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Análisis políico y social de Marruecos

Marruecos Islamista

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En la última década se han conocido cambios significativos en el Reino de Marruecos. Nadie lo pone en cuestión. Desde 1999 cuando Mohamed VI accedió al trono, mientras todavía se lloraba la muerte de Hassan II, él ya había empezado con la modernización del país. Todos confiaron en el nuevo monarca. Veían el florecimiento de un Marruecos democrático y liberal. Y así fue. La última década experimentó cambios graduales en materia económica, social y política.  Se instituyeron reformas tanto legislativas como organizacionales, que conllevaron la ampliación de los derechos y libertades públicas, la modernización de la economía y el tratamiento de desequilibrios sociales. Se promulgó el nuevo código de la familia, otorgando más derechos a las mujeres. El nuevo código electoral en 2002. La creación del Consejo Nacional de Derechos humanos. El plan de regionalización avanzada. Todo parecía andar sobre ruedas.  Occidente consideraba a Marruecos como la excepción del mundo árabe y musulmán.

Pero, si iba todo tan bien… ¿porqué Marruecos se contagió del germen de la primavera árabe? La respuesta es simple, Marruecos no es la excepción. Esto es el denominado efecto dominó. Como cualquier otro país del mundo árabe, también existen problemas de gran envergadura. Los principales problemas son de carácter socio-económico. Aunque si hay que decir,  que a diferencia de sus vecinos, Marruecos supo como reaccionar frente a las revueltas de la Primavera Árabe. El Rey Mohamed VI inició el cambio mediante reformas, no hizo falta un proceso revolucionario. Marruecos construyó su propia revolución, una revolución pacífica.

En primer lugar hay que destacar que hay una alta tasa de analfabetismo superior al 30% según Habib Nadi, director de Alfabetización del Ministerio de Educación Nacional. Por lo que la educación sigue siendo un elemento de suma importancia. Ni hace falta decir que la educación es la base de toda sociedad, la locomotora del cambio y transformación de una sociedad.  La auténtica democracia se construye con una buena educación.

Por otro lado, existe una gran cantidad de marroquíes que se han visto obligados a emigrar a Europa en busca de un futuro mejor. Hay una cantidad excesiva de jóvenes licenciados sin empleo. Son jóvenes que han visto frustradas sus ilusiones, han sido privados de un futuro digno. Asimismo, no hay que olvidar que en Marruecos hay alrededor de un 30% de jóvenes desempleados según el Banco Mundial, aunque como dice el catedrático Bernabé López García, es difícil encontrar cifras reales del paro.

Todas estas razones hicieron que el pueblo marroquí se despertara. En Febrero del año pasado tomaron las calles de las principales ciudades reclamando más justicia e igualdad. Fue la primera vez que los ciudadanos, la mayoría jóvenes, salieron a las calles exigiendo democracia y el fin de la corrupción. A raíz de todo esto, nació el Movimiento 20 de Febrero, formado por jóvenes que luchan por estos derechos. Estos manifestantes gritaban “libertad, dignidad y justicia”.

Tras las revueltas que tuvieron lugar en Febrero del 2011, el rey supo reaccionar con astucia, y sólo un mes después pronunció el famoso discurso anunciando la reforma de la Constitución la cual fue sometida a un referéndum el 1 de Julio del 2011 y aprobada por una mayoría abrumadora.

Con la probación de la nueva carta magna, se crea una realidad política más cercana a la democracia. Se realizaron reformas sustanciales como la disminución de los poderes del rey, desde ahora pierde su carácter sagrado y será solo inviolable. El presidente del gobierno es elegido a partir del partido más votado en las elecciones, teniendo en cuenta que antes era el rey quien designaba al primer ejecutivo. Se reconoce el idioma Amazigh como lengua oficial junto al árabe. El parlamento es más reforzado.

Aunque claro, las críticas no han dejado de llover, reclamando que el rey todavía conserva mucho poder y que falta mucho para llegar a una monarquía parlamentaria de corte europeo, poniendo en duda la credibilidad de las reformas y medidas adoptadas en la nueva constitución ya que ésta fue elaborada por una comisión designada por el propio soberano.

Con la celebración de las elecciones anticipadas del 25 de Noviembre, siendo las más transparentes que Marruecos ha conocido, llegaron por primera vez al poder los islamistas moderados. Aunque en verdad, era de esperar, tal y como sucedió en Túnez y en Libia donde los partidos islamistas ganaron las elecciones. El PJD (Partido Justicia y Desarrollo), obtuvo una mayoría simple con 107 escaños de los 395 que conforman el Parlamento marroquí, por lo que se vio obligado a pactar con el partido Istiqlal (PI), el Movimiento Popular (MP) y el Partido del Progreso y el Socialismo (PPS) para formar gobierno.

La llegada al poder de los islamistas no fue una sorpresa, más bien era algo que se llevaba esperando desde hace años. Teniendo en cuenta que ya en las elecciones legislativas del 2002 y 2007 el PJD obtuvo unos resultados considerables.

Los islamistas en el poder


El rey nombró el 3 de enero a Abdelilah Benkirane, como Presidente del Gobierno. El nuevo ejecutivo era visto con buenos ojos, ya que si obtuvo mayoría, sería porque gran parte de la población marroquí había depositado su confianza en él. Aunque si es cierto que no hubo una alta participación en éstas últimas elecciones, alrededor del 45%. Y es aquí donde encontramos el problema de la representatividad, existe una ausencia de la sociedad civil. Falta cultura política. La sociedad marroquí no confía en las instituciones políticas. Aunque si había esperanza, era el principio del fin de una clase política corrupta, que se repartían las carteras entre ellos. Por lo que en Benkirane veían el cambio deseado, constituía la alternancia en un país donde existía siempre la misma clase política.

Aunque, como se suele decir ”es fácil llegar al poder, lo difícil es mantenerse”. Una vez que estás en la cima el viento sopla más fuerte. Hoy día han pasado ya varios meses desde que los islamistas están en el poder y se han podido constatar cambios tanto positivos como negativos.

Es cierto que Benkirane se ha encontrado con una situación nada fácil, debido a la coyuntura internacional de gran complejidad. Las consecuencias de la crisis se han dejado sentir en todas partes. Y claro, Marruecos no es la excepción. Si es cierto que la economía marroquí durante estos últimos años siguió creciendo positivamente hasta llegar al 4.8% en 2011, pero este crecimiento se vio ralentizado debido a la crisis.

Aun así, Marruecos continuó en la senda de crecimiento. Pero este último año la crisis se ha dejado notar más. El ejecutivo vaticina un 4.2% para este año, aunque son sólo previsiones, y en todo caso es un crecimiento insuficiente, aunque envidiado por las economías europeas.

Las razones que explican el estancamiento de Marruecos son la prolongada sequía del 2011, teniendo en cuenta que la agricultura representa el 17% del PIB, la crisis europea y la Primavera Árabe, que por el efecto contagio se tradujo en una reducción del turismo. Esto frenó el crecimiento de la economía marroquí.

Los islamistas llevan casi cinco meses en el poder y ya vemos síntomas de atasco en la economía. Por ello el Gobernador del Banco del Magreb Abdellatif Jouhari criticó duramente al PJD indicando que sus previsiones económicas no son reales.

Es cierto que la reducción del desempleo y el crecimiento económico, particularmente en la actual coyuntura económica internacional, son acciones que necesitan tiempo para dar frutos. Pero el descontento social sigue creciendo entre los jóvenes. Ejemplo de ello, son los graves disturbios que se produjeron en la ciudad de Taza. Hay manifestaciones diarias por todas las ciudades marroquíes. En marzo, tuvieron lugar en la región de Alhucemas, concretamente en Boukidarn y Bni Bouiach, enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. Ya desde el año pasado esta región del norte de Marruecos viene expresando su rebeldía por el malestar social, por la lucha contra la corrupción y la falta de empleo. Son los problemas que debe afrontar el nuevo gobierno. El PJD tiene una gran responsabilidad en sus manos y el futuro de un país con una juventud desilusionada.

Muchas de las crítica que recibe este partido es que la mayoría de sus militantes no tienen ninguna experiencia, esto genera un desconcierto y preocupación de cómo harán su trabajo. Esto podemos verlo reflejado en el mismo líder del partido, donde en estos meses que lleva en el poder ya ha provocado varias polémicas, la última que protagonizó fue el 27 de abril con el Ministro Asuntos Exteriores Belga Didier Reynders  y la Ministra de Justicia, Annemie Turtelboom. Durante el encuentro, Benkirane no sabía quien era la ministra llegando a preguntar al ministro que él habla bien francés y que “no hacía falta que trajera una traductora”. Como es posible que un presidente de un país tan amigo de Marruecos como es Bélgica, no sepa con quién esta hablando. Por este suceso fue duramente criticado en Marruecos acusándole de que estuvo apunto de provocar un incidente diplomático. Esto refleja la poca experiencia protocolaria del ejecutivo islamista.

Islamismo y Occidente


Desde occidente se tiende a criticar duramente el papel de la mujer en el Islam. Por lo que me gustaría recordar que la primera universidad islámica fue construida en el siglo IX en Fez, por una mujer, Fátima Fihria.

El Islamismo en Occidente es sinónimo de miedo. El Islamismo genera pánico en las sociedades Occidentales, es visto como un enemigo. La ola de islamización que esta viviendo el mundo árabe provoca preocupación. Países como Túnez, Libia, y Marruecos han vivido la llegada al poder de los islamistas. Y falta por ver lo que pasará en Egipto.

Ante todo, he de decir que en Occidente se genera un imaginario occidental sobre los árabes y el Islam. La complejidad del mundo árabe desconcierta a Occidente. Los occidentales conocen poco y mal la realidad del mundo árabe y musulmán.

El estereotipo, imagen esquemática, empobrecida e ingenua es una simplificación y una deformación abusiva de la realidad. Aquí los medios de comunicación tienen un papel nefasto. En definitiva, “en Occidente lo que nos perturba no son las cosas en sí mismas, sino la opinión que nos hacemos de ellas”.

Benkirane, nada mas ganar las elecciones se dirigió hacia los occidentales para tranquilizarles, indicando que no tienen nada de que temer. Benkirane recalcaba que se centraría más en dos aspectos: la democracia y el buen gobierno, dejando de lado los prejuicios.

El PJD se puede considerar un partido conservador, conocido por su oposición a la occidentalización de la sociedad marroquí. O al menos, este es el estereotipo que se tiene del partido. Desde Occidente se tiende a crear un imaginario desacertado. En realidad, el PJD no es tan hostil a Occidente como se tiende a creer, por ser un partido islamista, se daba por hecho que son antioccidentales.

La cara agradable y tradicionalista del Islam


Una vez llegado al poder el partido islamista, se ha mostrado bastante amigo de Occidente, moderando su discurso. Cuando estaba en la oposición tenía un discurso preocupante, hostil a la laicidad y a los homosexuales. Más tarde, una vez en el poder Benkirane ha tratado de tranquilizar a los países occidentales, mostrando la imagen más agradable del Islam conservador.

Benkirane, tiene un pasado islamista férreo, aunque con el paso de los años ha ido moderando su discurso. Su partido es monárquico y acepta al rey como comendador de los creyentes, es decir, como máxima figura del Islam en el país. Tiene un estilo como el del Primer Ministro Erdogan en Turquía y del partido islamista Ennahda en Túnez.

En la campaña electoral de las recientes elecciones, el PJD se esforzó en mostrar un perfil moderado, evitando hablar de cuestiones morales, centrándose más en la lucha contra el paro y la corrupción. Y daba un mensaje tranquilizador indicando que no se iba a gobernar para medir las faldas de las mujeres o controlar los que beben alcohol.

Aunque no hay que olvidar cuando en 2003 le gritó vístete a una joven cámara de televisión que fue al parlamento con una camiseta sin mangas, o su petición el año pasado para que se prohibiera un concierto de Elton John por su homosexualidad, acusándole de homosexualizar la  sociedad marroquí.

El mundo siempre ha estado enfrentado por un conflicto ideológico y un equilibrio de poder con una posición internacional dominante. El liberalismo ha perdido su principal enemigo: el Comunismo. Es por ello que está en lucha contra el Islam, siendo esta una ideología diferente al Liberalismo. Y para llevar a cabo esta lucha, tiene que demostrar que el Islam es enemigo de Occidente.

En definitiva, el partido islamista no es un partido antioccidental. Marruecos desde siempre ha sido fiel amigo de Occidente. El gobierno seguirá con la misma política con los islamistas en el poder o sin ellos, hay solo un camino en el que todos estamos y en el que todos tenemos un objetivo común. Luchar contra la crisis económica, afrontar el paro juvenil y paliar el descontento social.

Texto de Khalid Khattabi, estudiante de Ciencias Políticas

Marruecos Islamista

Análisis políico y social de Marruecos
Redacción
jueves, 24 de mayo de 2012, 07:58 h (CET)
En la última década se han conocido cambios significativos en el Reino de Marruecos. Nadie lo pone en cuestión. Desde 1999 cuando Mohamed VI accedió al trono, mientras todavía se lloraba la muerte de Hassan II, él ya había empezado con la modernización del país. Todos confiaron en el nuevo monarca. Veían el florecimiento de un Marruecos democrático y liberal. Y así fue. La última década experimentó cambios graduales en materia económica, social y política.  Se instituyeron reformas tanto legislativas como organizacionales, que conllevaron la ampliación de los derechos y libertades públicas, la modernización de la economía y el tratamiento de desequilibrios sociales. Se promulgó el nuevo código de la familia, otorgando más derechos a las mujeres. El nuevo código electoral en 2002. La creación del Consejo Nacional de Derechos humanos. El plan de regionalización avanzada. Todo parecía andar sobre ruedas.  Occidente consideraba a Marruecos como la excepción del mundo árabe y musulmán.

Pero, si iba todo tan bien… ¿porqué Marruecos se contagió del germen de la primavera árabe? La respuesta es simple, Marruecos no es la excepción. Esto es el denominado efecto dominó. Como cualquier otro país del mundo árabe, también existen problemas de gran envergadura. Los principales problemas son de carácter socio-económico. Aunque si hay que decir,  que a diferencia de sus vecinos, Marruecos supo como reaccionar frente a las revueltas de la Primavera Árabe. El Rey Mohamed VI inició el cambio mediante reformas, no hizo falta un proceso revolucionario. Marruecos construyó su propia revolución, una revolución pacífica.

En primer lugar hay que destacar que hay una alta tasa de analfabetismo superior al 30% según Habib Nadi, director de Alfabetización del Ministerio de Educación Nacional. Por lo que la educación sigue siendo un elemento de suma importancia. Ni hace falta decir que la educación es la base de toda sociedad, la locomotora del cambio y transformación de una sociedad.  La auténtica democracia se construye con una buena educación.

Por otro lado, existe una gran cantidad de marroquíes que se han visto obligados a emigrar a Europa en busca de un futuro mejor. Hay una cantidad excesiva de jóvenes licenciados sin empleo. Son jóvenes que han visto frustradas sus ilusiones, han sido privados de un futuro digno. Asimismo, no hay que olvidar que en Marruecos hay alrededor de un 30% de jóvenes desempleados según el Banco Mundial, aunque como dice el catedrático Bernabé López García, es difícil encontrar cifras reales del paro.

Todas estas razones hicieron que el pueblo marroquí se despertara. En Febrero del año pasado tomaron las calles de las principales ciudades reclamando más justicia e igualdad. Fue la primera vez que los ciudadanos, la mayoría jóvenes, salieron a las calles exigiendo democracia y el fin de la corrupción. A raíz de todo esto, nació el Movimiento 20 de Febrero, formado por jóvenes que luchan por estos derechos. Estos manifestantes gritaban “libertad, dignidad y justicia”.

Tras las revueltas que tuvieron lugar en Febrero del 2011, el rey supo reaccionar con astucia, y sólo un mes después pronunció el famoso discurso anunciando la reforma de la Constitución la cual fue sometida a un referéndum el 1 de Julio del 2011 y aprobada por una mayoría abrumadora.

Con la probación de la nueva carta magna, se crea una realidad política más cercana a la democracia. Se realizaron reformas sustanciales como la disminución de los poderes del rey, desde ahora pierde su carácter sagrado y será solo inviolable. El presidente del gobierno es elegido a partir del partido más votado en las elecciones, teniendo en cuenta que antes era el rey quien designaba al primer ejecutivo. Se reconoce el idioma Amazigh como lengua oficial junto al árabe. El parlamento es más reforzado.

Aunque claro, las críticas no han dejado de llover, reclamando que el rey todavía conserva mucho poder y que falta mucho para llegar a una monarquía parlamentaria de corte europeo, poniendo en duda la credibilidad de las reformas y medidas adoptadas en la nueva constitución ya que ésta fue elaborada por una comisión designada por el propio soberano.

Con la celebración de las elecciones anticipadas del 25 de Noviembre, siendo las más transparentes que Marruecos ha conocido, llegaron por primera vez al poder los islamistas moderados. Aunque en verdad, era de esperar, tal y como sucedió en Túnez y en Libia donde los partidos islamistas ganaron las elecciones. El PJD (Partido Justicia y Desarrollo), obtuvo una mayoría simple con 107 escaños de los 395 que conforman el Parlamento marroquí, por lo que se vio obligado a pactar con el partido Istiqlal (PI), el Movimiento Popular (MP) y el Partido del Progreso y el Socialismo (PPS) para formar gobierno.

La llegada al poder de los islamistas no fue una sorpresa, más bien era algo que se llevaba esperando desde hace años. Teniendo en cuenta que ya en las elecciones legislativas del 2002 y 2007 el PJD obtuvo unos resultados considerables.

Los islamistas en el poder


El rey nombró el 3 de enero a Abdelilah Benkirane, como Presidente del Gobierno. El nuevo ejecutivo era visto con buenos ojos, ya que si obtuvo mayoría, sería porque gran parte de la población marroquí había depositado su confianza en él. Aunque si es cierto que no hubo una alta participación en éstas últimas elecciones, alrededor del 45%. Y es aquí donde encontramos el problema de la representatividad, existe una ausencia de la sociedad civil. Falta cultura política. La sociedad marroquí no confía en las instituciones políticas. Aunque si había esperanza, era el principio del fin de una clase política corrupta, que se repartían las carteras entre ellos. Por lo que en Benkirane veían el cambio deseado, constituía la alternancia en un país donde existía siempre la misma clase política.

Aunque, como se suele decir ”es fácil llegar al poder, lo difícil es mantenerse”. Una vez que estás en la cima el viento sopla más fuerte. Hoy día han pasado ya varios meses desde que los islamistas están en el poder y se han podido constatar cambios tanto positivos como negativos.

Es cierto que Benkirane se ha encontrado con una situación nada fácil, debido a la coyuntura internacional de gran complejidad. Las consecuencias de la crisis se han dejado sentir en todas partes. Y claro, Marruecos no es la excepción. Si es cierto que la economía marroquí durante estos últimos años siguió creciendo positivamente hasta llegar al 4.8% en 2011, pero este crecimiento se vio ralentizado debido a la crisis.

Aun así, Marruecos continuó en la senda de crecimiento. Pero este último año la crisis se ha dejado notar más. El ejecutivo vaticina un 4.2% para este año, aunque son sólo previsiones, y en todo caso es un crecimiento insuficiente, aunque envidiado por las economías europeas.

Las razones que explican el estancamiento de Marruecos son la prolongada sequía del 2011, teniendo en cuenta que la agricultura representa el 17% del PIB, la crisis europea y la Primavera Árabe, que por el efecto contagio se tradujo en una reducción del turismo. Esto frenó el crecimiento de la economía marroquí.

Los islamistas llevan casi cinco meses en el poder y ya vemos síntomas de atasco en la economía. Por ello el Gobernador del Banco del Magreb Abdellatif Jouhari criticó duramente al PJD indicando que sus previsiones económicas no son reales.

Es cierto que la reducción del desempleo y el crecimiento económico, particularmente en la actual coyuntura económica internacional, son acciones que necesitan tiempo para dar frutos. Pero el descontento social sigue creciendo entre los jóvenes. Ejemplo de ello, son los graves disturbios que se produjeron en la ciudad de Taza. Hay manifestaciones diarias por todas las ciudades marroquíes. En marzo, tuvieron lugar en la región de Alhucemas, concretamente en Boukidarn y Bni Bouiach, enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. Ya desde el año pasado esta región del norte de Marruecos viene expresando su rebeldía por el malestar social, por la lucha contra la corrupción y la falta de empleo. Son los problemas que debe afrontar el nuevo gobierno. El PJD tiene una gran responsabilidad en sus manos y el futuro de un país con una juventud desilusionada.

Muchas de las crítica que recibe este partido es que la mayoría de sus militantes no tienen ninguna experiencia, esto genera un desconcierto y preocupación de cómo harán su trabajo. Esto podemos verlo reflejado en el mismo líder del partido, donde en estos meses que lleva en el poder ya ha provocado varias polémicas, la última que protagonizó fue el 27 de abril con el Ministro Asuntos Exteriores Belga Didier Reynders  y la Ministra de Justicia, Annemie Turtelboom. Durante el encuentro, Benkirane no sabía quien era la ministra llegando a preguntar al ministro que él habla bien francés y que “no hacía falta que trajera una traductora”. Como es posible que un presidente de un país tan amigo de Marruecos como es Bélgica, no sepa con quién esta hablando. Por este suceso fue duramente criticado en Marruecos acusándole de que estuvo apunto de provocar un incidente diplomático. Esto refleja la poca experiencia protocolaria del ejecutivo islamista.

Islamismo y Occidente


Desde occidente se tiende a criticar duramente el papel de la mujer en el Islam. Por lo que me gustaría recordar que la primera universidad islámica fue construida en el siglo IX en Fez, por una mujer, Fátima Fihria.

El Islamismo en Occidente es sinónimo de miedo. El Islamismo genera pánico en las sociedades Occidentales, es visto como un enemigo. La ola de islamización que esta viviendo el mundo árabe provoca preocupación. Países como Túnez, Libia, y Marruecos han vivido la llegada al poder de los islamistas. Y falta por ver lo que pasará en Egipto.

Ante todo, he de decir que en Occidente se genera un imaginario occidental sobre los árabes y el Islam. La complejidad del mundo árabe desconcierta a Occidente. Los occidentales conocen poco y mal la realidad del mundo árabe y musulmán.

El estereotipo, imagen esquemática, empobrecida e ingenua es una simplificación y una deformación abusiva de la realidad. Aquí los medios de comunicación tienen un papel nefasto. En definitiva, “en Occidente lo que nos perturba no son las cosas en sí mismas, sino la opinión que nos hacemos de ellas”.

Benkirane, nada mas ganar las elecciones se dirigió hacia los occidentales para tranquilizarles, indicando que no tienen nada de que temer. Benkirane recalcaba que se centraría más en dos aspectos: la democracia y el buen gobierno, dejando de lado los prejuicios.

El PJD se puede considerar un partido conservador, conocido por su oposición a la occidentalización de la sociedad marroquí. O al menos, este es el estereotipo que se tiene del partido. Desde Occidente se tiende a crear un imaginario desacertado. En realidad, el PJD no es tan hostil a Occidente como se tiende a creer, por ser un partido islamista, se daba por hecho que son antioccidentales.

La cara agradable y tradicionalista del Islam


Una vez llegado al poder el partido islamista, se ha mostrado bastante amigo de Occidente, moderando su discurso. Cuando estaba en la oposición tenía un discurso preocupante, hostil a la laicidad y a los homosexuales. Más tarde, una vez en el poder Benkirane ha tratado de tranquilizar a los países occidentales, mostrando la imagen más agradable del Islam conservador.

Benkirane, tiene un pasado islamista férreo, aunque con el paso de los años ha ido moderando su discurso. Su partido es monárquico y acepta al rey como comendador de los creyentes, es decir, como máxima figura del Islam en el país. Tiene un estilo como el del Primer Ministro Erdogan en Turquía y del partido islamista Ennahda en Túnez.

En la campaña electoral de las recientes elecciones, el PJD se esforzó en mostrar un perfil moderado, evitando hablar de cuestiones morales, centrándose más en la lucha contra el paro y la corrupción. Y daba un mensaje tranquilizador indicando que no se iba a gobernar para medir las faldas de las mujeres o controlar los que beben alcohol.

Aunque no hay que olvidar cuando en 2003 le gritó vístete a una joven cámara de televisión que fue al parlamento con una camiseta sin mangas, o su petición el año pasado para que se prohibiera un concierto de Elton John por su homosexualidad, acusándole de homosexualizar la  sociedad marroquí.

El mundo siempre ha estado enfrentado por un conflicto ideológico y un equilibrio de poder con una posición internacional dominante. El liberalismo ha perdido su principal enemigo: el Comunismo. Es por ello que está en lucha contra el Islam, siendo esta una ideología diferente al Liberalismo. Y para llevar a cabo esta lucha, tiene que demostrar que el Islam es enemigo de Occidente.

En definitiva, el partido islamista no es un partido antioccidental. Marruecos desde siempre ha sido fiel amigo de Occidente. El gobierno seguirá con la misma política con los islamistas en el poder o sin ellos, hay solo un camino en el que todos estamos y en el que todos tenemos un objetivo común. Luchar contra la crisis económica, afrontar el paro juvenil y paliar el descontento social.

Texto de Khalid Khattabi, estudiante de Ciencias Políticas

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