Corría el año 137 de la Era de los griegos (año 175 de J.C.) cuando subió al trono Antíoco Epifanes, a quien el Libro de los Macabeos llama “la abominación de la desolación, que no sólo arrasó Jerusalén sino que se apoderó de los tesoros del Templo.
Antíoco era hombre de pocas ideas, pero las que tenía eran clarísimas. Y decretó que todos debían abandonar sus propias y particulares leyes y creencias religiosas y tener leyes comunes, religión común y gobierno común. Implantó la más absoluta y sangrienta tiranía.
Hizo todo cuanto pudo por acabar con la religión judía y con el pueblo judío y, a tal efecto,decretó una serie de bandos en los que reflejaba su odio a Yahvé y dieron lugar a un manantial de sangre..
Ordenó que contaminaran el Lugar santo, que se edificaran templetes para adorar a los ídolos, que no se circuncidara a los niños, que las gentes mancharan sus almas con profanaciones, que dieran al olvido su Ley, que cambiaran sus instituciones y se condenara a muerte a quienes incumplieran sus mandatos.
La represión de Antíoco es fruto de su voluntad malvada, empeñada en imponer sus ideas a toda costa.
Pero hubo un grupo de judíos, fieles a la fe en un Dios único, que se negó a cumplir sus órdenes y se refugió en Modín.
La Historia suele repetirse y, de vez en cuando, surgen gobernantes, también con muy pocas ideas, pero muy claras, que las quieren imponer a toda costa, unas veces, por procedimientos más o menos sutiles y encubiertos y otras, aprovechando mayorías parlamentarias coyunturales, a fin de acabar con quienes no comparten sus ideas.
No pretendo comparar a Antíoco Epífanes con nuestro Presidente, pero tanto Zapatero como los partidos de izquierdas y algún que otro compañero de viaje, están mostrando una clara hostilidad a la Iglesia y a los católicos, aprobando leyes tan disparatadas como el matrimonio entre homosexuales o el divorcio por mutuo consenso y anunciando la ampliación de la ley del aborto y, a largo plazo, la permisión de la eutanasia y amenazando con acabar con los “privilegios”que tiene la Iglesia, la supresión de símbolos religiosos, la restricción de la asignación a los Sacerdotes y tachando de embusteros a los Obispos a quienes acusa de inmiscuirse en cuestiones políticas.
La proyectada ley para la Enseñanza ha puesto en la calle a millón y medio de ciudadanos que no piden otra cosa que libertad para que sus hijos sean educados conforme a sus creencias religiosas,y no se pongan cortapisas a los Centros religiosos para obligarlos a ir a Colegios públicos en los que se les adoctrine en creencias que no comparten.
No creo estar muy lejos de la verdad si pienso que así empezaría Antíoco Epífanes a desterrar la fe de los judíos.
Para completar la Historia, debo decir que, no tolerando la opresión de Antíoco, los judíos fieles a su Ley, llenos de santa cólera se sublevaron el año 166 (a.J.C.) y nombraron como Jefe a Judas Macabeo.
Este pasaje bíblico ¿le recuerda algo a Rodríguez Zapatero?
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