Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Comunicación positiva | Pedro Sánchez | Elecciones | PSOE | Política
Pedro Sánchez Pérez-Castejón y el origen del mal

El ángel caído

|

Para la derecha más recalcitrante, Sánchez no es más que un advenedizo usurpador de tronos, un príncipe del averno que con habilidades propias de trilero se hizo con las riendas de este país un aciago día de infausto recuerdo, sumiéndonos en las tinieblas. En lo que a mí respecta, si bien no me parece el suyo un bagaje atesorado tal, como para explayarse en tirar cohetes, tampoco de majar continuamente al presidente español con que su gestión ha hipotecado la unidad de España. Sus adversarios políticos no se han cansado de reprochárselo día sí y día también, pero a mí se me antoja que el líder socialdemócrata no podía haber hecho mucho más; bastante ha conseguido con los exiguos mimbres de los que disponía. Si no fuese de una temeridad extrema sólo pensarlo, ya quisiera yo ver cómo se las arreglaba en esa misma tesitura y sin llegar a la conflagración, eso por descontado, el triunvirato que hoy gobierna en la comunidad autónoma de Andalucía.

Sánchez alcanzó el cargo que ahora ostenta, como quien dice, con un gol en propia meta. Saltó al terreno de juego en la segunda parte de la prórroga, pero no sólo por eso -que también- resultó ser el más resuelto de sus compañeros. Cualquier otro -a las hemerotecas me remito-, al verse relegado al banquillo de los suplentes, se habría negado a dejarse la piel en el campo durante los restantes cinco minutos escasos de partido. Gracias a eso el PSOE pudo dejar de lado, al menos una buena temporada, la vitola de perdedor que arrastraba desde la marcha de Zapatero, para acabar cogiendo el toro de la gobernanza por los cuernos.

Pero el tiempo del presidente parece acabarse, sólo un milagro podría devolverle aquella gracia de la que su vitola se ha visto conferida durante estos últimos ocho meses, ciertamente desconcertante para la mayor parte de la bancada conservadora en el hemiciclo parlamentario, que sigue sin dar crédito. Pero ya no le queda nadie a quien apelar, aunque tampoco sabría muy bien qué exponer en su propia defensa que no haya mostrado anteriormente con hechos, que le han valido el reconocimiento de la ciudadanía tal y como recogen las encuestas a pie de calle.

En cualquier caso tampoco está todo dicho, pues en poco más de dos meses los españoles tienen una cita con las urnas para decidir qué clase de país desean, si uno en el que su sentido de justicia social prevalezca sobre anacronismos como la gracia, la misericordia o la caridad, o bien todo lo contrario.

El ángel caído

Pedro Sánchez Pérez-Castejón y el origen del mal
Francisco J. Caparrós
martes, 19 de febrero de 2019, 15:49 h (CET)

Para la derecha más recalcitrante, Sánchez no es más que un advenedizo usurpador de tronos, un príncipe del averno que con habilidades propias de trilero se hizo con las riendas de este país un aciago día de infausto recuerdo, sumiéndonos en las tinieblas. En lo que a mí respecta, si bien no me parece el suyo un bagaje atesorado tal, como para explayarse en tirar cohetes, tampoco de majar continuamente al presidente español con que su gestión ha hipotecado la unidad de España. Sus adversarios políticos no se han cansado de reprochárselo día sí y día también, pero a mí se me antoja que el líder socialdemócrata no podía haber hecho mucho más; bastante ha conseguido con los exiguos mimbres de los que disponía. Si no fuese de una temeridad extrema sólo pensarlo, ya quisiera yo ver cómo se las arreglaba en esa misma tesitura y sin llegar a la conflagración, eso por descontado, el triunvirato que hoy gobierna en la comunidad autónoma de Andalucía.

Sánchez alcanzó el cargo que ahora ostenta, como quien dice, con un gol en propia meta. Saltó al terreno de juego en la segunda parte de la prórroga, pero no sólo por eso -que también- resultó ser el más resuelto de sus compañeros. Cualquier otro -a las hemerotecas me remito-, al verse relegado al banquillo de los suplentes, se habría negado a dejarse la piel en el campo durante los restantes cinco minutos escasos de partido. Gracias a eso el PSOE pudo dejar de lado, al menos una buena temporada, la vitola de perdedor que arrastraba desde la marcha de Zapatero, para acabar cogiendo el toro de la gobernanza por los cuernos.

Pero el tiempo del presidente parece acabarse, sólo un milagro podría devolverle aquella gracia de la que su vitola se ha visto conferida durante estos últimos ocho meses, ciertamente desconcertante para la mayor parte de la bancada conservadora en el hemiciclo parlamentario, que sigue sin dar crédito. Pero ya no le queda nadie a quien apelar, aunque tampoco sabría muy bien qué exponer en su propia defensa que no haya mostrado anteriormente con hechos, que le han valido el reconocimiento de la ciudadanía tal y como recogen las encuestas a pie de calle.

En cualquier caso tampoco está todo dicho, pues en poco más de dos meses los españoles tienen una cita con las urnas para decidir qué clase de país desean, si uno en el que su sentido de justicia social prevalezca sobre anacronismos como la gracia, la misericordia o la caridad, o bien todo lo contrario.

Noticias relacionadas

Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto