MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
Las olas de calor tienen una gran influencia en la propagación de numerosas enfermedades, hasta el punto de que pueden aumentar su carga hasta 13 veces más.
Así se recoge en un estudio realizado por científicos del Trinity College de Dublín (Irlanda) y publicado este miércoles en la revista 'PLOS Climate'.
Este descubrimiento y sus implicaciones llegan en un momento importante, en el que el cambio climático global y los fenómenos meteorológicos extremos relacionados afectan a muchas personas de diversas maneras. Por ejemplo, las temperaturas se acercaron a los 50 grados el mes pasado en Pakistán, mientras que una ola de frío en Sudáfrica se acercó a condiciones de congelación.
Si bien los científicos tienen una idea relativamente buena de cómo la temperatura afecta a algunos virus y patógenos y parásitos que causan enfermedades, saben mucho menos sobre los efectos de las olas de calor o de frío repentinas, o cómo de influyentes son las variaciones en la duración de estos episodios.
"En este estudio, trabajamos con la pulga de agua ('Daphnia magna') y un patógeno microsporidio ('Ordospora colligata'), que son un modelo ampliamente utilizado para enfermedades de transmisión ambiental, para investigar los impactos de diferentes atributos de las olas de calor", apunta Niamh McCartan, doctoranda en la Facultad de Ciencias Naturales del Trinity College de Dublín.
OLAS DE CALOR ÚNICAS
Los investigadores manipularon la amplitud y la duración de las olas de calor en cuatro temperaturas promedio y cuatro momentos distintos en los que los huéspedes estuvieron expuestos al patógeno. Este enfoque proporcionó 64 olas de calor únicas para comparar.
Los resultados revelaron que existen interacciones complejas entre los atributos de las olas de calor y las temperaturas de referencia, que a su vez impulsan efectos dependientes del contexto tanto en la prevalencia como en la proliferación de patógenos.
Lo más importante es que, en comparación con otros tipos de variación de temperatura (como las olas de frío), las olas de calor se comportan de manera diferente: alteran la carga parasitaria hasta 13 veces y, por lo tanto, generan una variación significativa en los resultados de la infección.
"Un estudio publicado recientemente informó que el 58% de las enfermedades patógenas humanas se han visto agravadas por el cambio climático y que los cambios de temperatura afectan la susceptibilidad del huésped debido a la alteración de las propiedades biológicas, como el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, así como nuestro comportamiento", apunta McCartan.
Otros investigadores han sugerido que casi el 70% de los casos de covid-19 en el verano de 2022 podrían haberse evitado si no hubiera habido olas de calor en esa época.
El cambio climático también está provocando que especies de mosquitos portadores de enfermedades como el dengue, el zika y la malaria se encuentren cada vez más en zonas del sur y centro de Europa, como Italia y Francia, zonas que antes eran demasiado frías para albergarlas.
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