El presidente burundés, Évariste Ndayishimiye, ha acudido este jueves a votar en el marco de las elecciones legislativas y locales en el país africano, una votación en la que su partido aspira a prorrogar sus dos décadas al frente de Burundi, desde el final de la guerra civil en 2005. "Respondiendo a su deber cívico, el jefe de Estado, Évariste Ndayishimiye, acompañado de su familia, ha votado en las elecciones legislativas y comunales en un colegio electoral en Musama, su lugar de nacimiento", ha dicho la Presidencia burundesa en su cuenta en la red social X. La jornada transcurre por ahora sin incidentes, si bien el opositor Congreso Nacional para la Libertad (CNL) ha denunciado ya "irregularidades" en la votación, incluidos "votos múltiples" y "acompañamiento a electores para forzarlos a votar" a favor del gubernamental Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD). Asimismo, ha afirmado que las autoridades están "denegando el voto a mandatarios del CNL", ante de agregar que varios miembros han sido "detenidos de forma arbitraria" por las fuerzas de seguridad, sin que Gitega se haya pronunciado por ahora sobre estas acusaciones. El CNDD-FDD, encabezado por Ndayishimiye --presidente de Burundi desde 2020-- y en el poder desde hace dos décadas, aspira a prorrogar sus 20 años de gobierno ante la ausencia de una oposición real por la represión de las actividades de los críticos con las autoridades, tal y como han denunciado disidentes y diversas organizaciones no gubernamentales. Las elecciones tienen lugar también en medio de un contexto de tensiones a nivel de seguridad, especialmente a raíz de los ataques perpetrados durante los últimos meses por el grupo armado RED-Tabara y las acusaciones desde Gitega contra Ruanda por sus supuestos planes para atacar territorio burundés. Por todo ello, la votación --a la espera de las presidenciales, previstas para 2027-- se perfila como una importante cita para determinar el curso político del país africano, especialmente ante las dudas por el creciente deterioro de la situación del espacio democrático y el riesgo de conflicto, dos décadas después del fin de una guerra civil que asoló Burundi.
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