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Opinión
Etiquetas | Guerra | ISRAEL | Gaza | Cisjordania | Hamás | EEUU
EEUU tiene la capacidad de ejercer presión sobre Israel para que cese su ocupación

​Mientras Israel arrasa Gaza, los medios de comunicación estadounidenses avivan el fuego

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A medida que Israel intensifica su brutal respuesta al brutal ataque que la organización Hamás llevó a cabo el 7 de octubre, es importante escuchar las voces de quienes se encuentran en la línea de fuego, en ambos lados del conflicto. Los principales medios de comunicación de Estados Unidos nos ofrecen constantemente las voces de los israelíes que han sufrido los actos de violencia de Hamás. Ojalá los medios cubrieran también de esa forma el dolor que padece la población civil de Palestina, ya que rara vez escuchamos su voz. Escuchar el relato de las víctimas en su propia voz es el primer paso para derribar barreras y cultivar una comprensión que pueda allanar el camino hacia una paz justa.


Poco después del ataque de Hamás, Israel inició un nuevo e intenso bombardeo contra la Franja de Gaza. Quienes están soportando todo el peso de esa represalia son los 2,4 millones de palestinos que Israel tiene atrapados en Gaza, casi la mitad de los cuales son niños y niñas. La Franja de Gaza —un enclave de entre 6 y 12 kilómetros de ancho y 40 de largo— es uno de los lugares más densamente poblados del planeta y ha sido descrita como la prisión al aire libre más grande del mundo. En las condiciones llamadas “normales”, los gazatíes viven bajo una severa ocupación militar. Nadie entra ni sale sin el permiso de Israel. Israel controla el suministro de agua, alimentos y combustible de Gaza. Ahora, tras el ataque de Hamás, el bloqueo y los bombardeos israelíes en/sobre Gaza han adquirido un carácter catastrófico.


El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunció: “Hemos impuesto un bloqueo total en Gaza. No habrá comida, agua ni combustible; todo estará cerrado. Estamos luchando contra animales humanos”.


Al momento de escribir estas líneas, se ha confirmado la muerte de 1.300 israelíes, además de haber miles de heridos, y se estima que 150 personas han sido secuestradas. Mientras tanto, más de 1.350 palestinos han perdido la vida y aproximadamente 6.000 han resultado heridos en los ataques devastadores que Israel está perpetrando en Gaza, una medida de castigo colectivo que infringe el derecho internacional.


Raji Sourani es director del Centro Palestino de Derechos Humanos en Gaza y ganador del Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy. En conversación con Democracy Now!, expresó: “No hay un solo lugar que se puede considerar como refugio seguro en Gaza; hay aviones de combate o drones surcando todo el cielo. [Las bombas] pueden caer en un edificio con cientos de apartamentos, en una casa, en un hospital, en una escuela o en un refugio utilizado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina”. Mientras hablaba, la casa de Sourani se estremeció a causa de una explosión, pero él continuó: “Netanyahu dice que los gazatíes deben abandonar Gaza. ¿Para ir adónde? No tenemos un corredor seguro. […] Es algo claramente genocida”.


Por su parte, Ofer Cassif, un judío israelí que integra el Parlamento de Israel, dijo a Democracy Now!:

“Recibí un mensaje de WhatsApp de una amiga muy cercana que estaba escondida con su marido en el kibutz. Me dijo que tenía mucho miedo y que podía oír a los combatientes de Hamás afuera. Por desgracia, esas fueron probablemente las últimas palabras que escribió, porque la asesinaron junto con su esposo justo después de enviarme ese mensaje. Era una muy buena amiga mía, votante de nuestro partido, que también estaba en contra de la ocupación. […] Civiles inocentes de ambos lados, tanto israelíes como palestinos, están pagando el precio de una ocupación arrogante y criminal a la que Israel se rehúsa a poner fin”.


