Su madrina la crió, ella era especial,
siempre iba arreglada, maquillada, con joyas
y bien peinada.
La niña de ella aprendió a beber una copita,
estaba rica.
Estaba claro, la estaban educando
para ser mala y no buena.
Beber no le disgustó y a escondidas siguió,
mezclaba de varias botellas y el líquido se acabó.
La madre se dio entonces cuenta y ha dicho ¿cuál de las dos?,
la grande o la pequeña, o fue madrina, ¿qué pasó?,
entonces las vigiló y a la chiquita cogió,
se había bebido todo, que contenta se quedó.
Le había gustado tanto que no quería confesar
y mentía diciendo: "a mi madrina la he visto yo, no fui yo".
Pero era tarde ya, pues no había lugar a dudas,
pues anduviera muy contenta cometiendo travesuras.
Se le prohibió beber más, pero no se le iba a negar,
la copita de madrina tenía que continuar.
De Los Sueños de una Mujer.
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