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Una novela de muy recomendable lectura, pues es como un soplo de aire fresco que elimina la toxicidad de un ambiente cargado en el que la llamada civilización, la técnica y lo artificial han ganado la partida y aplastan con su peso la vida de cualquier ser humano atrapado en la vorágine de una sociedad que ha dado la espalda a la vida natural y sencilla en la que cada persona únicamente se puede reencontrar y reconocer.
La nueva novela de Bernardo Arxaga, flamante Premio Nacional de las Letras Españolas, vuelve a demostrar que sabe hacer literatura con los materiales que conforman su vida y entorno cotidiano, con todo lo que nutre las raíces del hombre plantado en su propio y personal mundo y lo hace con una especial magia que transforma la realidad en literatura, pero en ella sigue discurriendo la vida con toda su pujanza y autenticidad.
Si en primera instancia aspiramos a las actitudes bien estructuradas a través de los argumentos lógicos; casi de inmediato percibimos los desajustes, esas determinaciones que no hay por donde cogerlas dadas sus características polifacéticas.
Hoy se dio a conocer en la capital española que la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE) otorgó su máximo reconocimiento a treinta y cinco personalidades del mundo de la cultura y el arte, entre ellas al escritor, comunicador y educador poblano Abel Pérez Rojas.
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