalismo español, del respeto y veneración por los símbolos patrios y del amor por su lengua común; el castellano, precisamente cuando son ellos mismos quienes se empeñan en hacer de su patriotismo catalán y de su lengua catalana, símbolo de sus reivindicaciones representado por una bandera catalana manchada de azul y con una estrella que la convierte en símbolo de comunismo internacional.

Si, en su afán para imitar al Gobierno de la nación, el señor Mas y los suyos no han tenido empacho alguno en copiar algo que está en la misma esencia de la españolidad, como lo son, por ejemplo, los toros, las Fallas valencianas, el pasodoble, la Virgen del Pilar, el paseo del Retiro o la catedral de Santiago, como es el Sorteo de la Lotería Nacional, de tanto arraigo en toda España. En efecto la Generalitat ha decidido crear en Catalunya un sorteo paralelo al de la Lotería Nacional, estableciendo su propio Gordo de Navidad, con una doble finalidad: en primer lugar evitar que los catalanes compren lotería del Estado, una costumbre arraigada en una gran parte de los españoles, especialmente en Navidades y, a la par, conseguir recaudar, a costa de aquella, una cantidad, que ellos cifran alrededor de 4’5 millones de euros, para poder atender las deudas que, en estos momentos, están asfixiando al sector público catalán. Lo que se callan es que parte, una parte importante de la causa de su déficit se debe a su empeño en crear una Administración paralela a la estatal, con el objeto de estar preparados para cuando (ellos están convencidos de que lo van a conseguir) logren su utópica independencia de España.

Es posible, señores, que esta nueva idea tenga el mismo resultado que el resto de las loterías catalanas hoy en día vigentes. Las cifras no son nada alentadoras ya que, la recaudación por este concepto, desde el 2008 ha sufrido descensos continuados. Si en el 2009 los ingresos sumaron 62,1 millones, en el 2010 alcanzaron los 51,6 y, en el 2011 sólo alcanzaron los 45,7 siendo el año 2012 el peor del ciclo con un montante de 39,9 millones. ¿Es la implantación de esta nueva lotería garantía de más recaudación?, ¿pretende el señor Mas apelar al nacionalismo catalán para que los ciudadanos renuncien a los premios de la Lotería estatal para evitar que “el dinero se vaya a Madrid” ?. Claro que, el dinero de los premios que vienen a Catalunya también procede de Madrid y, que sepamos, nadie les ha hecho ascos por venir de allí. En todo caso, el hecho que, de momento, sólo se celebre un sorteo a finales de diciembre y que el premio sea relativamente reducido (100.000 euros), no parece que merme mucho la costumbre de los ciudadanos de seguir apostando por la Lotería Nacional, si es que el evitarlo era la intención de los que han sostenido esta idea.

Pero, donde entramos ya en el campo de la ciencia ficción; donde el fanatismo catalán alcanza los límites de lo chabacano, el colmo de su exagerada autoestima por todo lo suyo, que ponen por encima de lo del resto de España y se sumerge en el lodazal de la más absoluta tontería y desfachatez, es cuando un sujeto, un catalán iluminado, en un curso “universitario” celebrado recientemente en Cebriá (Gerona), subvencionado con 7.000 euros por distintos ayuntamientos de CIU y organizado por el “Institut Nova Historia”; un tal Jordi Bilbeny, ¬ un individuo que ya se hizo notar con su peregrina teoría de que don Cristóbal Colom era catalán y que, en lugar de partir hacia América desde el puerto de Palos, lo hizo desde Pals D’Emporda, afirmando que el verdadero nombre del descubridor era Cristofor Colom. Para que sitúen a este sujeto en el lugar que le corresponde entre los “genios” de la imaginación, también atribuye a Catalunya el descubrimiento de Australia, una noticia ignota hasta ahora que, este señor, con toda la cara del mundo se atreve a sostener ante el unánime asombro del resto de la humanidad. Pues bien, señores, el señor Jordi Bilbeny, no conforme con su brillante historial como “inventor de historias”, ha reincidido y, en el citado curso, se ha salido con la novedad de que nuestro español más universal, don Miguel de Cervantes Saavedra, era catalán de nacimiento.

Si se han repuesto del trauma de conocer tan insólita información, les aclararemos que para nuestro señor Bilbany, el señor Cervantes era hijo de un tal Miguel Servent que fue quemado en la hoguera por hereje. Entonces fue cuando don Miguel, atemorizado, decidió cambiar su apellido Servent por el de Cervantes. Lo que no aclara es de dónde le vino al insigne escritor el apellido de su madre, Saavedra, que debió provenir de Galicia, Lugo, y que, vayan a saber por que extraños misterios de la vida, fue a casarse con el señor Servent. Dice nuestro “historiador” que, don Miguel, escribió originalmente el Quijote en catalán y que, luego, su obra fue traducida al castellano no muy satisfactoriamente, a criterio del señor Bilbany, puesto que calificó dicha traducción de ser una “mala traducción”.

Podríamos aceptar toda esta sarta de memeces como un chiste o como producto de la imaginación turbulenta de un orate o, si lo prefieren, como la contestación equivocada de un estudiante de la LOGSE; pero nunca procedente de un señor que se supone una persona ilustrada, que acude a dar una conferencia sobre historia de Catalunya. Sólo admitiendo que, en España, con la aparición de la famosa Ley de la Memoria Histórica; surgieron de la nada una serie de llamados “historiadores” apócrifos, que obtuvieron el apoyo económico de los socialistas para que contribuyeran a lavar el cerebro de la juventud desde su más tiene infancia.

Primero con folletos, como la famosa Educación para la Ciudadanía, de tan infausta memoria, y luego, convirtiendo las escuelas públicas en centros de adoctrinamiento a cargo de profesores politizados, en los que ha sido habitual que, la explicación de los acontecimientos que tuvieron lugar en España a partir de la Segunda República, haya sido convertida en un lavado de cerebro para los alumnos, en cuyas mentes se les han imbuido unos hechos históricos falsos y tergiversados en los que, los roles de las personalidades que participaron en aquellas turbulencias sociales de la II República de 1931 (que sembraron las semillas de los sucesos que desencadenaron la Guerra Civil de 1936); han sido voluntariamente distorsionados para favorecer a aquellos que perdieron la contienda y satanizar a los que la ganaron. O así es como, señores, tenemos que calificar a estos señores capaces de pretender que nos creamos que la Tierra es un cubilete de dados. ¡Mundo loco!.

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