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Baloncesto
Etiquetas | Euroliga - Top 16
Desacertados en el tiro, blandos en defensa e impotentes ante McCalebb (25 puntos)

El Real Madrid se bloquea contra el Siena (69-88)

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FICHA TÉCNICA
69- Real Madrid: Llull (8), Carroll (12), Singler (2), Mirotic (7) y Tomic (4) -quinteto titular- Reyes (17), Carlos Suárez (3), Pocius (9), Begic (4) y Sergio Rodríguez (3).
88 – Montepaschi Siena: McCalebb (25), Thornton (8), Moss (11), Michelori (2) y Andersen (11) -quinteto inicial- Zisis (3), Lavrinovic (16), Rakocevic (9), Stonerook (2) y Ress (2.
) Parciales: 15-31, 19-16, 14-18, 21-23.
Árbitros: Carl Jungebrand (FIN), Recep Ankarali (TUR) y Spiros Gkontas (GRE).
Incidencias: Segunda jornada correspondiente a la segunda fase, Top-16, de la Euroliga, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 8.431 espectadores.

El Siena amargó el retorno de la Euroliga al Palacio de los Deportes, tras 14 años de angustioso exilio por distintos pabellones de acogida. El cuadro italiano, que tiene tomada la medida al Real Madrid, se marcó un encuentro antológico. Todo les salió a la perfección. Mejor es imposible, especialmente en cuestiones de anotación, con una clase de McCalebb. Por el contrario, el Real Madrid vivió su tarde más desastrosa en muchos meses. Es decir, al contrario que su contrincante, nada se desarrolló con normalidad. Fue un cúmulo de despropósitos.

 

Pocos equipos están en disposición de presumir de haber ganado en el feudo del Real Madrid de forma consecutiva. Más bien sólo uno: el Siena. El cuadro italiano acabó con la etapa de Messina hace algo más de doce meses y ésta vez, en forma de aniversario, lo reeditó con un sobresaliente encuentro, cuyo desenlace complica el futuro del Real Madrid en los cruces camino de la final a cuatro. Todavía restan jornadas y partidos para enmendar este borrón, pero, si como todo apunta acaban clasificándose, el CSKA de Moscú asoma en el horizonte.

 

Durante el curso, existen encuentros donde directamente nada sale como debería desarrollarse, por mucha planificación que hubiera desde la previa. Sencillamente no se tiene el día. Es de esos días donde hubiera sido mejor no levantarse de la cama. Y más cuando enfrente está el Siena, un adversario que parece tener tomadas todas las medidas del Real Madrid. Les hizo un serio agujero en vísperas del adiós de Messina; les marcó un repasó en la pasada edición de la final a cuatro de Barcelona; y acabó de sentar cátedra en el regreso de la Euroliga -anteriormente conocida como Copa de Europa- al Palacio de los Deportes, tras 14 temporadas de ausencia. El Siena se ha convertido en una especie de bestia negra.

 

Esto no se hizo esperar en comprobar. Fueron suficientes ver los 6 primeros minutos de juego del primer cuarto. Al Real Madrid no le salía nada; al Siena, todo le salía de forma excelente, casi, en ocasiones, sin quererlo. Era su noche. Era la noche de McCalebb, tanto en la dirección de juego como en las labores de anotación. Nadie fue capaz de frenarlo. Tampoco a Moss, un estadounidense que hizo daño, mucho daño, en las zonas calientes, como Lavrinovic. Ambos acabaron el primer cuarto con 12 y 7 puntos, respectivamente. Este estado de gracia se hizo extensible al resto de las huestes de Pianigiani, técnico italiano que sonó este pasado verano para la Casa Blanca.

 

A este acierto anotador del Siena -ver para creer- le siguió un magnífico movimiento táctico del preparador italiano, cuya consigna se basó en evitar los contragolpes del Real Madrid -no se recuerda ninguno de mención- y en minimizar el poderío blanco en los aros. Pero no sólo hubo aciertos en el Siena. El Real Madrid facilitó mucho la tarea, quizá en exceso. Porque fueron muy blandos en defensa y muy angelicales en ataque. A mitad del primer cuarto ya se apreció que el encuentro iba a ser una quimera: 8-20.

 

Entonces, Laso lo probó todo: todo tipo de defensas, de sistemas, de mezclas de quinteros… pero no acabó dando con la tecla, y eso que Reyes trató de darle al encuentro unas buenas dosis de garra, al tiempo que el equipo trataba de espantar unos problemas nunca vistos durante esta temporada. Pero cuando no puede ser, no puede ser, y además es imposible. El Siena tenía su día de dulce y el Real Madrid, hiciera lo que hiciera, estaba condenado a perder. Y eso que se marchó al descanso con 13 puntos de desventaja, una gran noticia si se tiene en cuenta que a mitad del segundo cuarto era doblado en el marcador: 20-40.

 

Tocaba la heroica, una gran remontada, algo que también está en la estructura genética del Real Madrid. Pero ni por esas. No había solución. Y eso que el Siena rebajó sus prestaciones. Pero no era la tarde. Porque ni la ayuda del público -buena entrada a pesar del clásico de fútbol ante el Barcelona- sirvió como acicate. Ni siquiera el ponerse a 10 puntos de desventaja a falta de 6 minutos para la conclusión (60-70). El destino estaba escrito, y no es otro que el Real Madrid se bloquea cuando enfrente esta el Siena.

El Real Madrid se bloquea contra el Siena (69-88)

Desacertados en el tiro, blandos en defensa e impotentes ante McCalebb (25 puntos)
Rafael Merino
miércoles, 25 de enero de 2012, 20:43 h (CET)
FICHA TÉCNICA
69- Real Madrid: Llull (8), Carroll (12), Singler (2), Mirotic (7) y Tomic (4) -quinteto titular- Reyes (17), Carlos Suárez (3), Pocius (9), Begic (4) y Sergio Rodríguez (3).
88 – Montepaschi Siena: McCalebb (25), Thornton (8), Moss (11), Michelori (2) y Andersen (11) -quinteto inicial- Zisis (3), Lavrinovic (16), Rakocevic (9), Stonerook (2) y Ress (2.
) Parciales: 15-31, 19-16, 14-18, 21-23.
Árbitros: Carl Jungebrand (FIN), Recep Ankarali (TUR) y Spiros Gkontas (GRE).
Incidencias: Segunda jornada correspondiente a la segunda fase, Top-16, de la Euroliga, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 8.431 espectadores.

El Siena amargó el retorno de la Euroliga al Palacio de los Deportes, tras 14 años de angustioso exilio por distintos pabellones de acogida. El cuadro italiano, que tiene tomada la medida al Real Madrid, se marcó un encuentro antológico. Todo les salió a la perfección. Mejor es imposible, especialmente en cuestiones de anotación, con una clase de McCalebb. Por el contrario, el Real Madrid vivió su tarde más desastrosa en muchos meses. Es decir, al contrario que su contrincante, nada se desarrolló con normalidad. Fue un cúmulo de despropósitos.

 

Pocos equipos están en disposición de presumir de haber ganado en el feudo del Real Madrid de forma consecutiva. Más bien sólo uno: el Siena. El cuadro italiano acabó con la etapa de Messina hace algo más de doce meses y ésta vez, en forma de aniversario, lo reeditó con un sobresaliente encuentro, cuyo desenlace complica el futuro del Real Madrid en los cruces camino de la final a cuatro. Todavía restan jornadas y partidos para enmendar este borrón, pero, si como todo apunta acaban clasificándose, el CSKA de Moscú asoma en el horizonte.

 

Durante el curso, existen encuentros donde directamente nada sale como debería desarrollarse, por mucha planificación que hubiera desde la previa. Sencillamente no se tiene el día. Es de esos días donde hubiera sido mejor no levantarse de la cama. Y más cuando enfrente está el Siena, un adversario que parece tener tomadas todas las medidas del Real Madrid. Les hizo un serio agujero en vísperas del adiós de Messina; les marcó un repasó en la pasada edición de la final a cuatro de Barcelona; y acabó de sentar cátedra en el regreso de la Euroliga -anteriormente conocida como Copa de Europa- al Palacio de los Deportes, tras 14 temporadas de ausencia. El Siena se ha convertido en una especie de bestia negra.

 

Esto no se hizo esperar en comprobar. Fueron suficientes ver los 6 primeros minutos de juego del primer cuarto. Al Real Madrid no le salía nada; al Siena, todo le salía de forma excelente, casi, en ocasiones, sin quererlo. Era su noche. Era la noche de McCalebb, tanto en la dirección de juego como en las labores de anotación. Nadie fue capaz de frenarlo. Tampoco a Moss, un estadounidense que hizo daño, mucho daño, en las zonas calientes, como Lavrinovic. Ambos acabaron el primer cuarto con 12 y 7 puntos, respectivamente. Este estado de gracia se hizo extensible al resto de las huestes de Pianigiani, técnico italiano que sonó este pasado verano para la Casa Blanca.

 

A este acierto anotador del Siena -ver para creer- le siguió un magnífico movimiento táctico del preparador italiano, cuya consigna se basó en evitar los contragolpes del Real Madrid -no se recuerda ninguno de mención- y en minimizar el poderío blanco en los aros. Pero no sólo hubo aciertos en el Siena. El Real Madrid facilitó mucho la tarea, quizá en exceso. Porque fueron muy blandos en defensa y muy angelicales en ataque. A mitad del primer cuarto ya se apreció que el encuentro iba a ser una quimera: 8-20.

 

Entonces, Laso lo probó todo: todo tipo de defensas, de sistemas, de mezclas de quinteros… pero no acabó dando con la tecla, y eso que Reyes trató de darle al encuentro unas buenas dosis de garra, al tiempo que el equipo trataba de espantar unos problemas nunca vistos durante esta temporada. Pero cuando no puede ser, no puede ser, y además es imposible. El Siena tenía su día de dulce y el Real Madrid, hiciera lo que hiciera, estaba condenado a perder. Y eso que se marchó al descanso con 13 puntos de desventaja, una gran noticia si se tiene en cuenta que a mitad del segundo cuarto era doblado en el marcador: 20-40.

 

Tocaba la heroica, una gran remontada, algo que también está en la estructura genética del Real Madrid. Pero ni por esas. No había solución. Y eso que el Siena rebajó sus prestaciones. Pero no era la tarde. Porque ni la ayuda del público -buena entrada a pesar del clásico de fútbol ante el Barcelona- sirvió como acicate. Ni siquiera el ponerse a 10 puntos de desventaja a falta de 6 minutos para la conclusión (60-70). El destino estaba escrito, y no es otro que el Real Madrid se bloquea cuando enfrente esta el Siena.

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