MADRID, 28 (OTR/PRESS) Por un lado urgencia, prisas, incluso presiones para que los socios de la UE se avinieran a incorporar el catalán como lengua oficial -a última hora, en la misma proposición, el Gobierno de España incorporó el euskera y el gallego. Y, por otro: desidia, incuria y dejadez para exigir que en Cataluña se cumpla la sentencia del TSJC - ratificada por el Tribunal Supremo- que obliga a impartir al menos 25% de la enseñanza en castellano en todos los centros escolares de la comunidad. Las prisas en Bruselas y en Estrasburgo retratadas por la sobreactuación del ministro de AA.EE., José Manuel Albares, se corresponden no tanto con la convicción del converso como con la necesidad que tiene Pedro Sánchez de contar con el apoyo parlamentario de los siete diputados de Junts que pastorea desde Waterloo Carles Puigdemont. El prófugo pendiente de la amnistía, que Cándido Conde Pumpido está a punto de destilar en la alquitara del Tribunal Constitucional, pierde la batalla de la internacionalización del catalán porque en la UE, además de la lengua oficial de cada de uno de los 27 países, hay más de medio centenar de lenguas regionales. Algunos de esos países se han desentendido de las urgencias del Gobierno de España, lo que ha llevado a suspender la votación aparcando el asunto para evitar una derrota segura, en principio sine die, aunque la propaganda monclovita trata de presentar el fracaso de la iniciativa como un simple aparcamiento, y tirando de manual le han echado la culpa al Partido Popular. ¿Quién sino? Le reprochan a Núñez Feijóo que, habiendo sido presidente de Galicia, no haya apoyado la iniciativa omitiendo que la incorporación del gallego y el euskera en la propuesta fue cosa sobrevenida para disimular que toda esta historia se organizó en atención a la exigencia de Puigdemont. Que Salvador Illa, el presidente de la Generalidad, que desatiende el cumplimiento de la sentencia de la justicia que obliga a respetar la cooficialidad de castellano en Cataluña, se rasgue las vestiduras es un acto farisaico. Todos sabemos que si el PSOE tuviera mayoría en el Congreso, ni Sánchez ni Illa habrían movido un dedo para promocionar el catalán en Europa.
|