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No, no se trata de un juego de palabras, acertijo o rompe cabezas, es que me importa un ardite lo que ocurra con José Antonio Griñán. Ciertamente ya se ha resuelto por indicación de la médica forense que no ingrese en prisión para cumplir los 6 años y 2 días de prisión a los que fue condenado por el turbulento fraude de los EREs cometido por integrantes de la Junta de Andalucía mientras él era presidente de la misma.
Tras la esperada sentencia condenatoria del Supremo sobre el inmenso fraude del PSOE andaluz, he tenido diferentes sensaciones. La primera, de estupor pensando en los 13 años transcurridos en los tribunales. La segunda, de sorpresa sobre la exquisitez de casi todos los medios en general y particularísimamente los de izquierdas en el tratamiento de la noticia. Y, la tercera, sobre los comentarios de los componentes del gobierno y de los partidos que lo forman.
Cada vez son más quienes afirman que “los sindicatos son la peor estafa de un país después de las comunidades autónomas”. España no pierde nada porque desaparezcan los sindicatos de malversadores. No estaría de más que el nuevo sindicato “solidaridad” diera una lección de actuación, métodos y honradez a las vetustas organizaciones sindicales de clase; es decir, clasistas. A ver si así aprenden a trabajar y a conjugar ese verbo.
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