Parece que excavando en la plaza de la Iglesia de Granollers ha aparecido una cabeza de mármol de Chemtou (en Túnez) y que representa al dios romano Baco. La pieza tiene más de 1.800 años y, según dicen los arqueólogos que la descubrieron, se encuentra en un magnífico estado. Aunque no es definitivo, todo apunta a que es parte de una mesa del pueblo romano que se ubicaría donde ahora se sitúa Granollers, a poco más de 30 kilómetros de Barcelona, aunque esto último tampoco está claro.
Algo similar ya ocurrió tiempo atrás en Rubí y Tarragona, donde aparecieron testas de dioses de la antigüedad de manera aislada y que se cree que tienen alguna relación. De momento, que se sepa, los descubrimientos y las teorías permanecen a la espera de nuevos hallazgos que puedan corroborar la posible relación entre estas tres cabezas de mármol.
Baco fue el Dioniso griego en Roma. Así como Júpiter fue la imagen romana de Zeus, Minerva de Atenea, Venus de Afrodita o Neptuno de Poseidón. Los dioses griegos fueron adoptados por la mitología romana, sobre todo a partir de la conquista de la Magna Grecia por parte de los romanos, en el tercer siglo antes de Cristo.
No deja de ser curioso que aparezca desenterrada, en estos momentos, la figura de Baco o Dioniso, en Cataluña. Se podrían hacer una gran cantidad de similitudes entre la figura de Baco y la tensión política en la que estamos inmersos. Baco fue el dios del vino, de la liberación, de la orgía, protector de la vegetación, los campos, la fecundidad y acogedor de las almas de los muertos. Poca gente desconoce el sentido de las expresiones: ‘orgías dionisíacas’ o ‘fiestas bacanales’. Pero lo que quizás sí sea más desconocido es el significado de la palabra ‘dionisíaco’ en el mundo de la mitología antigua. Además de hacer referencia al dios Dioniso, el griego, significa lo sensual e instintivo frente al término apolíneo, que significa lo relativo a la razón, el orden y la armonía. Es decir, se contrapone lo referente al dios Baco con lo que concierne al dios Apolo.
Permítanme que extrapole de un campo, la mitología, a otro, la política, aunque no son tan dispares. Da la sensación de que el partido socialista, PSOE, se ha convertido en Baco y que el Partido Popular se acerca a la idea de Apolo. Siempre hay excepciones, por supuesto, y esto no deja de ser una comparación perversa. No parece que el líder del PSOE, y Presidente del Gobierno, esté actuando en algunos temas con la sensación del razonamiento, el orden y la armonía; y sí con la apariencia de impulsos instintivos, seguramente bienintencionados –y obligado por el nefasto sistema electoral- pero que no son suficientes para gobernar la nación. Así, el líder de la oposición y del PP, aparece el día después de los debates parlamentarios de gran altura en toda la prensa como personaje de Estado. En algún caso se llegó a decir que el primero había hecho un discurso de jefe de Gobierno y el segundo un parlamento de jefe de Estado.
Permitida la comparación sí parece oportuna la aparición del dios Baco en nuestros días. Esperemos, de todas maneras, que los arqueólogos que están trabajando en Granollers no aparezcan cualquier día de estos con la cabeza de Apolo. Entonces sí, no sería tan exagerada la comparación.