MADRID, 1 (OTR/PRESS) Después del apagón la vida continúa con más o menos dificultades y sobresaltos. Y como la vida continúa, no puedo dejar de reflexionar sobre el hecho de que el ex ministro Campos, hoy magistrado del Tribunal Constitucional y no hace tanto ministro de Justicia, sea el ponente del recurso a la Ley Trans. De inmediato me viene a la cabeza esa frase, tan repetida, que se atribuye a Julio Cesar: "La mujer de Cesar no solo debe de ser honesta sino parecerlo". De manera que, sería deseable, que los magistrados del Constitucional no solo actúen con imparcialidad sino que parezca que lo hacen. Pero, y aquí viene la pregunta: ¿Podemos confiar en la imparcialidad de un magistrado que era ministro de Justicia cuando se aprobó la controvertida Ley Trans? ¿Hacemos un acto de fe confiando en que no va a anteponer los criterios que en su día fueron suyos para aprobar esta ley frente a quienes han recurrido la ley ante el Alto Tribunal? Vaya por delante que coincido con los postulados de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres y que comprendo que planteen la recusación del magistrado Campos que, en mi opinión, debería haber sido él quién tomara la decisión de no ser el ponente de una ley que también fue suya. Apuntan las feministas de la Alianza contra el Borrado de las Mujeres que en nuestro país se debería de prestar atención y servir de guía la reciente resolución del Tribunal Supremo británico, dejando claro que la referencia a la mujer en las leyes se entiende en función del sexo biológico y no el sexo legal. Ojalá en nuestro país tuvieran en cuenta el camino marcado por los jueces británicos que, en absoluto desamparan a "aquellos" que hayan decidido convertirse en "mujeres" por vía legal, ya que mantiene que no se puede discriminar a nadie por razón de sexo o identidad de género. Pero el sexo es una cosa y el género otra. La Ley Trans, tal y como fue concebida y aprobada ha "borrado" a las mujeres, convirtiéndolas en seres "gestantes" y "menstruantes", ha abolido la biología, y ha restado derechos a las mujeres. Ser mujer es un hecho biológico, no algo subjetivo, es un hecho que ha sido causa de discriminación a lo largo de los siglos condicionando nuestro papel y derechos en la sociedad. Pienso que hay una confusión de base al identificar sexo con género, pero sobre todo me preocupa que cunda la interpretación entre los niños de que sus problemas se deben a que habitan un cuerpo equivocado. Cuando uno es adolescente se está construyendo su propia identidad y, en algunos casos, se pasa por momentos de confusión que deben tener respuestas que no solo sea la de 'estás en un cuerpo equivocado' y todas tus dudas se resuelven cambiando de sexo. Creo que a la llamada Ley Trans le faltaron horas de debate, de escuchar a médicos y expertos en esta cuestión. Ahora, Juan Carlos Campo, el ministro de Justicia de aquella ley, tiene que decidir sobre su constitucionalidad y, según ha trascendido, dos de sus compañeras de Tribunal -Inmaculada Montalbán y María Luisa Balaguer- que forman parte de la mal llamada mayoría progresista, discrepan de las conclusiones de la ponencia. El daño que esta ley está causando y puede causar aún más entre los más vulnerables como son niños y adolescentes, debería hacer reflexionar al ex ministro. En cuanto a las mujeres es mucho lo que nos jugamos en esta sentencia. Nos jugamos nada menos el reconocimiento de nuestra existencia.
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