Las cadenas de televisión estadounidenses han enviado corresponsales a Israel para cubrir los episodios de violencia, pero rara vez entrevistan a palestinos, a activistas israelíes pacifistas o a periodistas que se oponen a la ocupación. Informes sobre la supuesta decapitación de bebés por parte de Hamás han tenido amplia difusión en los principales canales de noticias, un hecho que también fue mencionado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Al ser interrogada, la Casa Blanca rectificó la afirmación de Biden y señaló que no “han podido confirmar” estos informes.


Los hechos reales de violencia ya son bastante horribles: 260 jóvenes fueron masacrados en un festival de música dedicado a “la unidad y el amor”. Un kibutz habitado por israelíes a quienes un residente describió como “pacifistas” fue destruido. Más de 100 de ellos perdieron la vida y varios fueron secuestrados por Hamás. Mientras tanto, en Gaza, las bombas israelíes están aniquilando familias y barrios enteros. Hospitales y ambulancias están siendo atacados. Al menos seis periodistas han muerto en Gaza cuando intentaban informar sobre los ataques israelíes, que se anticipa que serán cada vez más intensos.


“La idea de que puedes encerrar a cinco millones de personas, ponerlas entre muros, endurecer el asedio sobre ellas, permitir solo la entrada a cuentagotas de algo de comida, algo de agua y un poco de electricidad, esa idea ha explotado como resultado de los terribles acontecimientos [recientemente acaecidos]. Esto no puede continuar así”, dijo a Democracy Now! Rashid Khalidi, reconocido académico palestino-estadounidense y profesor de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes Modernos en la Universidad de Columbia. Khalidi continuó: “Estados Unidos debería tratar de apaciguar la situación. […] Financiamos esta ocupación. Financiamos esta violencia. Hay armas estadounidenses utilizándose hoy, ahora mismo, en Gaza, para matar a civiles inocentes, en violación de la ley estadounidense”.


Estados Unidos tiene la capacidad de ejercer presión sobre Israel para que cese su ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Como primer paso, los medios de comunicación deben permitir que la sociedad estadounidense escuche las voces de las víctimas de todas las partes involucradas en este conflicto.

​Mientras Israel arrasa Gaza, los medios de comunicación estadounidenses avivan el fuego

EEUU tiene la capacidad de ejercer presión sobre Israel para que cese su ocupación
Amy Goodman
lunes, 16 de octubre de 2023, 08:43 h (CET)

A medida que Israel intensifica su brutal respuesta al brutal ataque que la organización Hamás llevó a cabo el 7 de octubre, es importante escuchar las voces de quienes se encuentran en la línea de fuego, en ambos lados del conflicto. Los principales medios de comunicación de Estados Unidos nos ofrecen constantemente las voces de los israelíes que han sufrido los actos de violencia de Hamás. Ojalá los medios cubrieran también de esa forma el dolor que padece la población civil de Palestina, ya que rara vez escuchamos su voz. Escuchar el relato de las víctimas en su propia voz es el primer paso para derribar barreras y cultivar una comprensión que pueda allanar el camino hacia una paz justa.


Poco después del ataque de Hamás, Israel inició un nuevo e intenso bombardeo contra la Franja de Gaza. Quienes están soportando todo el peso de esa represalia son los 2,4 millones de palestinos que Israel tiene atrapados en Gaza, casi la mitad de los cuales son niños y niñas. La Franja de Gaza —un enclave de entre 6 y 12 kilómetros de ancho y 40 de largo— es uno de los lugares más densamente poblados del planeta y ha sido descrita como la prisión al aire libre más grande del mundo. En las condiciones llamadas “normales”, los gazatíes viven bajo una severa ocupación militar. Nadie entra ni sale sin el permiso de Israel. Israel controla el suministro de agua, alimentos y combustible de Gaza. Ahora, tras el ataque de Hamás, el bloqueo y los bombardeos israelíes en/sobre Gaza han adquirido un carácter catastrófico.


El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunció: “Hemos impuesto un bloqueo total en Gaza. No habrá comida, agua ni combustible; todo estará cerrado. Estamos luchando contra animales humanos”.


