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Muchas familias han renunciado a esta apuesta por el sosiego. Vivimos inmersos en un trajín permanente, sin apenas tiempo para nosotros. Hoy, multitud de chavales caminan a la deriva, abandonados a sí mismos y a sus instintos. Inmersos en multitud de quehaceres, un sinfín de hogares, con sus progenitores al frente, tampoco encuentran tiempo para sus hijos; obviando su tarea más importante, de cuidado y comunicación entre sí, enseñándoles a distinguir lo que es bueno de lo que es malo.
En una de las muchas conversaciones que he mantenido sobre las consecuencias de la maldita pandemia del Covid-19, mi interlocutor ponderaba la apreciable mejora obtenida en las relaciones familiares a lo largo de la misma.
El 22% de los pacientes hospitalizados mayores de 80 años presenta un consumo activo de alcohol, según revelan los datos preliminares de un nuevo registro que han impulsado médicos internistas y cuyos resultados fueron avanzados en el marco de la VI Reunión del Grupo de Trabajo de Alcohol y Alcoholismo (2-3 de junio) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
A lo largo de nuestras vidas no habíamos sentido una sensación de libertad semejante. Por primera vez en muchos meses nuestras familias nos han dejado disfrutar del “recreo”. El grupo de “puretas” que nos hicimos amigos a finales de los cincuenta, aquellos que nos reuníamos los primeros viernes de cada mes para comer juntos y disfrutar de un largo almuerzo lleno de emotividad, alegría y recuerdos, volvíamos a los buenos tiempos.
En los tiempos de pandemia en los que aún vivimos es absolutamente necesaria una ética solidaria y compasiva. Siempre es apropiada la insistencia en el valor de los Derechos Humanos y en su cumplimiento desde una perspectiva individual y social. De este modo, se reconoce el derecho al cuidado y el deber de cuidar.
Como habrán comprobado a través de mis escritos, soy un gran defensor e investigador del “segmento de plata”. Ese grupo de personas que constituyen el grueso de cuantos hemos pasado la etapa laboral y nos encontramos en el “paraíso” de la jubilación. Ojo, pero con las suficientes fuerzas para seguir prestando un servicio a la sociedad. En este caso: “gratis et amore”.
Según datos que maneja Thyssenkrupp, el 80 % de los mayores de 50 años tienen problemas de rodilla. Y cinco de cada diez sufren limitaciones para moverse sin ayuda. El dolor de rodilla es un síntoma que tiene muy diferentes causas. En ocasiones, empieza de repente, con un movimiento forzado o durante la práctica deportiva; en otras, crece despacio o se presenta de forma esporádica y remite por temporadas.
El buen tiempo es beneficioso para la salud de nuestros mayores ya que aumenta su energía, su estado de ánimo, incrementa las ganas de hacer cosas y salir de casa, esto es debido a que el buen tiempo y la mayor cantidad de luz favorece la liberación de serotonina y oxitocina lo que provoca que se reduzca el estrés y la ansiedad.
Siempre he pensado que el ser más cercano a Dios es el agnóstico. Siempre estuve convencido de que la verdad de uno mismo es la duda. Esa duda lleva al agnóstico frente a la “fe” del creyente: ¿quién y por qué? o ¿por qué y quién?
Recuerdo como si hubiera sido ayer aquel decreto emitido a través de todos los medios de comunicación en el que se nos confinaba sine die. No nos imaginábamos entonces la repercusión que iba a tener en nuestras vidas esta “nueva normalidad” y el largo plazo de duración de la misma.
Este año se celebra la 13ª convocatoria del Concurso de Relatos Escritos por Personas Mayores de 60 años. El tema: ”Este es el principio de una gran historia y tú eres el protagonista. El tema incita al narcisismo en las personas mayores. No debe olvidarse que el narcisismo consiste en la complacencia de una persona en sus propias cualidades y logros.
Los que nacimos entre los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, hemos demostrado ser unos dignos representantes del “segmento de plata”. Creo que a lo largo de la historia hemos sobrevivido estoicamente a las diversas alternativas vitales, políticas, económicas y laborales que se nos han ido presentando.
Esperaba este momento como agua de mayo. A nuestra provecta edad cualquier circunstancia que elimine problemas añadidos a nuestra vida nos parece un gran acontecimiento.
Los españoles pasamos una media de cuatro horas viendo la tele, una cifra que aumenta hasta casi las ocho horas en caso de los mayores de 65 años. Algo preocupante si tenemos en cuenta que, además, la pandemia ha aumentado estas cifras en un 20 %.
A pesar de que el mundo le ha dado muchas satisfacciones, ahora Maribel está viviendo el lado más amargo: el ver a su padre con Alzheimer. Sentir como su familia está pendiente día tras día de la evolución de su enfermedad, y la impotencia de tener que delegar todo en su madre y hermano porque vive en la ciudad donde trabaja, lejos del pueblo donde vive la familia.
Hace más de un año que comenzamos a vivir este vía crucis particular. Se han ido sucediendo las etapas llenas de promesas incumplidas. La resolución de las mismas se ha ido disolviendo en el tiempo como si los compromisos jamás se hubieran realizado. Un montón de mentiras y de recomendaciones, cuando no imposiciones, totalmente contradictorias.
En el nuevo libro de la catedrática emérita de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia Adela Cortina titulado Ética cosmopolita se tratan numerosas cuestiones de extraordinaria importancia para entender lo que ha causado la pandemia y también el presente y el futuro que se puede construir.
Según un estudio realizado por Familiafacil.es, que dispone de más de 600.000 usuarios en todo el territorio nacional, la contratación de cuidadores de mayores y niños en los hogares ha aumentado un 73 % respecto a la semana anterior.
El acúfeno, también llamado tinnitus, se define como la percepción de un sonido en ausencia de una fuente sonora. Puede ser objetivo, cuando es causado por sonidos generados en el cuerpo y transmitidos al oído, o subjetivo, ocasionado por una actividad neural anormal.
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