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En un mundo cada vez más interconectado, pero paradójicamente más dividido, el respeto parece haberse convertido en una palabra vacía, en un eco lejano de lo que alguna vez fue la base de la convivencia humana. Hoy, las diferencias políticas, culturales, religiosas o ideológicas, ya no se interpretan como riqueza, sino como amenaza. Se descalifica con rapidez, se insulta sin filtros, y se señala al otro con la dureza del prejuicio.
Un día, una niña negra de 12 años entró en la casa donde su madre lavaba ropa. Vio una biblioteca. Se acercó. Tomó un libro entre sus manos… y entonces, la hija del dueño la detuvo con una frase que la marcaría para siempre: “Eres negra. Los negros no saben leer”. Aquella frase no la hundió. La encendió. Y cambió el rumbo de su vida.
Las unidades de Información de Policía Nacional y Guardia Civil establecerán como “objetivos prioritarios de análisis e investigación” a los grupos racistas y xenófobos ligados a movimientos nacionales e internacionales de extrema derecha, de acuerdo con las directrices que enviará esta misma semana la Secretaría de Estado de Seguridad a las direcciones generales de ambos cuerpos.
Con los ataques, cuidadosamente preparados, a la población inmigrante en Torre Pacheco, los patriotas trumpistas en España tratan de lanzar una ofensiva siguiendo la línea que está llevando la Administración Trump en Estados Unidos. Porque tras la política de Trump, xenófoba y racista, hay claramente un auténtico objetivo; que no es la “remigración” para expulsar a todos y eliminarlos como fuerza laboral del país, sino enfrentar y dividir al pueblo trabajador.
Los recientes disturbios en Torre Pacheco no son un fenómeno aislado, ni una consecuencia directa del islam, como algunos titulares buscan sugerir. Lo que ha estallado —como en otras periferias silenciosas— es el hartazgo de un abandono que lleva años cocinándose. Arde la exclusión, no la religión. Lo que se quema es la desidia institucional, la fractura social y el vacío espiritual.
Y digo que es una vergüenza por no decir algo más fuerte y ofensivo para los malditos racistas que están llenando las calles de este precioso y próspero pueblo murciano del odio y la violencia de la que son maestros. Me he decidido a efectuar este comentario a la vista de que los altercados no cesan y las fuerzas de orden público, al menos hasta el domingo pasado, estaban actuando con manos de algodón.
El 3 de mayo de 2024, Roger Fortson estaba hablando por videollamada con su novia cuando llamaron a la puerta de su casa. Fortson, un hombre negro de 23 años, era un aviador sénior de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que estaba prestando servicio en el estado de Florida. El policía del condado de Okaloosa Eddie Duran había acudido al complejo de apartamentos donde vivía el joven en respuesta a una llamada que alertaba sobre un presunto altercado doméstico en el lugar.
El otro día leí lo siguiente: “No pude, no pude callarme, verla con el burka en el ambulatorio me molestó. Ahora siento haberme puesto tan nerviosa, pero fue superior a mí”. No salgo de mi asombro, en pleno siglo XXI, en España, una mujer sentada en la consulta del pediatra, con una niña en su cochecito y con ese trapo horrible... ¡Por Dios! Es denigrante ver la utilización de esa prenda tan horrible.
Ni es oro todo lo que reluce ni racismo todo lo que se identifica como tal. Hemos llegado a un punto de histeria colectiva con esto de la corrección política que casi atajamos si algo se considera discriminatorio, salvo que se demuestre lo contrario. Pasa con el racismo, naturalmente. Si aparece en el escenario un negro, un magrebí o un gitano, la cagada está cociéndose a fuego lento.
Si Dios ha hecho al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, ¿te imaginas a Dios el día de su creación diciendo “a este ser humano lo crearé mejor que a otros”, o “a este ser humano lo crearé tan superior que podrá juzgar a los demás”? Definitivamente, no parece la imagen compasiva y amorosa de un Dios redentor.
