Nervios son los que hacen perder la concentración en los últimos minutos a los equipos. Que se lo digan a Las Palmas que en el 93 perdieron el punto que estaban rascando en el inexpugnable Pucela (2-1); el Huesca tumbó a un Elche preso de las dudas en el descuento (1-2); el Alcoyano con un golazo de Álvaro García dio los tres puntos a los suyos en el 88 y el Alcorcón consiguió mantener su espléndida segunda vuelta con un gol de Oriol Riera, mereciendo los tres puntos para los de Anquela a siete para el final. Cuatro partidos con un final de infarto y que deja bien a las claras aquel dicho de no pierdas en diez minutos lo que has ganado en 80.
Más nervios aún a orillas del Mediterráneo, pues presa de ellos, la junta directiva del Almería le dijo anoche a su entrenador aquella expresión “chiquitesca” de ¡Hasta luego Lucarrr! Con dosis de nocturnidad e injusta alevosía, la junta directiva rojiblanca cesó ayer a Lucas Alcaraz. La razón: dejar a su equipo...quinto!! Un empate frente al Xerez (1-1), cuatro puntos de 18 posibles y seis semanas sin conocer la victoria no le han hecho temblar el pulso al presidente almeriense, para despedir a todo un maestro en ascensos. Y todo ello a pesar de dejar al conjunto almeriense en su objetivo marcado: puestos de play off. Tan sorprendente como injusta parece la decisión tan drástica tomada por el conjunto andaluz a falta de sólo once jornadas.
Nervios tiene hasta el líder que rompe su buena racha ante a un desahuciado Girona que lo fía todo a un entrenador de Primera Catalana (1-0). A su más inmediato perseguidor, el Celta, mirando más el derbi de la próxima semana, le costó más de lo esperado doblegar al Villarreal B (2-0). Incluso el equipo revelación de la temporada, el Córdoba, haciendo un partidazo y sometiendo a todo un Hércules, no pudo hasta el 84 amarrar los tres puntos y dar tranquilidad a los suyos; una parroquia de más de 16.000 almas entregada a los de Jémez que se aferra al cuarto puesto ya (3-1); gol average ganado sobre los alicantinos y la ilusión blanquiverde sigue increscendo.
También se ha instalado el estado de nerviosimos en el levante español. En el Elche, la cabeza de Bordalás pende de un hilo y en el Rico Pérez ya hay rumores sobre el sustituto de Mandiá tras perder en Córdoba y la ratificación del director deportivo. Y hay en los puestos de gloria, no menos los hay en los puestos calientes donde el margen de error es cada vez menor y la tensión se corta con un cuchillo.
Y es que cuando la Liga entra en su momento más álgido, los 90 minutos de concentración e intensidad competitiva se tornan fundamentales, más si cabe en la recta final de cada partido. Esperemos que la Semana Santa apacigüe un poco la ansiedad dentro y fuera del campo en pos de un espectáculo más vistoso por el juego y los goles que no por los errores puntuales del contrario en un momento tan crucial de la temporada.