MADRID, 7 (OTR/PRESS) Precisamente porque el de Eurovisión es sólo un festival, no puede caber en él la sangre derramada de decenas de miles de civiles inocentes, ni las heridas incurables de otros tantos, ni la hambruna provocada que torna raquíticos a los niños chicos, ni las ciudades reventadas, ni los campos sembrados por la sal de las bombas. Si nada de eso puede caber en una fiesta, y menos en una civilizada fiesta de la civilizada Europa, ¿qué pinta el estado de Israel, perpetrador de esas inconcebibles salvajadas, en el festival de Eurovisión? Esa pregunta se hacen, entre los millones de europeos con conciencia que también se la hacen, los 72 ex participantes del festivo concurso de canciones que han elevado a la Unión Europea de Radiodifusión, su organizadora, una petición para que la representación del Israel oficial, el de Netanyahu, sea expulsada del mismo. La fundamentan en la respuesta obvia a esa pregunta: ni el genocidio ni la limpieza étnica caben en una fiesta que, por muy absurda o irrelevante que sea, no deja de ser una ocasión para celebrar la convivencia en paz de las naciones europeas a través de la música y del cada vez más sofisticado artificio televisivo. Esos 72 ex participantes, que por serlo se sienten salpicados y ultrajados por la deriva actual del concurso de cuya historia forman parte, censuran a la UER porque lejos de apartar de sí la némesis de lo que debiera representar, reprime las expresiones de solidaridad con las víctimas, cual ocurrió en la pasada edición, y porque en esa deriva catastrófica usa una aberrante vara de medir: En 2022, Rusia fue expulsada sin contemplaciones por invadir Ucrania, en tanto que Israel, que ha invadido Gaza a sangre y fuego, conserva su condición de país participante con todas las bendiciones. La continuidad de Israel en Eurovisión en tanto su ejército sigue pulverizando hospitales y escuelas con los heridos y los niños dentro, no puede ser asumida por una Europa cuya civilidad, de la que presume, es su única fortaleza en un mundo violento y despiadado.
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