Donald Trump brindó su discurso de cierre de campaña en un mitin que encabezó en el histórico Madison Square Garden de Nueva York, la misma ciudad donde recientemente fue declarado culpable de cometer 34 delitos. El evento fue una coordinada bacanal de odio que se prolongó durante seis horas. Los oradores del acto azuzaron a la multitud con declaraciones hostiles hacia los inmigrantes, las personas negras, la población judía, las mujeres y otros grupos sociales.
No todo es fascismo. Hay fascismos puntuales o coyunturales que se abren paso en la vida cotidiana y personal y fascismos alentados por regímenes dictatoriales y también por estados de bella fachada democrática. Por tanto, no cabe decir que el fascismo sea un concepto genuino, unforme y acabado: se va haciendo y adaptándose a diferentes contextos sociales, políticos y culturales.
El proyecto activista “Madrid me mata” se presenta, por primera vez, en Cochabamba (Bolivia), en el espacio autogestionado de arte contemporáneo Agrupación Accidentada De Emergencias Inútiles. “Madrid me mata”, de María Lamuy, explora, a partir del diseño y el dibujo, cómo la ciudad de Madrid es escenario de delitos de odio casi a diario.
A los 25 años de la nominación a Óscar al mejor actor de Edward Norton por su actuación a la película American History X, en 1999, he vuelto a ver la película y me reafirmo en que es una película que explora temas profundos de racismo, violencia, y redención, reflejando de manera intensa diversos problemas sociales en Estados Unidos.
En un solemne discurso que pronunció el miércoles por la noche desde el Despacho Oval, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, explicó las razones por las cuales abandonó su candidatura a la reelección y respaldó a la vicepresidenta Kamala Harris para que lo reemplace. La alocución de Biden puso fin a dos semanas históricas para Estados Unidos, en las que Harris fue catapultada como la probable candidata presidencial del Partido Demócrata.
El 18 de julio es una fecha que conmemora el nacimiento de uno de los líderes más emblemáticos del siglo XX, Nelson Rolihlahla Mandela. En esta jornada, conocida internacionalmente como el Día de Nelson Mandela, se rinde homenaje a su lucha incansable por la justicia, la igualdad y la humanidad en Sudáfrica y en todo el mundo. Fue un líder que consiguió un impacto imborrable en la lucha contra el apartheid y cuyo legado continúa inspirando a generaciones.
Nos vemos obligados a repetir en esta presentación de nuestra Memoria Anual de Actividades correspondiente al año 2023 lo que venimos repitiendo, año tras año, especialmente para quienes se acercan a nosotros por primera vez. El testimonio de nuestra actividad que se ofrece en estas páginas es humilde, pero nos enorgullece saber y decir que todo lo que aquí se dice ha sido pensado, diseñado, dirigido y administrado por los propios gitanos.
En este año 2024, se está doblando prácticamente, la cifra de migrantes que llegan a nuestras costas, algo que es imposible de impedir, ya que vienen de continentes, como África, huyendo de hambrunas, opresiones y diversos conflictos, donde se les hace inviable vivir y su único objetivo, es poder alcanzar un país donde poder tener una vida digna y en paz.
La población migrante ha contribuido a construir lo que hoy es Estados Unidos, una realidad que ninguna expresión de racismo o xenofobia puede borrar. Las personas migrantes, entre ellas migrantes menores de edad, trabajan en los campos y en las fábricas estadounidenses y con su trabajo le dan impulso a la economía del país.
En su primera novela larga, Jaime Pérez de Sevilla (Madrid, 1983) pone el foco nada menos que en el Ku Klux Klan. Un movimiento que parece haber desaparecido en los últimos tiempos, pero que, lamentablemente, y como él mismo ha podido descubrir, sigue muy activo. Pero 'El mañana nos pertenece' no solo trata sobre este particular, sino sobre algo mucho más aterrador: la capacidad que el racismo tiene para prender su mecha dentro de personas aparentemente normales.
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