En el 2001 la mayoría del mundo simpatizaba con los EEUU, potencia que había sufrido el 11-S el peor atentado terrorista de su historia. De allí que Washington fue capaz de articular una de las mas vastos coaliciones bélicas para invadir un atrasado y empobrecido país (Afganistán). Dos años después Bush y Blair invadieron unilateralmente Iraq aduciendo que este país tenía armas de destrucción masivas.
Rusia y China no defendieron a Iraq como tampoco a Libia cuando en el 2011 esta fue masivamente bombardeada. Ambas potencias se aprovecharon de esos 3 conflictos para distraer a Occidente, evitar que este les considere su enemigo central y poder recomponer sus esferas regionales de influencias.
Irán, la mayor potencia petrolera militar del Medio Oriente, saco ventaja de esas 3 guerras para eliminar antiguos adversarios suyos. En sus vecinos Iraq y Afganistán, en vez de tener regímenes enemigos, pudieron establecer partidos-ejércitos chiitas afines que dominan parte de dichas repúblicas y que han cogobernado. Iran, además, pudo ampliar su influencia sobre Siria y potenciar al Hizbola chiita (el mayor movimiento político armado de Líbano), así como al Hamas palestino.
Hoy varios teóricos hablan de un arco chiita que va desde el Mediterráneo oriental hasta el oeste afgano y que trata de extenderse en el Golfo Pérsico promoviendo protestas chiitas en Bahréin y el este saudita.
Sin embargo, Irán, en vez de buscar sacar provecho del desplome del régimen sirio, se ha convertido en el principal aliado internacional de Assad, a quien lo considera como seguidor de una variante del chiismo y cada vez más parte de su coalición internacional. Esto, a su vez, hace que Rusia y China, quienes mantienen tantos lazos con Teherán, se muestren más firmes en una negativa a autorizar una invasión occidental sobre Siria.
A medida que ha ido aconteciendo cada nueva guerra en el mundo islámico, la intervención de EEUU ha ido cambiando. En el 2001 contaron con el endose de la ONU para Afganistán, en el 2003 nadie se atrevió a desafiar militarmente la intervención unilateral sobre Iraq y en el 2011 Washington, Londres y Paris depusieron a Gadafi sin mandar tropas a Libia (solo combinando bombardeos con armar a los insurgentes).
En Siria las potencias occidentales han animado a más países de la región a intervenir directamente, pero no se atreven a bombardearla pues Assad tiene más padrinos internacionales Irán, quien ahora presidirá los No Al, está dispuesto a jugársela todo por el todo por Damasco pues sabe que si EEUU se come esa fruta después querrá ir por Teherán.