MADRID, 10 (OTR/PRESS)Al Gobierno se lo ha tragado la tierra en estos días de asueto veraniego. Para los ministros, parece, empezando por el propio presidente, estos días son más de escape que de vacaciones: ojalá, deben pensar, agosto durase hasta 2027 y entonces, por fin, Legislatura completada. ¿Ha sido una consigna esta del perfil tan bajo de los ministros 'vacacionantes' que no aparecen ya, salvo excepciones puntuales, ni en las entrevistas en las emisoras más cercanas? Lo malo es que, aunque parezca que la gran noticia es que en verano hace calor, el mundo no se para, y la maquinaria que nos llevará a un septiembre que será angustioso para el Ejecutivo, tampoco. Bueno, sí, en estos últimos días ha aparecido la ministra-candidata Diana Morant para hacer unas declaraciones poco afortunadas en relación con el lamentable caso del ex comisionado de la DANA, José María Angel. Pero, por ejemplo, de la ministra de migraciones -que casi nadie sabe cómo se llama-nada sabemos en estos tiempos de zozobra y declaraciones altisonantes de Vox sobre el tema. Y del titular de Exteriores, menos aún: nadie ha salido a explicar por qué España, que al fin es la cuarta potencia de la UE, no ha sido invitada a la 'cumbre' informal UE-Estados Unidos preparatoria del encuentro de Trump con Putin sobre Ucrania. Simplemente, parece que nuestro país ha dejado de contar a la hora de las reflexiones sobre el delicadísimo momento internacional que estamos viviendo este verano. ¿Y del caso Huawei qué sabemos? Pues lo mismo: nada. Interior mantiene el contrato con la compañía de comunicaciones china, pero nos avisan de que Washington exige una inmediata ruptura del mismo o se acabó la información más o menos confidencial que nos enviaba la CIA. Si a ello le unimos la sequía a la que nos somete, cuentan, el Mossad israelí, habrá que convenir que nuestros servicios secretos, el CNI, deben andar bastante escasos de datos relevantes sobre lo que está pasando en el mundo. Es, al menos, lo que nos permite conjeturar el pertinaz silencio oficial en torno a estas cuestiones, clave para la seguridad nacional. ¿Quién está de guardia en La Moncloa mientras el presidente veranea en La Mareta? Hermetismo pertinaz. ¿Esta de guardia la vicepresidenta María Jesús Montero, mientras dedica parte de sus ocios a ser candidata andaluza? ¿Lo está el triministro Félix Bolaños, sin duda uno de los miembros más activos del Consejo de Ministros? A través de mi experiencia, y salvo los colegas que pueden presumir de tener fuentes derivadas de los cenáculos monclovitas, constato que el Gobierno, en la esperanza de ser olvidado, nos olvida. De veras que llevo viviendo bastantes agostos (des)informativos, pero no recuerdo ninguno como este, en el que los ministros/as estén tan alejados/as de la vida pública, como escondidos en paradero desconocido. Recuerdo que Alfonso Guerra, cuando era vicepresidente del Gobierno, prescribió que los ministros habrían de tener veraneos austeros, "con pañuelo de cuatro puntas en la cabeza y botijo". Pero él lo decía ante el afán de los miembros del Gobierno por aparecer en medios públicos y privados, opinando sobre lo divino y los humano. Lo de ahora es otra cosa: quitando a Salvador Illa, que más parece superministro que molt honorable president de la Generalitat, y Zapatero, que a saber por dónde se mueve, esto es un páramo gubernamental. Y alguno, me consta, anda con la mosca tras la oreja, sospechando que, cuando regrese de Lanzarote, el presidente se pondrá en serio a, entre otras cosas, diseñar una crisis de Gobierno en toda regla. Y entones sí que a algunos les llegará el silencio definitivo: adiós a las entrevistas radiofónicas complacientes. O quizá entonces les haya llegado el momento de expresar en público cosas que ahora no dicen ni en privadísimo, aunque las piensen, vaya si las piensan.
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