Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Navidad | Reyes magos | Historia

En la noche de Reyes

​Hace ya más de dos mil años, un suceso de dimensiones cósmicas convulsionó al mundo
Jorge Hernández Mollar
lunes, 7 de enero de 2019, 11:05 h (CET)

Quizás el ruido y la algarabía de las fiestas navideñas, no nos permite detenernos con un poco de sosiego para preguntarnos qué es lo que verdaderamente ocurrió para que año tras año, los cristianos de toda la tierra celebremos con tanta alegría el tiempo litúrgico dedicado a la Navidad.


A lo largo de estos miles de años nadie ha sido capaz de rebatir históricamente el nacimiento de un niño, en el lugar más humilde y recóndito de la tierra llamado Belén de Judá. Este niño, hijo de Dios, estaba llamado a impregnar los corazones de los hombres de pensamientos y principios con los que adornar toda su existencia: la verdad, la justicia, el amor, la caridad, el perdón, la paz, la fortaleza, la comprensión…, principios que siguen siendo contradictorios y también causa de enfrentamientos en la humanidad como El ya lo anunció.


Pero ya estamos próximos a terminar estas celebraciones con la llegada y adoración de los Reyes Magos después de un difícil y largo viaje desde tierras lejanas y en el que incluso tuvieron que sortear el malsano deseo de Herodes para conocer el lugar exacto del nacimiento de Jesús con la intención de romper el curso del destino que Dios tenía preparado para su Hijo. Solo la sabiduría de los tres Reyes y la misteriosa inspiración divina impidieron tan abyecta intención.


Quisiera detenerme en los tres regalos que según la historiografía cristiana ofrecieron Melchor, Gaspar y Baltasar al Hijo de José y María y que simbolizan el sentido que hoy también debemos dar a los millones de obsequios que hoy se entrecruzan cientos de miles de familias en todos los hogares que hoy celebran esta festividad.


El oro, como todas las cosas materiales de las que nos rodeamos no son malas en sí mismas. El problema es el apego y el fin que le damos. Un juguete para un niño, por ejemplo, es un divertimento no una herramienta para combatir, luchar y matar a los adversarios como ocurre con tantos juegos imaginarios hoy. No se compra por el solo hecho de consumir sino para obsequiar, agradecer, y reconocer a nuestros seres queridos y cercanos el cariño y agradecimiento con el que nos rodean.


El incienso representa el sentido que le queremos dar a nuestra existencia. Nada es más fructífero para la sociedad que una vida que sea noble, respetuosa con los demás, comprensible, impregnada por el buen olor de la amistad y que sirva para contrarrestar el ambiente bronco y crispado en el que hoy desgraciadamente nos movemos en algunos ambientes sociales, familiares o políticos y que por cierto es el origen de muchos desencuentros y enfrentamientos incluso violentos.


Finalmente la mirra es el signo de una vida sacrificada, lejos de la comodidad y la vida placentera que hoy tanto se busca. El éxito no es el fruto de las circunstancias, el amiguismo o el compadreo para lograr la gloria y el dinero tan efímero como el tiempo si así se consiguiera. Debemos recuperar o imitar el esfuerzo y sacrificio de tantos hombres y mujeres que en el mundo del deporte, las ciencias, las artes o de la iglesia misma han dado ejemplos de generosidad y entrega para conseguir sus metas y objetivos.


Tuve el privilegio de ser Gaspar en uno de aquellos viajes que ya forman parte de una de las vivencias más intimistas e inolvidables con que la vida te obsequia. Las miradas de inocencia y sorpresa de los niños, los juguetes que con mis amigos y compañeros reales Melchor y Baltasar repartíamos a quienes vivían quebrados entre la pobreza y la salud o el permanente griterío que nos rodeaba me transporta año tras año al humilde portal de Belén para depositar una vez más el oro, el incienso y la mirra de mis intenciones.

Noticias relacionadas

Reacciones internacionales: entre la condena y la inacción Aunque organismos como la ONU, la International Federation of Journalists (IFJ) y el Committee to Protect Journalists (CPJ) han condenado enérgicamente los ataques contra periodistas en Gaza, la respuesta de los Estados ha sido tibia.

Un abrupto desahucio que te deja en mitad de la calle con deudas y con lo puesto. O una peligrosa travesía desde los arrabales de la marginalidad al extrarradio de la pobreza. Tal vez una violación sexual en el portal de casa, o en un confesionario católico, o en el domicilio conyugal, o en el hogar de la niñez. O un despido fulminante que te manda a la precariedad vital.

En España la muerte natural de personas de todas las edades por parada cardiorrespiratoria es la dulce fuente de vida, donada y trasplantada. En Estados Unidos la muerte de personas jóvenes por sobredosis de fentanilo es el amargo origen de donantes y trasplantes.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto