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Fernando Jáuregui
La semana política
Fernando Jáuregui Campuzano nació en 1950 en Santander y estudió Derecho y Periodismo en Madrid. Lleva 32 años dedicado a tareas informativas, habiendo desempeñado diversos cargos en Europa Press, Informaciones, Diario 16, El País, El Periódico, El Independiente, Ya y El Correo. En la actualidad colabora en ABC y en Colpisa, y dirige la revista Más-Más y los sitios digitales Ocio Crítico, Diario Crítico y Diario Hispanoargentino. Ha sido corresponsal de EFE en Naciones Unidas (Ginebra), de Pyresa y de otros medios en Lisboa durante la revolución de los claveles. En radio ha colaborado con COPE, RNE y actualmente con Onda Cero. También colabora en Telemadrid y Telecinco, donde ha sido subdirector de Informativos y director del programa 'Mesa de Redacción'. Ha publicado 18 libros sobre actualidad e historia contemporánea, el último de ellos 'Cinco horas y toda una vida con Fraga'. Fue directivo de la Asociación de la Prensa de Madrid y ahora es miembro de la directiva del Club Internacional de Prensa. Ha sido subjefe de prensa del Ministerio de Hacienda (con el ministro Jaime García Añoveros), director de comunicación del Ayuntamiento de Madrid (con el alcalde Juan Barranco) y director general de comunicación de la ONCE.
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MADRID, 22 (OTR/PRESS)¿Con qué cara aparecerá Pedro Sánchez el martes en La Haya, en la 'cumbre' más conflictiva que la OTAN habrá celebrado en su historia, si el día anterior, es decir, este lunes, las declaraciones de Abalos y Koldo ante el Supremo le ponen, como algunos dicen que podría ocurrir, en un serio aprieto? No faltan analistas que piensen que uno de los 'escapes' del presidente español ante su angustiosa situación interna es sacar pecho de estadista y enfrentarse nada menos que a Trump aprovechando está reunión de la Alianza Atlántica, que coincide con los bombardeos estadounidenses sobre Irán, una auténtica guerra que nadie sabe muy bien cómo parará.
Dicen que las meditaciones de Pedro Sánchez en estos días sin agenda abarcan, claro, el plano interno: ¿qué hacer ahora, cómo buscar al sustituto de Santos Cerdán al frente del partido?¿Hay que cesar a algunos ministros? O ¿hasta qué punto seguir apoyando ciegamente al cada día más acorralado fiscal general del Estado? Y un crecientemente largo etcétera. Pero Sánchez quiere situarse, por ambición propia y quizá para huir de la quema ibérica, como un estadista mundial que, cabalgando casi en solitario sobre la Internacional Socialista, marque sendero propio frente a líderes ciertamente tan aborrecidos como Putin, Netanyahu y...Trump.
Me pregunto si veremos un 'duelo al sol' entre el inquilino de la Casa Blanca y el de La Moncloa. Eso sería dar demasiada importancia a Sánchez, claro, pero la abierta negativa del presidente español a aumentar su contribución del PIB en gastos de defensa hasta un cinco por ciento puede encontrar apoyo en otros líderes europeos. En Portugal, por ejemplo, e incluso puede que en Italia y Francia, aventuran diplomáticos españoles afectos al 'sanchismo'. No todos los socios de la OTAN están ahora en posición de dedicar una partida tan importante de su PIB al capítulo militar. Y eso, aunque el secretario atlantista, Rutte, haya sugerido que en cinco años Europa puede estar en guerra con Rusia. ¿Por qué no, si a Putin le quedan aún cinco años de mandato oficial? Así que la cosa se presenta calentita.
Lo de refugiarse en el exterior para huir de la quema interna es una vieja estrategia que ya Gorbachov delineó ante Felipe González en presencia indiscreta de algunos periodistas españoles: "en mi país me odian, fuera me adoran", dijo el líder reformista ruso. Lo que ocurre es que los focos de incendio patrio para Sánchez son demasiados, y abarcan desde la corrupción al desmoronamiento de la moral en el partido, desde el alejamiento de sus socios a la necesidad de que, a trancas y barrancas, el Constitucional apruebe la amnistía para garantizarle que podrá regresar en otoño al forajido que, de momento, sustenta al Gobierno central.
Desde luego, dirán oficiosamente en La Moncloa, todo esto, los Koldos, las Jessicas, los Puigdemont, la UCO y hasta el previsible enfrentamiento entre el Constitucional y el Supremo a cuenta de la amnistía es cuestión menor, mínima, en comparación con los problemas de un mundo en el que Estados Unidos está atacando las instalaciones nucleares de Irán, en el que Netanyahu sigue matando en Gaza o Putin haciendo lo mismo en Ucrania, mientras todos ellos hablan, eso sí, de paz. Esos son los grandes temas que Sánchez quiere cabalgar y de los que se hablará en La Haya durante dos días en los que el presidente español olvidará sus quebrantos domésticos. A Sánchez, un aventurero que ama los riesgos al fin y al cabo, ¿qué más le da la posibilidad de que, en plena sesión atlantista, Trump le eche una bronca -bueno, se la vuelva a echar a España-- por 'no pagar' la cuota de la OTAN?
