MADRID, 27 (OTR/PRESS) El Gobierno ha presentado una proposición de ley que vuelve a poner a los propietarios de viviendas en el centro del debate. Esta vez, la diana son aquellos que poseen casas "vacías", a quienes pretende imponer un nuevo impuesto bajo la excusa de incentivar el alquiler y ampliar la oferta de vivienda disponible. Sin embargo, esta propuesta ha generado un aluvión de críticas por parte de expertos y afectados, que ven en ella más un castigo ideológico que una solución real al problema habitacional en España. La iniciativa plantea gravar con un tributo adicional a quienes no utilicen de forma habitual sus propiedades, una medida que podría extenderse incluso a segundas residencias en la playa, la montaña o el pueblo. Pero, ¿qué considera realmente el Gobierno una "vivienda vacía"? ¿Serán penalizados también los hogares destinados al ocio, al descanso o al arraigo familiar? La vivienda en España ya soporta una elevada carga fiscal: IBI, plusvalía municipal, IRPF imputado por segunda residencia, y ahora este nuevo y claro intento recaudatorio. Para muchos, no se trata de fomentar el alquiler, sino de seguir exprimiendo al propietario particular, que cada vez se siente más desprotegido ante un sistema que ni garantiza la seguridad jurídica ni combate la ocupación ilegal de forma eficaz. El verdadero problema de la escasez de vivienda no reside en los pisos vacíos, sino en la falta de suelo urbanizable, los interminables trámites burocráticos para obtener licencias y la escasa inversión en vivienda pública. Además, el miedo al impago, los largos procesos judiciales para recuperar una vivienda alquilada y la inseguridad normativa están ahuyentando a pequeños propietarios del mercado del alquiler. En lugar de incentivar con garantías, se amenaza con impuestos. En vez de construir más y mejor, se recurre a medidas coercitivas que solo logran generar desconfianza. Penalizar la propiedad privada difícilmente traerá más viviendas al mercado, pero sí alejará a muchos de invertir o alquilar. La solución al problema de la vivienda no pasa por castigar, sino por facilitar.
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