Al momento de escribir estas líneas, se ha confirmado la muerte de 1.300 israelíes, además de haber miles de heridos, y se estima que 150 personas han sido secuestradas. Mientras tanto, más de 1.350 palestinos han perdido la vida y aproximadamente 6.000 han resultado heridos en los ataques devastadores que Israel está perpetrando en Gaza, una medida de castigo colectivo que infringe el derecho internacional.


Raji Sourani es director del Centro Palestino de Derechos Humanos en Gaza y ganador del Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy. En conversación con Democracy Now!, expresó: “No hay un solo lugar que se puede considerar como refugio seguro en Gaza; hay aviones de combate o drones surcando todo el cielo. [Las bombas] pueden caer en un edificio con cientos de apartamentos, en una casa, en un hospital, en una escuela o en un refugio utilizado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina”. Mientras hablaba, la casa de Sourani se estremeció a causa de una explosión, pero él continuó: “Netanyahu dice que los gazatíes deben abandonar Gaza. ¿Para ir adónde? No tenemos un corredor seguro. […] Es algo claramente genocida”.


Por su parte, Ofer Cassif, un judío israelí que integra el Parlamento de Israel, dijo a Democracy Now!:

“Recibí un mensaje de WhatsApp de una amiga muy cercana que estaba escondida con su marido en el kibutz. Me dijo que tenía mucho miedo y que podía oír a los combatientes de Hamás afuera. Por desgracia, esas fueron probablemente las últimas palabras que escribió, porque la asesinaron junto con su esposo justo después de enviarme ese mensaje. Era una muy buena amiga mía, votante de nuestro partido, que también estaba en contra de la ocupación. […] Civiles inocentes de ambos lados, tanto israelíes como palestinos, están pagando el precio de una ocupación arrogante y criminal a la que Israel se rehúsa a poner fin”.


Las cadenas de televisión estadounidenses han enviado corresponsales a Israel para cubrir los episodios de violencia, pero rara vez entrevistan a palestinos, a activistas israelíes pacifistas o a periodistas que se oponen a la ocupación. Informes sobre la supuesta decapitación de bebés por parte de Hamás han tenido amplia difusión en los principales canales de noticias, un hecho que también fue mencionado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Al ser interrogada, la Casa Blanca rectificó la afirmación de Biden y señaló que no “han podido confirmar” estos informes.


Los hechos reales de violencia ya son bastante horribles: 260 jóvenes fueron masacrados en un festival de música dedicado a “la unidad y el amor”. Un kibutz habitado por israelíes a quienes un residente describió como “pacifistas” fue destruido. Más de 100 de ellos perdieron la vida y varios fueron secuestrados por Hamás. Mientras tanto, en Gaza, las bombas israelíes están aniquilando familias y barrios enteros. Hospitales y ambulancias están siendo atacados. Al menos seis periodistas han muerto en Gaza cuando intentaban informar sobre los ataques israelíes, que se anticipa que serán cada vez más intensos.


“La idea de que puedes encerrar a cinco millones de personas, ponerlas entre muros, endurecer el asedio sobre ellas, permitir solo la entrada a cuentagotas de algo de comida, algo de agua y un poco de electricidad, esa idea ha explotado como resultado de los terribles acontecimientos [recientemente acaecidos]. Esto no puede continuar así”, dijo a Democracy Now! Rashid Khalidi, reconocido académico palestino-estadounidense y profesor de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes Modernos en la Universidad de Columbia. Khalidi continuó: “Estados Unidos debería tratar de apaciguar la situación. […] Financiamos esta ocupación. Financiamos esta violencia. Hay armas estadounidenses utilizándose hoy, ahora mismo, en Gaza, para matar a civiles inocentes, en violación de la ley estadounidense”.


Estados Unidos tiene la capacidad de ejercer presión sobre Israel para que cese su ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Como primer paso, los medios de comunicación deben permitir que la sociedad estadounidense escuche las voces de las víctimas de todas las partes involucradas en este conflicto.

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