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Por qué es necesario un corrector profesional

Muchos lectores aseguran que no son capaces de admitir más de diez faltas de ortografía en un mismo texto
Redacción
sábado, 1 de junio de 2019, 10:09 h (CET)

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Rosina Iglesias es correctora literaria para autores independientes. Presume de no dejarse ni un solo error en sus textos. Además, también ofrece promoción de los textos que corrige tanto en sus redes sociales como en su web. Hoy hablamos sobre la necesidad de contratar a un corrector profesional antes de publicar un libro.


¿Sabíais que los motivos principales por los que una persona abandona la lectura de un libro sin haberlo finalizado son, en primer lugar, porque encuentra faltas de ortografía y, en segundo lugar, porque los errores gramaticales le dificultan la comprensión?


Muchos lectores aseguran que no son capaces de admitir más de diez faltas de ortografía en un mismo texto. Algunos incluso menos. Lo más probable es que cuando se encuentran con estos fallos gramaticales o de puntuación, abandonen la lectura y en muchos casos, den al libro una mala puntuación en Amazon.


Hay tres consecuencias bien contrastadas de la falta de corrección profesional:

  1. Los lectores se molestan.
  2. Los lectores que habitualmente no dejan comentario en Amazon, lo hacen ahora para informar de estos fallos.
  3. El autor o editorial queda desprestigiado.

Por estas razones, es necesario contratar a un corrector antes de que la obra se publique en mal estado. Rosina nos cuenta algunas peculiaridades de su oficio:


«Como soy una devoradora de libros y una tiquismiquis de la ortografía, antes de dedicarme a la corrección, cuando encontraba errores en un libro impreso me ponía en contacto con la editorial por email y, si era un libro electrónico, le escribía un privado al autor en sus redes sociales. En concreto, les comentaba en qué fallaban más y les aconsejaba que contratasen a un corrector. Recibía respuestas de tipo «me lo pensaré». Quienes respondían de ese modo, siguen sin corregir los libros que publican, así que ya no les digo nada. Simplemente, no leo sus libros. He caído en la cuenta de que los autores que se molestan en corregir sus libros se ponen en contacto directo por email o por las redes sociales para pedir presupuestos.


Sé que mi forma de trabajar es distinta a los demás porque, cuando me piden un presupuesto, jamás les pregunto si quieren una revisión ortotipográfica, de estilo o del tipo que sea. Yo lo reviso todo. El autor no tiene por qué entender que una revisión de estilo no tiene nada que ver con cambiar su forma de redactar, ni tiene por qué saber qué significa ‘ortotipografía’. Yo modifico lo que está incorrecto, por ejemplo, una falta de ortografía o una coma mal colocada, y le doy consejos sobre lo que podría cambiar para mejorar el texto, como eliminar las ambigüedades, las cacofonías, las repeticiones léxicas, etc. En estos casos, le ofrezco una nueva redacción en un comentario, y es el autor el que decide si la aplica o no. El autor ve todos los cambios que he hecho en el texto, porque uso para ello el Control de cambios de Word.


Recientemente, he decidido ofrecer a los autores independientes que corrija la posibilidad de promocionar su obra en mi página web y en mis redes sociales porque entiendo que darse a conocer es lo más complicado, incluso más que escribir el libro.»


El trabajo del corrector estará cada vez más valorado, porque los lectores estamos demandando que los libros lleguen a nosotros impolutos, y los escritores están empezando a tomar consciencia de esto.


Un placer contar con la experiencia de Rosinas Iglesias, correctora de libros de autores independientes, en nuestro artículo.

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