Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cesta de Dulcinea | Ciudades | Movilidad
En cualquier caso, ecológico, rápido, cómodo, de fácil aparcamiento, a veces hasta escondido debajo del brazo

Carnet de patinete

|

Desde las primeras bicicletas, carros y carromatos de la Edad Media hasta nuestros días, la historia del transporte en dos, tres o cuatro o más ruedas ha ido evolucionando; a veces, sin demasiadas innovaciones creativas en trasladar un contenido, el que sea, también un contenido humano, añadiendo o quitando ruedas. Ya sea por tierra, mar, o aire, el transporte se va perfeccionando, pareciéndose en más de una ocasión a la historia del juguete aunque estemos llegando a Marte.


Existen modelos de bicis de los primeros años del siglo XIX y patinetes infantiles de principios del siglo XX. Patinetes que en realidad son sólo juguetes de madera de tres ruedas. La verdadera revolución del patinete generalizado llega cuando alguien se da cuenta que puede ser un trasto útil para el adulto. A principios de los años 90 surge la revolución del patinete. Es como si todos quisiéramos jugar a eso de mantenernos sobre dos ruedas, en el ocio, es como si de pronto, las personas quisieran resolver también el problema del aparcamiento junto a la dificultad de llevar hasta el centro de las ciudades, más grandes y problemáticas, nuestro coche caro que contamina, que ocupa espacio considerable y que nada más salir al asfalto va siendo motivo de diferentes impuestos y gravámenes, como el impuesto de compra de vehículo, de circulación, de vado, de aparcamiento, de carburante, de posibles multas, de retirada en el desguace, etc.


El patinete, y su conductor o viajero de las aceras o del carril bici, aunque ya haya incipientes normativas de movilidad, de momento, no sufre de multas, ni de impuestos, ni tiene unas reglas que le hagan cumplir a rajatabla por dónde llevar sus dos ruedecillas de nada, no hay necesidad de sacarse un carnet con pedagogía del patinete urbano; ni es demasiado caro, sólo habrá que buscar algo de equilibrio y guardar respeto a los viandantes…, vamos como todos cuando salimos a la calle cual urbanitas.


Además, lo que primero fue una tabla con ruedas juvenil, deportiva y de ocio, temeraria de personas mayores, ahora puede ser un artefacto plegable, eléctrico, regalo masivo de Reyes Magos, más o menos veloz, autónomo, de mejor o peor diseño, de mayor o menor peso y con mayor o menor precio o tiempo de carga. En cualquier caso, ecológico, rápido, cómodo, de fácil aparcamiento, a veces hasta escondido debajo del brazo.


Es curioso como un simple objeto puede pasar de ser juguete a prohibirse a los niños, de ser objeto de ocio a medio de transporte ideal y no contaminante para casi todos. ¡Cómo puede ser tan barato que los mismos buscadores del negocio del impuesto al sol, ya están buscando la aparición del impuesto a la sombra!, esto es a la delgada línea que marcan los patinetes cerca de la sombra de los edificios para circular con más comodidad, sea o no por la acera. Caerá una plaga estas navidades, con o sin chalecos amarillos de protesta y normativas varias. Aprovechemos que aún no exigen el carnet. 

Carnet de patinete

En cualquier caso, ecológico, rápido, cómodo, de fácil aparcamiento, a veces hasta escondido debajo del brazo
Nieves Fernández
miércoles, 5 de diciembre de 2018, 00:01 h (CET)

Desde las primeras bicicletas, carros y carromatos de la Edad Media hasta nuestros días, la historia del transporte en dos, tres o cuatro o más ruedas ha ido evolucionando; a veces, sin demasiadas innovaciones creativas en trasladar un contenido, el que sea, también un contenido humano, añadiendo o quitando ruedas. Ya sea por tierra, mar, o aire, el transporte se va perfeccionando, pareciéndose en más de una ocasión a la historia del juguete aunque estemos llegando a Marte.


Existen modelos de bicis de los primeros años del siglo XIX y patinetes infantiles de principios del siglo XX. Patinetes que en realidad son sólo juguetes de madera de tres ruedas. La verdadera revolución del patinete generalizado llega cuando alguien se da cuenta que puede ser un trasto útil para el adulto. A principios de los años 90 surge la revolución del patinete. Es como si todos quisiéramos jugar a eso de mantenernos sobre dos ruedas, en el ocio, es como si de pronto, las personas quisieran resolver también el problema del aparcamiento junto a la dificultad de llevar hasta el centro de las ciudades, más grandes y problemáticas, nuestro coche caro que contamina, que ocupa espacio considerable y que nada más salir al asfalto va siendo motivo de diferentes impuestos y gravámenes, como el impuesto de compra de vehículo, de circulación, de vado, de aparcamiento, de carburante, de posibles multas, de retirada en el desguace, etc.


El patinete, y su conductor o viajero de las aceras o del carril bici, aunque ya haya incipientes normativas de movilidad, de momento, no sufre de multas, ni de impuestos, ni tiene unas reglas que le hagan cumplir a rajatabla por dónde llevar sus dos ruedecillas de nada, no hay necesidad de sacarse un carnet con pedagogía del patinete urbano; ni es demasiado caro, sólo habrá que buscar algo de equilibrio y guardar respeto a los viandantes…, vamos como todos cuando salimos a la calle cual urbanitas.


Además, lo que primero fue una tabla con ruedas juvenil, deportiva y de ocio, temeraria de personas mayores, ahora puede ser un artefacto plegable, eléctrico, regalo masivo de Reyes Magos, más o menos veloz, autónomo, de mejor o peor diseño, de mayor o menor peso y con mayor o menor precio o tiempo de carga. En cualquier caso, ecológico, rápido, cómodo, de fácil aparcamiento, a veces hasta escondido debajo del brazo.


Es curioso como un simple objeto puede pasar de ser juguete a prohibirse a los niños, de ser objeto de ocio a medio de transporte ideal y no contaminante para casi todos. ¡Cómo puede ser tan barato que los mismos buscadores del negocio del impuesto al sol, ya están buscando la aparición del impuesto a la sombra!, esto es a la delgada línea que marcan los patinetes cerca de la sombra de los edificios para circular con más comodidad, sea o no por la acera. Caerá una plaga estas navidades, con o sin chalecos amarillos de protesta y normativas varias. Aprovechemos que aún no exigen el carnet. 

Noticias relacionadas

Hay muchas formas de identificar a los acosadores en el entorno escolar, si la dirección y coordinación realmente prestan atención a sus alumnos podrán notar los cambios de comportamiento de algunos alumnos hacia ciertos profesores. Los acosadores suelen dejar huellas y pueden ser rastreados en el entorno escolar.

Los cimientos del posmodernismo se tambalearon en la edición más convulsa y polémica que se recuerda en toda la historia de Eurovisión. Todo el agitpro de Occidente dirigió sus esfuerzos a cancelar a Israel, ese pequeño oasis capitalista que aún pervive en Oriente Medio y trata de sojuzgar a la Palestina dominada por la organización terrorista Hamas.

Un error flagrante que se ha cometido en los sistemas de enseñanza-aprendizaje es el de haber sustituido al profesor por el alumno en el epicentro protagónico de dichos ámbitos. El pretender resarcir al docente de su ostracismo no ha de implicar perjuicio ninguno para el educando, el cual se vería aupado, de este modo, a un mayor privilegio, toda vez que dispondría, así, de verdaderos referentes en su proceso de formación.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto