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Madrid amanecía hoy con la
esperanza de disfrutar de uno de los derbis con mejor cartel de las últimas
temporadas entre Getafe y Atlético. Esa perspectiva se fue tornando opaca con
el paso de los minutos, pues a pesar del buen tono con el que comenzó el
partido, el juego fue variando de lento a pesado primero, y de trabado a
soporífero después. No obstante, el respetable pudo contemplar los sanos
esfuerzos de dos equipos honestos que lucharon con todo para llevarse los tres
puntos. Intensidad no faltó, nunca lo hace cuando el Atlético está de por
medio, sin embargo la falta de acierto a la hora de trenzar y elaborar las
jugadas fue una losa que la emoción no fue capaz de levantar. Los dos equipos mostraron
planteamientos similares, confiando la mayoría de sus opciones a la contra, con
la condición de tener sus espaldas siempre bien guardadas; este fue el germen
de la ausencia de frescura en los últimos metros, que sepultó de forma
definitiva las posibilidades de uno y otro de inaugurar el marcador.
De más a menos.
El Atlético fue quien inició el tanteo, corría el minuto 5 de juego cuando una gran combinación entre Adrián y Koke en línea de tres cuartos dejó al canterano en una cómoda posición para buscar el pase al hueco, correspondiendo al desmarque de Diego Costa en el pico del área azulona. El brasileño aguantó hasta la llegada desde atrás de Radamel Falcao, sin embargo el colombiano no pudo conectar bien el disparo y el balón se marchó desviado a la derecha de Codina. Tras el fulgurante inicio del conjunto colchonero, el Getafe no se quiso ser menos y trató de sorprender a la contra, y sin demasiado acierto, a la solvente zaga del Atlético de Madrid.
Otro de sus recursos, eran las jugadas a balón parado, aspecto en el que Pedro León es el rey. En el primer cuarto de la primera mitad, el muleño centró con su maestría habitual una falta al corazón del área que la zaga rojiblanca no acertó a contener; tras varios rechaces el balón le llegó franco a Diego Castro dentro del área, sin embargo el gallego se entretuvo en demasía, dándole tiempo a Filipe Luis a taponar su disparo. El Atlético entretanto seguía a los suyo; mortal en la contra como acostumbra, el equipo colchonero salió como una exhalación tras el despeje del lateral brasileño. Primero, Diego Costa tiró de velocidad para desbordar a la aturdida zaga getafense, mientras Adrián pedía el balón con insistencia en banda izquierda. El asturiano recibió en el pico del área, recortó y buscó el disparo. Para su desgracia, Fede estuvo atento y desvió el peligro a córner. Poco después, Pedro León tendría que retirarse del terreno de juego, dejando su sitio a Lafita, que entró en el campo deseoso de demostrar su valía. La primera mitad concluyó sin mayores opciones de gol, la emoción de los primeros minutos fue diluyéndose ante el pobre acierto de unos y otros.
Ausencia de ocasiones en la segunda mitad.
El Getafe comenzó más entonado la segunda mitad, tras una jugada a la contra que parecía contenida, Miranda se durmió en la marca y Barrada se adelantó dentro del área, desde donde buscó un disparo raso que Courtois pudo repeler con muchas dificultades. El Atlético con este toque de atención se envalentonó y en la siguiente contra Diego Costa pudo haberse quedado solo ante Codina, sin embargo el pase al hueco de Falcao no fue del todo preciso y el meta catalán pudo desviar el balón antes de que pudiera llegar el brasileño. Diego Costa se repuso y pudo servirle el balón a Filipe a la frontal del área para que buscara un disparo que Codina despejó como pudo a córner.
El Atlético seguía gozando del protagonismo en el juego y en las ocasiones durante la segunda mitad. Una gran combinación en línea de tres cuartos le dejó el balón en los pies a Adrián en la frontal del área, desde donde buscó un magnífico pase entrelíneas para Falcao, que recortó en el área y chutó de primeras al primer palo, donde respondió bien Codina.
Delgado Ferreiro se erigió en protagonista.
En el minuto 68 llegó una de las jugadas más polémicas del encuentro, Miranda trató de recortar a un jugador del Getafe que le robó el balón y se la sirvió a Colunga para encarara a Godin en la frontal del área, el asturiano desbordó y el uruguayo le derribó, al parecer, dentro del área. Delgado Ferreiro indicó la infracción, sin embargo señaló la falta al borde del área ante las enérgicas protestas del respetable. La reivindicación de atención por parte del colegiado vasco no cesó en esa jugada, ya que minutos después expulsaría, de manera algo rigurosa, a Mario Suárez y a Godin por doble amonestación, dejando al Atlético los últimos minutos con nueve jugadores sobre el campo y con dos bajas sensibles para encarar el partido ante el Granada.
Óliver Torres, primer cambio de rumbo.
El canterano rojiblanco fue la primera opción de Simeone para tratar de cambiarle la cara a su equipo. Óliver entró al poco de iniciarse la segunda mitad en detrimento de Koke, que no hizo el mejor de sus partidos. El mediapunta criado en la fábrica colchonera se sitúo en la línea de tres, con la clara misión de surtir de balones al “tigre” Falcao, que andaba perdido ante tanta escasez de oportunidades que rematar. Óliver respondió bien a la confianza del “Cholo” y sus asociaciones en línea de tres cuartos mejoraron notablemente la producción ofensiva del Atlético. Pudo incluso marcar en los últimos instantes del partido tras un gran recorte dentro del área azulona, que Valera desvió a córner cuando Torres ya pensaba en chutar.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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