MADRID, 25 (OTR/PRESS) El Gobierno no paraliza la opa del BBVA al Banco Sabadell, pero la frena, a pesar de que la CNMC (Comisión Nacional del Mercado de la Competencia) había considerado por unanimidad "adecuados, suficientes y proporcionados" los compromisos del BBVA para hacerla viable sin perjudicar el dogma de la libre competencia en el sector bancario. Por tanto, patada a seguir. Nada de opa y menos de fusión durante los tres próximos años prorrogables por dos más. No se le habrá pasado por alto a la cúpula del BBVA que si el Gobierno fija las condiciones que fija, el Gobierno puede revisarlas o anularlas. Y con esos plazos a nadie se le escapa que para entonces el Gobierno será muy otro ¿Es verosímil, entonces, cabalgar la tesis de que la opa queda a los pies de Núñez Feijóo, en tanto es verosímil la más o menos próxima caída de Sánchez y su reemplazo por la única alternativa creíble de poder que se ofrece hoy por hoy al pueblo soberano? Ese detalle abona la posibilidad de que el consejo del BBVA opte por la espera. Es decir, aceptación de las condiciones impuestas por el Gobierno Sánchez (separación jurídica y patrimonial de las dos entidades bancarias al menos durante los tres próximos años), aunque es muy posible que las recurra ante el Tribunal Supremo. En otras palabras: rechaza sin más la aceptación por asentimiento de las condiciones de la Moncloa, pero rechaza también dejar que decaiga una operación bien encajada en el Estado de Derecho, la normativa europea y las leyes del mercado. Todo ello sea dicho como si estuviéramos ante una pura colisión técnica entre dos jurisdicciones: la del mercado (competencia) y la del Gobierno de la Nación (interés general). Pero no podemos ignorar el trasfondo político del culebrón. Existe y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, no se esconde a la hora de reconocerlo. Incluso por encima de los partidos nacionalistas vascos y catalanes, teóricamente interesados en seguir visualizando la identidad territorial de ambos bancos. Los vascos están más motivados por recuperar competencias como la Seguridad Social. Y los catalanes se afanan por cerrar el separatismo tributario. En este sentido, Aitor Esteban (PNV) se desentendió en su día de la operación por considerar que, al fin y al cabo, el BBVA ya es un banco "españolista", aunque luego matizó sus palabras. Y en cuanto a la catalanidad del Sabadell, en nombre del "equilibrio territorial", solo la patronal Foment del Treball (Sánchez Llibre) y, por supuesto, el ya mencionado president (Illa, PSC, es lo más sanchista que se despacha en Cataluña) apostaron fuerte contra la opa. Ni Junts ni ERC lo hicieron. De hecho, el vocal de la CNMC a propuesta de Junts votó a favor de la opa sin romper la unanimidad de sus cinco miembros.
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