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Los pupilos de Scolari se apoyaron en un cabezazo de Paulinho, en el minuto 86, para mandar al traste las ilusiones del primer campeón del mundo, sobre todo, cuando el guion del encuentro hacía indicar que el partido llegaría a la prórroga. Pero no fue así, Brasil, aunque no trasmite en este Confederaciones, tiene duende.
La 'canarinha' lo tiene claro: pocos riesgos atrás y mucho acierto en los metros finales. Ese fue el manual de los locales, que ganaron en autoconfianza tras el primer error de Uruguay. A los 15 minutos, Diego Forlán falló un penalti que detuvo Julio Cesar. El jugador del Chelsea David Luiz agarró de forma clara al malaguista Lugano.
Este fallo de los uruguayos dio alas a Brasil, que mejoró su versión con un Neymar menos efervescente que otras ocasiones. Forlán intentó enmendar su error, pero fue la selección local quien logró igualar el partido cuando apenas restaban cuatro minutos para el descanso.
Una buena jugada de Neymar acabó en los pies de Fred, que realizó un extraño escorzo para batir a Muslera con el exterior. El 1-0 no tumbó a Uruguay, que --pese a todo-- salió en la segunda mitad con fuerzas de flaqueza. Cavani, el mejor en las filas de Tabarez, colocó el empate con un disparo al palo largo tras un error de la zaga 'brasileira'.
El partido entró en una espiral sin solución, sobre todo por el pobre fútbol del anfitrión, anclado en la "falta táctica" para detener a su rival en campo contrario. No hubo mucho más aunque Bernard le diese otro aire a Brasil. Al final tuvo que ser un testarazo de Paulinho quien desató el júbilo en la grada del Mineirao. Su rival, en la final, saldrá del España-Italia.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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