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El ser humano no viene al mundo para vegetar y dejar pasar el tiempo. Lo propio de cada persona es precisamente sacar lo mejor de sí misma, en todos los sentidos. Desde el surgimiento de la especie humana y la conciencia, los hombres y mujeres se han enfrentado a obstáculos de todo tipo: la lucha contra la naturaleza, la enfermedad, la incertidumbre, la injusticia, la fugacidad del tiempo, etc. La existencia humana está llena de retos.
Entendida la política como el mejor gobierno de las masas geográficamente localizadas, al objeto de mejorarlas material y espiritualmente, utilizando la racionalidad como soporte, resulta que ha quedado reconducida al plano especulativo, cuando es una cuestión fundamental llevada en armonía con la naturaleza humana.
No somos los humanos tan diversos como pueda parecer, sino mucho más iguales de lo que suponemos. De hecho, nos mueven las mismas pasiones o emociones, tal vez con matices en cuanto al peso de cada una de ellas en nuestros actos y decisiones, pero siendo, al fin y al cabo, pasiones idénticas.
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