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MADRID, 30 (OTR/PRESS) La inopinada convocatoria anticipada de las elecciones legislativas el 23 de julio, golpe desesperado de Pedro Sánche para intentar conjurar el desastre del PSOE en los comicios locales y autonómicos, está generando todo tipo de conjeturas acerca de las razones para adelantar los comicios. La más plausible es que Sánchez habría dado un paso tan radical como maniobra preventiva para cortar de raíz cualquier debate interno acerca de su liderazgo en el PSOE, condición que podía haber sido puesta en entredicho tras un descalabro directamente vinculado con el castigo que ha recibido el partido en razón de las políticas del Gobierno que preside en coalición con Podemos. Acerca del origen de tan contundente castigo en las urnas no hay demasiadas dudas: los únicos territorios en los que el PSOE no ha perdido son Castilla La Mancha -donde triunfó García-Page, barón crítico con el sanchismo- Asturias y Navarra, comunidad en la que parece que la continuidad de María Chivite en la presidencia depende del apoyo de Geroa Bai y de EH Bildu, fuerzas nacionalistas partidarias de la euskaldunización del Antiguo Reino. Otra de las conjeturas que podría aportar un punto de lógica a la decisión de anticipar los comicios legislativos remite a un cálculo que viene a decir que Sánchez confía en poder contar con el voto agrupado de los partidos de izquierdas como reacción al ascenso de Partido Popular y los presumibles pactos con Vox en comunidades y ayuntamientos. Sí los números suman confía en reeditar el pacto Frankenstein. Pero no lo tiene fácil porque está mal con Podemos. Jone Belarra, ministra y secretaria general de los morados achaca el hundimiento de su formación a la "tibieza" del PSOE a la hora de aplicar "políticas progresistas". Y, en estos momentos, en ese escenario de confrontación, es una incógnita el papel que pueda jugar Sumar, el difuso proyecto que encabeza la vicepresidenta Yolanda Díaz que aunque cuenta con el apoyo del Partido Comunista carece de estructura, implantación territorial y cuadros. Díaz tiene dicho que quiere ser "la primera presidenta del Gobierno de España", aunque sin precisar cuándo. Llegado el momento todas estas conjeturas pueden perder pie ante las abundantes señales que indican que podríamos estar en puertas de un cambio de ciclo político. Pronto saldremos de dudas.
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