Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Políicamente incorrecta

Toni Cantó o de mentiras en torno al maltrato

“En el fondo piensan igual, pero al revés, que aquellos a quienes denuncian. Jean François Revel les explicaría que el liberalismo no es el socialismo pero al revés”
Almudena Negro
lunes, 4 de marzo de 2013, 08:52 h (CET)
Digamos en primer lugar que Toni Cantó ha rectificado sus irresponsables declaraciones, basadas en datos inventados. Digamos también que la intolerable violencia ejercida sobre él como consecuencia de sus palabras, en forma de amenazas o deseo incluso de muerte por empalamiento, es justo esa misma violencia que quien la perpetra dice combatir.

Empero, su tweet afirmando que “la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas”, seguidas y defendidas por algunos hombres y mujeres en las redes sociales, son paradigmáticas en cuanto al resultado obtenido después de décadas de sumergir a la sociedad española una ideología que sustituye la lucha de clases por la lucha de sexos y que no es más que una bioideología en la que buena parte de la izquierda encontró refugio después de la caída del Muro de Berlín. Ideología que confunde la imprescindible igualdad ante la ley con la ingeniería social de la igualdad mediante la ley.

Así, nos encontramos con que la injusta y cruel frase pronunciada por Toni Cantó, que viene a decir que la mayoría de mujeres que denuncian malos tratos son unas mentirosas y unas interesadas (el estereotipo machista de toda la vida), no se corresponde con la realidad, según confirman policía, CGPJ y el gobierno. Enfrente no hay más argumentos que “yo conozco a alguien que”, “un amigo abogado me dice” o “yo sé que”, reduciendo el pequeño espacio vital que a cada uno de nosotros corresponde a verdad incontestable.

Dejemos de lado, aunque es significativo y debe ser motivo de reflexión, que la mayor parte de las mujeres que sufren maltrato (hasta el 80% de ellas según datos facilitados por el gobierno) no presentan denuncia. Es cierto e innegable, por otra parte, que existen denuncias falsas. A veces, las menos, por maldad y deseo de revancha, que la naturaleza humana es la que es. Otras, en busca de ayudas sociales (a veces incluso en connivencia con el acusado), debido a que una condena por violencia de género supone automáticamente ser perceptor de ayudas a las que no se puede acceder por otra vía, empezando sin ir más lejos por la exención del pago de las injustas tasas judiciales de Gallardón y acabando con viviendas de protección oficial en tiempos de bonanza. Y otras, y esto nunca se cuenta, porque el propio sistema jurídico empuja a ello, debido a que las denuncias por maltrato tienen preferencia en los atestados servicios psicosociales (un invento burocrático más para colocar a amiguetes) de los ineficientes juzgados o que una separación se puede sustanciar en semanas denunciando falsamente mientras que por la vía civil hay juzgados que están tardando hasta 18 meses en dictar medidas cautelares previas. También es cierto que hay jueces y fiscales que han caído en esta trampa y exigen a la mujer maltratada, excuso decirles si el maltrato es psicológico, material probatorio imposible de reunir. Un pan como unas tortas. Y la mujer que sufre la violencia, desamparada.

Sucede que parte de la sociedad se está rebelando contra esa ideología de forma errada: haciendo suya esa falaz lucha de sexos. En el fondo piensan igual, pero al revés, que aquellos a quienes denuncian. Jean François Revel les explicaría que el liberalismo no es el socialismo pero al revés.

Noticias relacionadas

Vivimos en una sociedad que venera la juventud hasta la idolatría, mientras relega a la madurez a un rincón de invisibilidad. A medida que el calendario avanza, parece que los logros personales y profesionales se devalúan, como si la capacidad de crear o disfrutar de la vida tuviera fecha de caducidad. La realidad demuestra lo contrario, la verdadera riqueza humana florece en la experiencia, y es en la madurez donde alcanzamos nuestra cumbre personal.

Un día tras otro nos encontramos con frases de admiración sobre el ritual que rodea el fallecimiento de un papa y la consiguiente elección de otro. Los diversos comentaristas (especialmente si no son creyentes) ponderan las distintas ceremonias, su perfecta organización, sus ropajes y toda la parafernalia que hay alrededor. Parece que no les gustaría que acabara pronto esta “fuente” de noticias.

La sede de Pedro yace vacante y el mundo contiene el aliento. Mientras los medios y las redes sociales calculan votos y afinidades, y las cámaras enfocan la chimenea de la Capilla Sixtina —donde Miguel Ángel dejó su visión de la grandeza y la fragilidad humana—, los cardenales se recogen para dar continuidad a un rito que, mirando al futuro, encuentra sus raíces en la solemnidad del pasado.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto