Pistola blanca
No provocaba heridas,
pero transformaba almas.
Esa pistola era magia.
La poseía un poeta
y gastaba todas sus balas,
nadie sabe si esa historia
fue real o fantasía,
un invento que contaban
las vecinas de allá arriba.
A aquellos que ha apuntado
la defienden y aman
pues ahora no son villanos,
sino duendes muy valientes.
¿Quién podrá tenerla ahora?,
¿qué poeta la tendrá?,
si alguno sabe donde está
que por favor me lo cuente
que por mí, nadie lo sabrá.
Para los escritores de todo el mundo.