| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
La periodista Ima Sanchís le pregunta a Rob Riemen, teólogo y ensayista: ¿Qué es la vida? La respuesta que recibe: “Complejidad, pero vivimos en una época que no pretendo que la vida sea fácil, diversa, sexi y formidable. Hemos olvidado que la vida es una búsqueda de sentido”. En tanto no se haya encontrado el auténtico sentido de la vida, la existencia es un desbarajuste. Vivir se convierte en algo parecido a lo que hacen las abejas que van de flor en flor buscando el vigorizante néctar. Para las abejas es saludable su comportamiento porque han sido creadas para proceder de la manera como lo hacen, pero no para el hombre. El hombre ha sido creado para disfrutar estabilidad emocional. Nuestra manera de ser catacaldos fomenta la inestabilidad. Deseamos conseguir algo que sea duradero y cuando creemos que lo hemos conseguido se nos escapa de las manos como el agua que queremos atrapar con ellas. A empezar una nueva búsqueda que tendrá idéntico final. Y así indefinidamente. Mientras navegamos en esta etapa de buscar estabilidad en lo inestable lo que se consigue es crear inestabilidad. La instabilidad tiene matices que se refleja en la caducidad de todo lo que hacemos. Las instituciones prestigiosas tambalean. Los matrimonios hacen agua. La fidelidad de por vida de los contrayentes al más mínimo soplo de brisa se rompe el juramento porque otro amor se ha interpuesto en el camino. El respeto que los hijos deben a los padres debido a un concepto equivocado de lo que es libertad, se convierte en odio. El Estado que debería ser la salvaguarda de los ciudadanos se convierte en opresor. La Iglesia que debería ser la primera en manifestar estabilidad porque debería tener a Cristo, que es la Roca, como cimiento, los vientos contrarios que soplan contra ella la derriban. La sociedad actual se sostiene a base de parches. Se tapa un agujero y se abre otro. La situación no durará siempre. Llegará el día que estallara en mil pedazos.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
|