Puede que la cosa adquiera tintes épicos, o puede que todo, en aras de la diplomacia multilateral, quede en tormenta en vaso de agua. En todo caso, para La Haya que se nos va Sánchez con el ardor guerrero -contra las pretensiones de la OTAN-inflamado. Lo malo, ya digo, es que el dinosaurio de Monterroso siempre sigue ahí, dispuesto a tal vez devorarnos, cuando despertemos de los sueños imperiales.
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Solamente alguien como Pedro Sánchez podría sobrevivir, y no mucho tiempo, a las portadas de los periódicos en los últimos días. El registro por la UCO de la sede de Ferraz, con fotos y todo, no ha sido la única mala noticia recibida por el prisionero de La Moncloa, claro: incluso Trump se indigna con el presidente español por su rechazo a subir hasta un 5 por ciento el gasto en Defensa, como pide -exige-la OTAN. Las especulaciones crecen y crecen, y ya muy pocos conceden posibilidades al 'statu quo' actual de Sánchez y su círculo íntimo.
22 de junio de 2025.
En medio de una notable polémica en las redes sociales -no tanto en los medios clásicos-, el Rey Felipe VI ha ejercido su prerrogativa de ennoblecer con el título de marqueses a tres españoles y tres españolas notables en sus diferentes trayectorias. No es algo nuevo: Juan Carlos I ya nombró marqués a Vicente del Bosque y condesa a Carmen Iglesias.
21 de junio de 2025.
Algunos lo atribuyen al maquillaje excesivo y tal vez equivocado, pero a mí no me engaña: ese rostro contraído, esa mirada demasiado fija, esa pérdida de control en una respuesta al 'socio' que le ha salido respondón (Rufián) en el Congreso, evidencian al hombre contra las cuerdas. Que sabe que va a perder el combate, pero que, por tozudez, pundonor o amor al riesgo, no tira la toalla. Y, la verdad, es un milagro de lo que ahora se llama resiliencia que siga ahí, tomándose cada vez más jornadas de solitaria reflexión, renunciando cada día a más presencias. Algo va a pasar, dicen todos, pero él insiste en que cumplirá los plazos. Yo, viéndole aunque sea de lejos, lo dudo.
20 de junio de 2025.
¿Irse?¿Convocar elecciones anticipadas? Al menos ¿aceptar una cuestión de confianza?¿Remodelación gubernamental?¿Separar de la dirección del PSOE a responsables gubernamentales, como María Jesús Montero? Nada de eso. Se queda. No habrá elecciones anticipadas, ni cuestión de confianza, no remodelación gubernamental, ni nueva era en el PSOE más allá de los cambios en la Secretaría de Organización. ¿Autocrítica? Poca. Se equivocaron con Cerdán y antes con Abalos, y ya está. Así que, con este análisis, en el que los daños se circunscriben a la Secretaria de Organización del partido, se puede continuar como si tal cosa: unos retoques el 5 de julio, en el comité federal, aislamiento del 'koldismo' en el partido, que es, dijo, un partido ejemplar, unos cuantos ataques al PP y a Vox... Y, con esto, fuese -que no había almorzado, repitió- y no hubo nada.
17 de junio de 2025.
A saber, claro, por dónde saldrá Pedro Sánchez este lunes cuando se reúna con la comisión ejecutiva del PSOE, cuya remodelación -faltaría más-anunció. El presidente y secretario general es persona poco previsible y ha destrozado todas las apuestas acerca de su futuro. ¿Cuántas veces le hemos dado por políticamente muerto, y ahí sigue?. ¿O seguía? Porque la lógica más básica indica que esta que ahora comienza debería ser la última semana que habita en La Moncloa: es lo que ocurriría en países como Alemania, Portugal, Francia o el Reino Unido, para no hablar ya de los nórdicos. Ocurre, sin embargo, que parece que Sánchez ha trazado un plan. Que no pasa por tirar toalla alguna, y sí por amañar una 'regeneración' de un partido, el PSOE, en shock, y de un Gobierno, el suyo, en pánico.
16 de junio de 2025.
La impresión que nos dejó Pedro Sánchez el jueves, en su primera rueda de prensa en más de cuarenta días, forzada por la constatación definitiva de que el 'número tres' del PSOE era un corrupto, fue la de que el presidente no es del todo consciente de un pequeño detalle: que todo ha volado por los aires. Que ya no basta con soluciones parciales, el cambio de algunos rostros y pedir disculpas con gesto de funeral para poder seguir en el poder hasta 2027, y quién sabe si después, como si tal cosa. Ni el Rey Juan Carlos lo logró tras su "no volverá a ocurrir". Por mucho menos cayeron no pocos gobernantes europeos e incluso hay quien busca ya paralelismos con lo del Watergate que hizo caer a Nixon.
15 de junio de 2025.
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