Ciertas formas de rebelión que causan estragos inmensos en la economía o la moral de un pueblo son constitutivas del delito de lesa patria. El Govern de Catalunya ha cometido un delito de lesa patria. La fuga masiva de empresas, la fractura de la sociedad catalana, la frustración de una parte enorme del pueblo, la inseguridad jurídica, están causando estragos inmensos en la economía y la moral del pueblo catalán y, por extensión, del pueblo español; todo ello es consecuencia del cúmulo de embustes e ilegalidades perpetradas por el Govern.
El Gobierno de Mariano Rajoy ha sido incapaz de gestionar la crisis independentista de Catalunya al enmendar sistemáticamente toda iniciativa del Parlament, empezando por el Estatut aprobado en 2006 y recusado por el TC en catorce de sus artículos, y acabando por su contumaz negativa a dialogar sin condiciones sobre el derecho a decidir del pueblo catalán. Políticamente, el Gobierno de Mariano Rajoy es reprobable, pero han sido los partidos independentistas que sostienen al Govern de Catalunya los que han venido cometiendo un delito de lesa patria desde el día 6 de septiembre. Aunque, ciertamente, la corrupción del PP, dada su magnitud, también puede ser considerada delito de lesa patria.
De momento, los presidentes de ANC y Òmnium han ingresado en prisión por un delito de sedición, que podrá ser una medida discutible por desproporcionada pero en ningún caso nos puede llevar a pensar que en España hay presos políticos, pues no se les ha encarcelado por sus ideas sino por unos actos que todos hemos podido ver en televisión y que a cada cual le merecerá la consideración que más le cuadre, pero es la del juez la única que tiene consecuencias legales.
Hemos llegado a esta situación por una forma de gobernar del PP profundamente totalitaria y por unos actos del Govern catalán inaceptables para el Estado de derecho. Entre estos dos gobiernos están haciendo de este país un total desastre. Y no parece que haya manera de deshacernos de ellos, salvo que la justicia los meta a todos ellos en la cárcel por sus continuados delitos de lesa patria. Lo que está claro es que, de seguir en esta tesitura, en España y muy especialmente en Catalunya no habrá quien viva.
