Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Religión | Muerte
Yo creo que después de la muerte habremos de dar a Dios cuenta de nuestra vida y que no volvemos a la nada sino a la vida eterna

¿La muerte es el final?

|

Cada día nos despachamos los noticiarios con reseña de las personas que han fallecido de forma violenta y el correspondiente aviso de que el ayuntamiento donde vivía cada uno decreta tres días de luto.


De los que mueren de enfermedad o de vejez en el hospital o en su casa quizás se enteren los vecinos de su bloque de pisos y sus familiares, a veces, encargarán una misa en la parroquia. Unos y otros pasarán al olvido.


La muerte es la única realidad de la que tenemos certeza: si estoy vivo tendré que morir. Podremos alargarla gracias a médicos y tratamientos durante algún tiempo pero al final moriremos sin remedio. También puede acortarla cada cual si se suicida o comete excesos o pueden acortárnosla con la eutanasia que ahora pretender promocionar.


Seguramente preferimos no hablar de ello. Para no asustar a la gente los curas cada vez predican menos sobre la muerte, ni siquiera en los entierros en los que, con frecuencia, lo que se hace es un panegírico del muerto, dando por supuesto que Dios lo habrá perdonado.


Pero la realidad que yo percibo es que la gente no cree en la existencia de Dios, o vive como si no existiera, y tampoco cree que haya otra vida en la que habremos de dar cuenta de lo que hicimos en ésta. Más bien piensan que después de la muerte volveremos a la nada, lo cual me parece horrible que tengan el mismo destino los asesinos que sus víctimas, los culpables que los inocentes.


No creer en la existencia de un Dios que nos pida cuentas tiene la ventaja de creernos libres para decidir sobre lo bueno o lo malo, sin reglas ni prohibiciones, salvo las que nos impongan las leyes decididas por los políticos, que se creen con poder para legislar cualquier cosa, siempre que tengan votos suficientes, como por ejemplo la ideología de género, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la educación para la ciudadanía por encima de los padres, la legalización del aborto o la promoción de una sexualidad sin compromisos o gravar con impuestos a todos los ciudadanos para gastar sin freno ni control, ni eficacia.


El Libro de la Sabiduría escrito antes de Cristo reflexiona sobre el hecho inevitable de la muerte y naturalmente de la vida y dice que los impíos llegan a la conclusión de que si todo acaba con la muerte, “comamos y bebamos que mañana moriremos” lo cual desencadena el egoísmo brutal de aprovechar la vida al máximo, según quiera o le apetezca. En cambio los justos, los que creen en Dios, saben que están en sus manos y no les alcanzará tormento alguno.


Para los creyentes, los que tienen fe, los que escuchan el evangelio de Jesucristo, la muerte no es el final como dice la canción que se canta en el ejército, la muerte es el principio de la verdadera vida, la que no tiene fin y en la que gozaremos de la presencia de Dios.


Mucha gente vive sin esperanza y trata de gozar de esta vida que se acaba a cambio de lo que sea, pero puede perder la otra, la que no se acaba, simplemente por dejarse arrastrar por la multitud de los que anuncian las bondades de un mundo mejor que nos traerá la falsa democracia, la falsa libertad, la falsa idea de que no necesitamos a Dios para nada.


Existen ideas modernas como los colgantes para cenizas de acero en siemprepresente.es.

¿La muerte es el final?

Yo creo que después de la muerte habremos de dar a Dios cuenta de nuestra vida y que no volvemos a la nada sino a la vida eterna
Francisco Rodríguez
jueves, 5 de julio de 2018, 06:45 h (CET)

Cada día nos despachamos los noticiarios con reseña de las personas que han fallecido de forma violenta y el correspondiente aviso de que el ayuntamiento donde vivía cada uno decreta tres días de luto.


De los que mueren de enfermedad o de vejez en el hospital o en su casa quizás se enteren los vecinos de su bloque de pisos y sus familiares, a veces, encargarán una misa en la parroquia. Unos y otros pasarán al olvido.


La muerte es la única realidad de la que tenemos certeza: si estoy vivo tendré que morir. Podremos alargarla gracias a médicos y tratamientos durante algún tiempo pero al final moriremos sin remedio. También puede acortarla cada cual si se suicida o comete excesos o pueden acortárnosla con la eutanasia que ahora pretender promocionar.


Seguramente preferimos no hablar de ello. Para no asustar a la gente los curas cada vez predican menos sobre la muerte, ni siquiera en los entierros en los que, con frecuencia, lo que se hace es un panegírico del muerto, dando por supuesto que Dios lo habrá perdonado.


Pero la realidad que yo percibo es que la gente no cree en la existencia de Dios, o vive como si no existiera, y tampoco cree que haya otra vida en la que habremos de dar cuenta de lo que hicimos en ésta. Más bien piensan que después de la muerte volveremos a la nada, lo cual me parece horrible que tengan el mismo destino los asesinos que sus víctimas, los culpables que los inocentes.


No creer en la existencia de un Dios que nos pida cuentas tiene la ventaja de creernos libres para decidir sobre lo bueno o lo malo, sin reglas ni prohibiciones, salvo las que nos impongan las leyes decididas por los políticos, que se creen con poder para legislar cualquier cosa, siempre que tengan votos suficientes, como por ejemplo la ideología de género, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la educación para la ciudadanía por encima de los padres, la legalización del aborto o la promoción de una sexualidad sin compromisos o gravar con impuestos a todos los ciudadanos para gastar sin freno ni control, ni eficacia.


El Libro de la Sabiduría escrito antes de Cristo reflexiona sobre el hecho inevitable de la muerte y naturalmente de la vida y dice que los impíos llegan a la conclusión de que si todo acaba con la muerte, “comamos y bebamos que mañana moriremos” lo cual desencadena el egoísmo brutal de aprovechar la vida al máximo, según quiera o le apetezca. En cambio los justos, los que creen en Dios, saben que están en sus manos y no les alcanzará tormento alguno.


Para los creyentes, los que tienen fe, los que escuchan el evangelio de Jesucristo, la muerte no es el final como dice la canción que se canta en el ejército, la muerte es el principio de la verdadera vida, la que no tiene fin y en la que gozaremos de la presencia de Dios.


Mucha gente vive sin esperanza y trata de gozar de esta vida que se acaba a cambio de lo que sea, pero puede perder la otra, la que no se acaba, simplemente por dejarse arrastrar por la multitud de los que anuncian las bondades de un mundo mejor que nos traerá la falsa democracia, la falsa libertad, la falsa idea de que no necesitamos a Dios para nada.


Existen ideas modernas como los colgantes para cenizas de acero en siemprepresente.es.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto