Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Antes muerto que en silencio

Kikirikí, Montoro está aquí

Qué peligro tiene mi niño...
Tomás Salinas
miércoles, 22 de agosto de 2012, 06:55 h (CET)
Cristóbal Montoro, azote del infiel, sea éste funcionario, parado, autónomo, pensionista o simplemente tenga la mala suerte de vivir para morir a su servicio, ha puesto los peludos encima de la mesa. Aquí el que manda es él, y solamente él. Y los demás, a callar, o se quedan sin postre. O eso cabe deducir de sus declaraciones respecto a la reforma del sector eléctrico diseñada por el ministerio de Industria, Turismo y Energía. “Hasta que yo lo decida, no irá adelante la reforma, lo anuncie quien lo anuncie”. No tiene trono ni reina, ni nadie que le comprenda, pero es el rey. El de bastos.

Y si no, que se lo digan a José Manuel Soria, que ha tenido que esquivar la cornada del morlaco y defender su castillo y sus competencias, recordándole al ministro de Hacienda que en su maceta para miccionar hay que pedirle permiso a él, que para eso la cartera es suya.  El papel de don Cristóbal sería, “como es lógico, opinar”. Y no ha tardado mucho en hacerlo, no te pienses tú que se le iba a quemar la tostada.

El ministerio del Gran Inquisidor, presto y rápido, ha hecho público un documento, titulado 'Hacienda matiza su papel en la reforma del sector energético', o “de cómo te espero en la calle, que te voy a correr a leches, boca rana”. En dicho incunable se bendicen las palabras de Soria y asegura Lord Vader que no ha bloqueado ni tiene intención alguna  de frenar la modificación que prepara hace meses el Ministro de Industria. Pero que no se le suba a la parra, “Soria, yo soy tu padre, el lado oscuro controla el imperio, y además corto el bacalao”. Vamos, que Montoro, ese hombre, es el principal autor y valedor de todo lo que tenemos encima y lo que se avecina, que se augura ni poco ni bueno.

A todo esto, me gustaría saber, si no es molestia, qué opina de esta descompensada pelea de gallos Mariano Rajoy. Más que nada porque la sangre es muy escandalosa y, a la que se descuide, el amo del corral desnuca al pollito que se le ha puesto farruco, y tenemos montado funeral y crisis de gobierno, la única crisis que nos falta en el gallinero nacional. Creo, si no es mucho pedir, que algo debería decir, en voz alta y clara, para que todos le oyésemos y quizás entendiésemos lo que ocurre. Pero me temo que va a ser que no. Y como Rajoy no se ponga en su sitio, acabará por darle la razón a los que consideran que el Presidente del Gobierno es Monchito en España y Rodolfo en el extranjero, según si la mano directora es la del Padrino Don Cristóbal o bien pertenece a la Führer Merkel.

Madre, tengo miedo.

Noticias relacionadas

El nuevo papa, León XIV, ha recibido el pasado sábado —puertas cerradas, Aula del Sínodo, liturgia intacta— a los cardenales de toda estirpe y procedencia, no sólo a los que alzaron la mano en su favor. Entre cirios, anillos y latinajos, les ha explicado por qué ha escogido un nombre con más hierro que incienso: en honor a León XIII, el pontífice que se atrevió con la cuestión obrera cuando la Iglesia aún olía más a incienso que a fábrica.

La vida, sobre todo cuando se dilata por el transcurso de los años, te somete a momentos en las que tienes que hacer de tripas corazón, asumirlos con dignidad o rendirte. También con una buena dosis de dignidad. El encuentro con las diversas situaciones de tu vida van deteriorando tu capacidad de encaje, entonces te llega el momento en que te planteas si vale la pena seguir luchando o dejarte llevar por la corriente que te rodea y vivir en paz el presente. Pero sin futuro.

En un tiempo donde lo que se aparenta muchas veces vale más que lo que se es, hay quienes han hecho del estatus su escudo, del apellido su bandera y del dinero un pedestal desde el que miran al resto, como si el mundo fuese un teatro de castas en el que ellos, por supuesto, ocupan siempre el primer plano. Es el culto a la vanidad, esa enfermedad silenciosa del alma que disfraza la humildad de altivez.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto