| ||||||||||||||||||||||
|
|
Es maravilloso oir a los gorriones buscar sitio para pasar la noche en un árbol, es maravilloso oir a los mirlos por las mañanas, es maravilloso oir el arrullo de las palomas, oir a las cotorras, aves tropicales pasacradas, sin tener en cuenta que el cambio climático ha establecido clima tropical donde antes teníamos clima mediterráneo y ahora este es su hogar, si se las extermina, se extingue la especie.
Hace cinco siglos, mientras Europa olía a pólvora por todas partes y también a herejía y a pandemias como la peste, un tipo flaco con barba de profeta se entretenía en sus ratos libres dibujando triángulos y jarras que escupían arena. Se llamaba Leonardo y nació en Vinci, de ahí lo de Leonardo Da Vinci.
Los restos, hallados en una cueva libia, y pertenecen a dos mujeres que vivieron hace unos 7000 años. Están bien conservadas, como si el tiempo hubiese decidido no molestarlas demasiado. Pero lo verdaderamente inquietante no es su estado físico, sino lo que llevaban dentro: una secuencia genética que no encaja ni con Homo sapiens, ni con neandertales, ni con ningún primo lejano oficialmente aceptado.
|